El presidente estadounidense, Joe Biden, autorizó el suministro de suministros militares a Israel por valor de unos 15.000 millones de dólares esta semana.
Si bien Estados Unidos ha expresado repetidamente su preocupación por las masivas bajas civiles causadas por la actual invasión israelí de la Franja de Gaza, eso no disuade a Washington de enviar suministros militares a Tel Aviv, esencialmente ayudando a Israel a emprender esta campaña.
El último paquete multimillonario para Israel llega cuando los líderes militares israelíes parecen tener la intención de atacar Rafah , una ciudad en el sur de la Franja de Gaza que actualmente está densamente poblada de refugiados que huyeron de otras partes del enclave palestino devastadas por la invasión israelí.
Aunque, según se informa, el mes pasado Biden advirtió al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que un ataque a Rafah sería un error, la Casa Blanca no parece dispuesta a impedir realmente que Tel Aviv lleve a cabo este ataque, que probablemente provocará la muerte de un gran número de civiles damnificados.
A principios de este mes, CNN informó que la administración Biden autorizó la transferencia de unas 1.000 bombas MK82 y un número igual de bombas de pequeño diámetro, aparentemente impávida por el hecho de que el ejército israelí parece bastante interesado en derribar edificios en toda la Franja de Gaza mediante ataques aéreos.
Los dirigentes estadounidenses también parecen imperturbables –o al menos lo suficientemente imperturbables como para detener los suministros militares a Israel o, Dios no lo quiera, imponer sanciones a Tel Aviv– por sucesos como el ataque aéreo israelí contra un convoy humanitario en la Franja de Gaza, que mató a siete trabajadores de la ONG de ayuda alimentaria World Central Kitchen.
WASHINGTON,DC.
JUEVES 25 DE ABRIL DE 2024.
SPTNK.
