* Esta no es la guerra entre Ucrania y Rusia, sino la guerra que Occidente, bajo los auspicios de la civilización de la hamburguesa, le ha declarado a la Rusia de Putin
En los últimos días se ha producido un punto de inflexión decisivo en el conflicto de Ucrania.
Este es el titular de Adnkronos: «Ucrania, la OTAN presiona: Kiev debe atacar objetivos en Rusia para defenderse».
En esencia, Stoltenberg insta ahora al comediante Zelensky, actor de la OTAN, producto in vitro de Washington si no de Hollywood, a atacar directamente los objetivos en Rusia, diciendo también de manera orwelliana que debe hacerlo «para defenderse».
Según ellos, La guerra es paz, el ataque es defensa: no causa – efecto.
Y cada vez más Orwell parece un aficionado en comparación con la realidad actual. Éste es, como decía, un punto de inflexión que no debe pasarse por alto en modo alguno: por primera vez abiertamente, el Occidente liberal-atlantista (o matar, como ahora sería mejor llamarlo) admite cándidamente que el objetivo ahora se trata de atacar a Rusia, naturalmente con fines defensivos, según la peor retórica del imperio desde los misiles democráticos y las bombas inteligentes.
Se trata de un cambio fundamental de narrativa, con el que el Occidente liderado por los atlantistas arroja definitivamente la máscara sobre sus acciones: como no nos cansamos de repetir, esta no es la guerra entre Ucrania y Rusia, sino la guerra que Occidente bajo los auspicios de la civilización de la hamburguesa le ha declarado a la Rusia de Putin, según una parábola que comenzó en los años noventa, cuando Washington comenzó a expandirse sin límites en los espacios que alguna vez fueron pertenecientes a la Unión Soviética, llegando hasta ahora a las fronteras con Rusia con una gran Objetivo claro: dar jaque mate a Moscú, reducirla a una simple colonia de Washington.
Las máscaras realmente se caen, como suele decirse: y finalmente queda claro para todos lo que era evidente, incluso para unos pocos, desde el principio.
Como querían demostrar, el comediante Zelensky simplemente figura como un títere en manos de la civilización del dólar, utilizado como un palo contra la Rusia de Putin.
Como hemos destacado varias veces, Ucrania no está luchando por su soberanía e independencia, sino que simplemente se está sacrificando a sí misma y a su pueblo en el altar del imperialismo brutal con las barras y las estrellas.
Por Diego Fusaro.
Domingo 26 de mayo de 2024.
Roma, Italia.
Il Giornale D’Ítalia.
