* La legalización de las drogas blandas, como el útero alquilado, es uno de esos caprichos arcoíris del consumo que hoy se hacen pasar por derechos civiles.
Las últimas noticias se refieren al arco iris y antiguo presidente de la civilización de la hamburguesa, Joe Biden.
Según nos enteramos de los principales periódicos, parece que ahora quiere liberar el consumo de la marihuana en los Estados Unidos de América. No nos sorprendería en absoluto que esto sucediera realmente.
La legalización de las drogas blandas, como el útero alquilado, entra en la categoría de esos caprichos arcoíris de consumo que hoy se hacen pasar por derechos civiles: no son derechos sino, precisamente, caprichos de consumo, enteramente funcionales a la lógica de la mercantilización característica integral de la sociedad, del orden turbocapitalista globalizado.
¿En qué consiste esta lógica?
Al transformar en derechos lo que son y siguen siendo caprichos consumistas mediados por la forma de mercancía y, por tanto, por el valor de cambio.
Unas rabietas que, que quede claro, nada tienen que ver con los derechos civiles en sentido estricto.
Como lo muestra Carl Rhodes en «Woke capitalism», la lógica detrás de la introducción de las rabietas arcoíris puede entenderse en tres sentidos:
En primer lugar, hay una función de distracción: la atención se desvía de los derechos sociales, que rápidamente son suprimidos, hacia los caprichos del consumo, que se dan en función de la mercantilización integral del mundo de la vida.
En segundo lugar, tenemos una función compensatoria: mientras los derechos sociales y laborales se van aniquilando uno tras otro, con una función compensatoria y cosmética se multiplican los caprichos del consumo. Como siempre, el arco iris cubre y legitima la jaula de acero gris del capitalismo globalizado.
En tercer lugar, dichos caprichos son funcionales a la lógica capitalista, cuyo objetivo consiste precisamente en la transformación de todo y de todos en bienes disponibles según el valor de cambio.
Para decirlo con Pasolini, en la civilización del consumo sólo hay consumidores que se relacionan en términos de un bien disponible.
Evidentemente, y este es el aspecto más tragicómico, el orden discursivo neoliberal celebra ahora a Joe Biden como filántropo y defensor de los derechos, del mismo modo que apoya sin piedad la guerra apoyando a Israel y a Ucrania del comediante Zelensky, actor de la OTAN, producido in vitro de Washington…si no de Hollywood.
Por Diego Fusaro.
Roma, Italia.
Jueves 2 de mayo de 2024.
Il Giornale D’Italia.