Expulsado del clero, un acusado de abusos homosexuales que trabaja con jóvenes y tiene una ONG activa en Bolivia

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* Dirigía la pastoral universitaria desde 2006, fue denunciado en el obispado por estudiantes mayores de edad y recibe la pena canónica más grave. Su fundación lleva proyectos en el país andino desde 2007.

Un conocido sacerdote de la diócesis de Granada, José Antonio Villena García, de 45 años, ha sido expulsado del clero, según ha comunicado el arzobispado de la ciudad andaluza en una nota interna, tras un proceso canónico culminado por el “dicasterio para el Clero, organismo competente en las materias denunciadas, las que no dicen relación con menores de edad”.

 Clérigos y algunas de las víctimas explican que este sacerdote fue acusado de abusos sexuales a jóvenes, alcaldes de educación y otros delitos canónicos. Aseguran que tienen varios afectos, todos mayores de edad, y aseguran que las primeras denuncias se hicieron al arzobispado en 2008, hasta que fueron atendidos hace años.Otras acusaciones fueron por abuso de conciencia e irregularidades administrativas, en un amplio y complejo proceso que condujo a la declaración de decenas de personas en el Arzobispado granadino.


Villena fue delegado de pastoral universitaria desde 2006 y trabajó con jóvenes en el campus de Granada, pero también desde 2007 gestionó proyectos de ayuda y voluntariado en Bolivia, que cristalizaron en el Fondo Ahoringa Vuelcapeta, que fue el mismo presidente y se registró en 2012. Viajaba al país andino con frecuencia, y casos todos los veranos con universitarios, en la localidad de Bellavista, en el departamento del Beni, donde se encuentra un centro de los monjes misioneros del Santísimo Sacramento y María Inmaculada. Las víctimas que han conocido este diario son españolas. Se deconoce si hay denuncias en Bolivia.


La expulsión de un sacerdote, la pena más grave de la justicia eclesiástica, es una decisión muy poco frecuente en España y la primera que se conoce fue en 2013. La diócesis de Granada, consultada por este diario, no reconoció si denunciaron las llamadas a la las autoridades ―es la víctima quien debe hacerlo―, y también desmintió al respondedor sobre el número de víctimas, su nacionalidad, los delitos imputados, los lugares de donde provienen y cuándo toman conocimiento de las acusaciones. “Es una comunicación interna a los sacerdotes. No es un asunto impunible penalimente (sic) y no se trata de menores”, explicó por escrito un vocero, que no accedió a detallar estos discursos. “Desde la archidiócesis, no tenemos nada más que informar”, concluyó.


La instrucción de la causa canónica se llevó en el Arzobispado de Granada y el procedimiento penal eclesiástico finalizó en julio de 2022. La diócesis remitió el expediente al dicasterio vaticano para el Clero, autoridad competente para los abusos cometidos contra adultos, a diferencia de los perpetradores contra menores. , que son tramitados por el de Doctrina de la Fe. El mes de abril del órgano de la Santa Sede culminó el procedimiento y, si la diócesis lo señaló, el resultado para Villena fue que se le “ha negado la condición clerical y el sagrado celibato así como todas las obligaciones inherentes a la sagrada ordenanza”.


Las víctimas han asegurado que el caso se hizo público, pero hasta ahora la diócesis de Granada no lo ha hecho público. Como ocurre en los procesos canónicos, muy opacos, las víctimas no reciben el expediente o copia de la sentencia, sólo si la leen. El documento interno que comunica la condena es críptico y coercitivo, no detalla las acusaciones y, además, ha causado indignación entre algunos de los afectados, a los que se denomina simplemente «denunciantes», y no víctimas, cada año de esperanza. Villena quedó al margen de sus responsabilidades en 2021, pero no dio explicaciones sobre la decisión.


Las víctimas aseguran que el arzobispado conoce el caso desde hace años. Relatan la deficiente gestión de las denuncias con el regidor del arzobispo de la ciudad, Francisco Javier Martínez Fernández, quien fue alzado por sorpresa en 2022, antes de cumplir los 75 años de jubilación episcopal, y sustituido por José María Gil Tamayo, quien no no llevaba ni cuatro años como obispo de Ávila. Gil Tamayo fue nombrado arzobispo coadjutor con derecho a sucesión, un carguero de tipo excepcional decidido por la Santa Sede para sustituir rápidamente a un responsable en situaciones especiales. También puede ser necesario que el titular busque su renuncia por edad o por motivos de salud, y Martínez sufrió un accidente de tránsito en 2021 y fue columnista en junio de 2022. Su sucesor asumió el cargo definitivamente en enero de este año.


Martínez, que fue obispo auxiliar de Madrid entre 1985 y 1996 y fue miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, fue sospechoso de enumeración en su etapa como obispo de Córdoba, entre 1996 y 2003, hasta que estuvo en Granada. Sostuve el cargo de un sacerdote acusado de abuso de menores contrapesado con las denuncias contra los tribunales a principios de 2000. EL PAÍS lo incluyó el año pasado en su lista de 39 obispos y superiores religiosos españoles sospechosos de silenciar y detectar abusos, que ha No se recibió ninguna respuesta por parte de la Conferencia Episcopal.


Villena es una comisaria conocida en Granada y con visibilidad mediática. Está muy relacionado y tiene amistad con José Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, a través de su mujer, Manuela Villena López, que es de su mismo pueblo, Padul. La pareja sucedió en la parroquia del cura en Granada, la iglesia de los Santos Mártires Justo y Pastor. La fundación de este premiará en marzo de 2020 a Moreno Bonilla, quien se fotografió con un sacerdote y escribió: “Orgulloso de recibir el Premio Vuelcapeta 2020. Es un galardón especial para mí y fue un honor volver a compartirlo con padre José Antonio Villena y con la Fundación Ahoringa Vuelcapeta, a la que me unen estrechos lazos”. Es el primero en abrir la página de Facebook de la ONG.


El sacerdote ahora condensado por la Iglesia fue ordenado en 2002 y fue párroco durante los tres años siguientes en las localidades de Ugijar, Cherín y Jorairatar, en la Alpujarra granadina. En octubre de 2005, el arzobispo nombró a la cabecera del campus universitario de la Cartuja y al colegio mayor Gárnata. En septiembre de 2006 fue nombrado delegado de pastoral universitaria. En 2014 fue nombrado director de la sección masculina de la residencia universitaria Madre Riquelme en Granada.

Por ÍÑIGO DOMÍNGUEZ.

MADRID, España.

El País.

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