El Gobierno aprobara unos Presupuestos Generales del Estado para 2021 que no cabe definir en términos económicos y financieros, sino literarios. El texto presupuestario pertenece al género de la tragicomedia. El componente trágico, lo aporta su incapacidad de hacer frente a la gravísima situación social y económica de España, a la destrucción masiva de actividad, de empleo y de tejido empresarial y al brutal deterioro de las cuentas públicas. El ingrediente cómico lo proporciona un cuadro de previsiones macroeconómicas surrealista que provocaría hilaridad, si no se tuviese en cuenta el dramático escenario en el que se encuentra la economía española.
Su plan presupuestario, es la expresión del socialismo del Siglo XXI: la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y el evangelio de la demagogia. Nunca, en ningún lugar y época, un plan fiscal y presupuestario como el planteado por el Gobierno ha logrado sacar a un país de la recesión y sentar las bases de una recuperación equilibrada y sostenida. Dicen con verdad que son unos Presupuestos para la Transformación, pero omiten en qué consiste esa Transformación: en convertir España en un erial. Su paso por el Gobierno es como el del caballo de Atila. Nada crece después. Será necesario un esfuerzo ímprobo, de años, para reconstruir lo que Pedro Sanchez y Pablo Iglesias van a dejar reducido a cenizas.
La coalición Frankenstein ha creado una monstruosa criatura presupuestaria. Todo el edificio de ingresos y gastos se sustenta en unas previsiones económicas irreales y muertas antes de nacer. Si un crecimiento del PIB del 9,8% para 2021 siempre fue un puro ejercicio de voluntarismo, ahora resulta un sarcasmo. El rebrote y expansión acelerada de la pandemia y su impacto negativo sobre una economía anémica y sobre unas expectativas de las familias, de las empresas, de los inversores muy deterioradas hacen inviable lo que ya resultaba increíble. Si tuviesen un mínimo pudor y honestidad política, retirarían este engendro y ahorrarían a los españoles el bochornoso espectáculo de ver cómo se aprueba un Presupuesto zombi.
La señora vicepresidenta económica, Nadia Calviño, es la coartada y la colaboradora necesaria de una estrategia económica lesiva para España y para el bienestar de los ciudadanos. ¿Cómo puede presentarse con estas cuentas públicas ante sus antiguos colegas de la Comisión Europea? ¿No le produce sonrojo? Su complicidad con esta política destruye cualquier resto de rigor y de profesionalidad que pudiese quedarle.
El gasto público presupuestado no tendrá un impacto relevante sobre el crecimiento, lo que hace saltar en pedazos el objetivo de lograr una disminución significativa del déficit
Todo el cuadro de previsiones macroeconómicas es un fuego de artificio. Descansa en la capacidad estimulante concedida una brutal inyección de gasto público del 24% con respecto al avance de liquidación de 2020. Han calculado un multiplicador del gasto del 1,2 en su conjunto que se eleva al 2 en los destinados a digitalización, I+D+i e y transición energética. Esto significa que, por cada euro gastado, la actividad crecerá 1,2 euros y en 2 euros respectivamente. Este es el fundamento, la única base de sus fantasmagóricas proyecciones y la justificación del círculo virtuoso que este Gobierno dibuja para la economía española en 2021. Más gasto = más consumo e inversión = más crecimiento = más empleo = más ingresos para las arcas públicas = menos paro y menos déficit.
Sin embargo, eso es pura fantasía. De acuerdo con las estimaciones del Banco de España, el multiplicador del gasto y de la inversión pública, su capacidad de estabilizar la economía, se ha reducido en un 35% entre 1985 y 2015 (del 1,2 al 0,78) para experimentar una caída adicional del 21% más (del 0,78 al 0,62) de aquí a 2050. Esto significa que el gasto público presupuestado no tendrá un impacto relevante sobre el crecimiento, lo que hace saltar en pedazos el objetivo de lograr una disminución significativa del déficit y de la deuda pública en 2021 como en el Ejecutivo pronostican. Al contrario, ambos desequilibrios tienen el riesgo de mantenerse en niveles muy elevados en 2021 e incluso aumentar. Pero aquí no termina la historia.
