¿Podrá la Santa Sede decidir con claridad cuál es la verdad de lo que le sucedió a monseñor Rolando Álvarez entre lunes y miércoles, cuando fue sacado de su prisión para ofrecerle ser deportado?
Debemos pedir al Vaticano, como nunca antes, una aclaración sobre la horrenda y dolorosa historia del obispo nicaragüense, Mons. Rolando Álvarez, detenido desde agosto de 2022, y del 22 de febrero condenado sin motivo a 26 años y 4 meses de prisión en un juicio farsa de dos horas.
El prelado obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí fue sancionado porque se negó a abandonar Nicaragua, estando ya en el aeropuerto de Managua.
El prelado fue sometido a una manipulación sucia, malévola y anticristiana hace unas horas: fue liberado de prisión, llevado a un lugar protegido y allí, en presencia de un representante del Vaticano y de las autoridades eclesiásticas de Nicaragua, se le ofreció su libertad a cambio del destierro.
Un acto muy similar al que también se hizo en 2018 con el obispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio Báez, ahora exiliado en Miami.
El arzobispo Báez no es un exiliado, aunque terminó así en Miami.
Hay que recordar que fue el propio Papa Francisco -en abril de 2018- quien le preguntó al obispo de Managua, después de las muchas roces con el dictador Ortega, si aceptaba ser enviado al Vaticano para un «servicio especial».
El «servicio especial» nunca le fue encargado por el Papa, hasta que después de varios meses, el propio monseñor Báez entendió que todo había sido una treta, que nada era seguro y por eso hizo las maletas para ir a cumplir su propia misión pastoral con el exilio nicaragüense en Miami (E.U.), donde se encuentra hoy.
Lo que Ortega hizo al arzobispo Báez y al arzobispo Pablo Vega, enviado en helicóptero a Honduras (1986), lo ha intentado ahora por tercera vez con una especie de consentimiento o participación en la Iglesia católica.
Que el Vaticano y algunos obispos de Nicaragua participen de alguna manera en esta ignominia es simplemente aterrador al punto que el interrogador que trastorna la conciencia es uno solo: pero ¿a dónde vamos?
La Santa Sede, o la Secretaría de Estado, el Dicasterio para los Obispos, la oficina de prensa de la Santa Marta, al menos uno podría esclarecer lo sucedido con Mons.Rolando Álvarez.
¿Realmente los sacaron dos días de prisión para convencerlo de que se fuera de Nicaragua?
¿Quién y con qué razones tuvo que convencer al prelado de que ya se había negado a la misma negociación por amor a su pueblo?
¿Tenía muchas ganas de hacerle un favor más a la dictadura de Ortega, como ya lo hizo el Papa Francisco en la piel de monseñor Báez?
Por LUIS BADILLA.
CIUDAD DEL VATICANO.
JUEVES 6 DE JULIO DE 2023.