Espíritu Santo “pega con fuerza”, ordenados 30 diáconos para la arquidiócesis de Guadalajara

Guillermo Gazanini Espinoza

Guadalajara, Jalisco“Espíritu Santo llega con fuerza”, así tituló El Semanario el don para la arquidiócesis de Guadalajara por la ordenación de 30 diáconos transitorios al orden de los presbíterios este domingo de Pentecostés.

El Santuario de los Mártires Mexicanos de Cristo Rey de la arquidiócesis de Guadalajara se convirtió en el epicentro de una celebración llena de fe y compromiso, con la ordenación presbiteral de 30 diáconos, un nuevo récord que demuestra el dinamismo vocacional de esta Iglesia del occidente del país.

El rito de ordenación, presidido por el cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, comenzó a las 11 de la mañana en un santuario colmado de devoción. La presencia de la imagen de la Virgen de Zapopan, venerada patrona de la arquidiócesis, añadió un profundo simbolismo a la liturgia que se desarrolló entre cánticos, oraciones en un ambiente de solemnidad y alegría. El coro arquidiocesano, con su interpretación del Veni Creator Spiritus, dio el tono majestuoso que anunciaba la aclamación por el descenso del Espíritu santificador en toda la asamblea y, especialmente, en el rito de ordenación sacerdotal.

Acompañado de los seis obispos auxiliares y decenas de sacerdotes, el cardenal Robles Ortega destacó la importancia del sacerdocio como un llamado a ser otros Cristos en el mundo. “Hoy, el Espíritu Santo consagra a estos 30 hermanos para que, con su vida y ministerio, sean signo vivo de la presencia de Dios en medio de su pueblo”, afirmó. Subrayó la necesidad de que los nuevos presbíteros vivan su vocación con humildad, en entrega constante y un compromiso firme con la unidad de la Iglesia, evitando divisiones o protagonismos: “Cristo los invita a seguirlo cercanamente todos los días de su vida. No por ratos ni por meses ni por años, toda su vida. Y el espíritu de Cristo los identifica con él, con Cristo Para que, sin arreglos, sin reajustes, sin regateos manifiesten con su vida lo que deben ser todos los días en todas circunstancias y con todas las personas con todos los con todo el pueblo de Dios.”

El rito de ordenación fue el corazón de la ceremonia. Los 30 diáconos, revestidos con alba y estola, se postraron en el suelo durante la letanía de los santos, un gesto que simbolizó su total entrega a Dios conmoviendo a los presentes. Uno a uno, recibieron la imposición de manos del cardenal, obispos auxiliares y clero, un momento que selló su consagración sacerdotal. La unción de las manos con el santo crisma y la entrega del cáliz y la patena marcaron su nueva responsabilidad como dispensadores de los sacramentos lo que también fue coronado con la entrega de la casulla sacerdotal.

La arquidiócesis de Guadalajara, reconocida por su rica tradición vocacional, celebró este evento como un testimonio de la vitalidad de su Seminario Mayor que ha formado sacerdotes, obispos y no pocos mártires en su historia. A pesar de la pandemia, Guadalajara tiene una abundante cosecha vocacional. Entre 2022 a 2025 han sido ordenados 169 presbíteros, rompiendo cualquier récord en la Iglesia católica en México.

Al finalizar la Eucaristía, los neosacerdotes recibieron sus asignaciones pastorales, que los llevarán a servir en parroquias urbanas y rurales de la arquidiócesis. Los aplausos resonaron en el Santuario mientras los nuevos presbíteros, visiblemente emocionados, bendecían a sus familiares y amigos marcando el comienzo de su ministerio con un gesto de cercanía y servicio.

“Esta ordenación es un signo de esperanza para nuestra Iglesia y para el mundo”, expresó el P. Miguel Ángel Madrigal, rector del Seminario de Guadalajara, en una breve declaración tras la ceremonia. “En un contexto de desafíos, estos 30 hermanos nos recuerdan que la vocación sacerdotal sigue siendo un faro de luz y compromiso”.

La jornada culminó con una procesión de los nuevos sacerdotes hacia el altar mayor, donde ofrecieron una acción de gracias colectiva. El Santuario de los Mártires, testigo de esta ordenación, se erigió una vez más como un símbolo de la fe del catolicismo en Guadalajara, tierra del occidente del país, semillero de vocaciones y testimonio vivo de los mártires mexicanos.

Los 30 nuevos presbíteros, provenientes de diversas comunidades de Jalisco, representan una renovación de la misión evangelizadora en una arquidiócesis que cuenta con más de 600 parroquias.

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