Iglesias y Sánchez […] crean en la sociedad española unas falsas expectativas condenadas a generar una enorme frustración
No se limitan a gastar más. Echan mucha más leña al fuego del caos financiero del sector público al incrementar el gasto estructural ya existente (dependencia, pensiones y salarios públicos, por ejemplo) e introducir nuevos programas de esa naturaleza. Esto se traducirá en una escalada espectacular del déficit estructural que puede llegar a situarse alrededor del 10% del PIB en 2021. Esta irresponsable actuación se viste con el mantra de siempre. El Gobierno consolida y amplía el Estado del Bienestar. Pero esto es falso y debería reescribirse en los siguientes términos: el Gobierno consolidará y ampliará el Estado del Malestar.
No existe nada peor para garantizar los programas sociales que una estructura de gasto insostenible que ni se puede ni se podrá financiar, aunque la economía española retornase a tasas de crecimiento como las registradas en el período 2014-2019. Los señores Iglesias y Sánchez llevan las finanzas públicas al precipicio y crean en la sociedad española unas falsas expectativas condenadas a generar una enorme frustración. Si esto es no es de recibo en un escenario de normalidad, es un vergonzoso engaño a la ciudadanía en una situación de depresión económica que llevan camino de convertir en una depresión social.
O los nuevos tributos se introducen de manera coordinada a escala internacional u ocasionan salidas de actividad y de inversiones hacia aquellos lugares en donde esa tributación no existe
En su tónica habitual, nos proponen la subida de algunos impuestos ya existentes: el IRPF y el Impuesto sobre el Patrimonio a las rentas más altas, la limitación de las exenciones por doble imposición a las grandes empresas, el establecimiento de un tipo mínimo del 15% para las SOCIMI y el incremento de la tributación sobre los hidrocarburos. En paralelo, incorporan a su proyección de ingresos la recaudación que esperan obtener del Impuesto sobre las Transacciones Financieras, sobre algunos Servicios Digitales y crean otros tributos que podríamos definir como “verdes”.
En una coyuntura económica como la actual y con una recuperación que se desacelera, subir los impuestos, cualquier tipo de impuesto, es un error. Así lo ha certificado el Gobernador del Banco de España en su reciente comparecencia ante la Comisión de Presupuestos de esta Cámara. Por eso, Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Austria, Portugal o Grecia por citar algunos ejemplos, han bajado los impuestos para combatir la crisis. Los socialistas y los comunistas han decidido aumentar la fiscalidad en la economía que ha experimentado la mayor caída del PIB de la UE y de la Zona euro.
Sí se sabe que los impuestos sobre las transacciones financieras apenas recaudan y tienen un efecto de deslocalización, el caso de Suecia en los 80 es emblemático
Además, algunos de los tributos de nueva planta tienen severas contraindicaciones. Así, los que recaen sobre las Transacciones Financieras y sobre los Servicios Digitales, o se introducen de manera coordinada a escala internacional o producen salidas de actividad y de inversiones hacia aquellos lugares en donde esa tributación no existe. Y complementan esos yerros con una decisión que sólo cabe calificar de pura demagogia: la decisión de subir los impuestos a las rentas altas; una medida cuya capacidad recaudatoria es insignificante, su función redistributiva inexistente y sus efectos negativos: incentivará la fuga de capital físico y humano de nuestro país.
Para cuadrar el círculo de su política fiscal, asignan a los viejos y nuevos impuestos una generación de ingresos que no se sostiene. Por un lado, es imposible cuantificar con un mínimo rigor cuánto se recaudará de tributos como el que grava los servicios digitales sobre el que no hay experiencia internacional; por otro, sí se sabe que los impuestos sobre las transacciones financieras apenas recaudan y tienen un efecto de deslocalización, el caso de Suecia en los 80 es emblemático. Por último, el menor crecimiento que experimentará la economía nacional el año próximo hace inalcanzable sus previsiones de recaudación. Es la serpiente que se muerde una y otra vez la cola.
Su política está al servicio de los enormes intereses creados por el crecimiento exponencial del poder del Estado para conceder favores
Señores Sánchez e Iglesias, ustedes no han aprendido nada. Su política fiscal concibe a las empresas bien como una fiera a la que hay que abatir o bien como una vaca a la que hay que ordeñar y ven a los españoles como bases imponibles a exprimir. No tienen ni la más remota idea de cuál es la fuente de la riqueza de un país: el esfuerzo y el talento de sus ciudadanos, la capacidad de invertir y de innovar de sus empresarios. Y si esas actividades se castigan, que es lo que ustedes hacen, la economía no crecerá y no creará empleo. Ustedes han sobrepasado los límites fiscales que permiten a un país prosperar. Su vocación gastadora convierte las alzas impositivas en una carrera sin fin que asfixia al sector privado.
15,1 millones de españoles viven de manera directa e indirecta del Estado y 15,8 obtienen sus ingresos en el mercado. Ustedes no se conforman con eso, sino que quieren ahogar todavía más a las familias, a los autónomos y a las empresas que soportan sobre sus espaldas a la mitad del país. Ninguno de esos grupos puede aguantar y menos en medio de esta crisis demoledora una presión fiscal que impide a unos vivir y a las otras, sobrevivir. Mientras las familias se arruinan y las compañías cierran, la industria política que ustedes están construyendo florece.
La efectividad de las ayudas dependerá de una variable fundamental: su ejecución, y en este sentido, la experiencia es desalentadora
Los sacrificios que han impuesto a los españoles no parecen merecer una mínima contención a sus despilfarros y no muestran piedad alguna ante sus indefensas víctimas. Su política está al servicio de los enormes intereses creados por el crecimiento exponencial del poder del Estado para conceder favores, para crear empleos improductivos y para otorgar subsidios trenzando una red clientelar cada vez mayor. Quieren una sociedad cautiva, incapaz de valerse por sí misma. Su problema es que no van a van a tener recursos para conseguir ese objetivo. El socialismo se acaba cuando se termina el dinero.
En sus Ensayos de Persuasión, Keynes escribió unas palabras que les retratan:
“El Partido Laborista (usted, señor Sánchez) dependerá siempre, para su éxito electoral, de apelar a las pasiones y envidias ampliamente difundidas, que encuentran su pleno desarrollo en el partido de la catástrofe (el suyo, señor Iglesias). Creo que esta simpatía secreta hacia el partido de la catástrofe es el gusano que roe las condiciones de navegabilidad de cualquier buque constructivo que pueda botar el Partido Laborista. Las pasiones de malignidad, envidia y odio respecto a aquellos que crean riqueza (…) difícilmente se asocian con los ideales para edificar un verdadero orden social”
En el diseño de su caótica programación presupuestaria, ustedes han sobredimensionado el papel de las ayudas europeas. Bálsamo de Fierabrás, Maná del Cielo, pócima mágica para solventar nuestros problemas. Pero esto es sólo una piadosa mentira. Al margen de su cuantía, muy reducida a la vista de las necesidades de financiación de las Administraciones Públicas, de su condicionalidad que asigna los fondos a programas de gasto concretos -digitalización, transición energética, I+D+i- y de su débil impacto a corto-medio plazo sobre el crecimiento económico, la efectividad de las ayudas dependerá de una variable fundamental: su ejecución. En este sentido, la experiencia es desalentadora.
Sin plantear ninguna reforma estructural, ustedes han de emitir deuda por valor de 299.138 millones de euros el año próximo
Después de siete años de vigencia de los fondos estructurales europeos, la tasa de absorción por parte de España de los recursos disponibles se situó en el 40%. En otras palabras, se desperdició el 60%. Sres. Sánchez e Iglesias, la brillante gestión técnica y administrativa realizada por su Gobierno durante la crisis sanitaria no permite ser demasiado optimista sobre el uso que hagan de las ayudas procedentes de la Unión Europea.
Por otra parte, si tan necesitados están, por qué han renunciado a los 68.000 millones de euros en forma de préstamos que pueden obtener del Fondo de Recuperación. La respuesta es sencilla. Eso supone endeudarse y ustedes saben que ya no tienen capacidad para devolver los créditos. Y tampoco recurren al MEDE porque ello implica condiciones y ustedes no quieren aceptar ninguna. Por eso, vuelven a insistir ante nuestros socios en la necesidad de arbitrar más recursos a fondo perdido si la coyuntura empeora.
Este Gobierno sólo podrá mantener su camino hacia ningún lugar, el Estado Asistencial que pretende erigir, si la Comisión Europea y el BCE respaldan su irresponsabilidad
Con una recuperación débil en 2021, con una estrategia macroeconómica incapaz de corregir un endeudamiento inédito en la historia del último siglo y medio, sin un plan de ajuste presupuestario a medio plazo para poner orden en las finanzas públicas y sin plantear ninguna reforma estructural, ustedes han de emitir deuda por valor de 299.138 millones de euros el año próximo. Todo su proyecto político, que no económico, depende por tanto del exterior. Volverán a exigir solidaridad a nuestros socios y reclamarán a los mercados que hagan un ejercicio de fe y financien su enloquecida fuga hacia adelante.
Que nadie se llame a engaño. Este Gobierno sólo podrá mantener su camino hacia ningún lugar, el Estado Asistencial que pretende erigir, si la Comisión Europea y el BCE respaldan su irresponsabilidad y los mercados están dispuestos a adquirir deuda soberana de un Gobierno embarcado en una política cuyo único rumbo es seguir gastando. Ustedes están jugando con una frivolidad temeraria al póker del mentiroso, permítaseme el casticismo. Su única baza es sacar de la manga el comodín del “too big to fail” con la creencia de que Europa no puede permitirse el lujo de que la cuarta economía de la UE colapse por una crisis de deuda. Ese es su último refugio y es necesario hacerlo patente en esta Cámara.
Es comprensible y razonable incurrir en déficit fiscales temporales en una recesión; no lo es desplegar una política que convierte el derroche en norma
Esta partida, créanme, no la ganarán. Terminará mal para el Gobierno y mal para España que pagará un alto coste a causa de su frívola incompetencia. Es comprensible y razonable incurrir en déficit fiscales temporales en una recesión; no lo es desplegar una política que convierte el derroche en norma para acometer metas utópicas al servicio de intereses ideológicos y políticos. Nadie los va a acompañar en ese juego, señores Sánchez e Iglesias. Su “asalto en comandita a los cielos” se va a traducir en un acelerado descenso a los infiernos y en su caída arrastrarán a muchos ciudadanos y empresas de este país.
Tarde o temprano, su Gobierno se verá forzado a realizar un severo plan de ajuste. La alternativa es la quiebra. Están en los prolegómenos de la situación a la que tuvo que hacer frente su ilustre progenitor ideológico y predecesor en el cargo, el señor Zapatero en 2010. Es improbable que el BCE esté dispuesto a seguir comprando bonos soberanos españoles al ritmo en el que lo ha hecho en 2020, es un ejercicio de economía-ficción pensar que los inversores sigan adquiriendo deuda española o estén dispuestos a hacerlo sin exigir una alta prima de riesgo y es dudoso que la Comisión y el Consejo Europeo asistan impasibles ante su obstinada irresponsabilidad presupuestaria.
Con este Presupuesto han logrado también […] mostrar la incompatibilidad de su ideología con la realidad y con las necesidades económicas de España
No tengo duda alguna de que antes de aceptar la moción de censura a su política que supondría el ser forzados desde el exterior a hacer los deberes, tendrán la tentación de recurrir a su arma favorita: subir los impuestos. Pero ya no podrán exhibir como cabezas de turco, como víctimas propiciatorias a los ricos, a los capitalistas, a las multinacionales. Deberán esquilmar todavía más a las clases medias, a las pymes y a los autónomos. Habrán de aplicar la eutanasia fiscal activa a lo que aún no se ha llevado por delante la pandemia. Si eligen esta senda, la economía española se hundirá en el abismo de una larga y profunda depresión.
Con este Presupuesto, ustedes muestran con una claridad meridiana su proyecto social y económico para España: la creación de un aparato estatal gigantesco, ineficiente y ruinoso destinado a controlar la economía y la sociedad. La única misión de la España productiva es servir a ese propósito. Pero no todo son malas noticias. Con este Presupuesto han logrado también, con una coherencia indudable, mostrar la incompatibilidad de su ideología con la realidad y con las necesidades económicas de España. Esta es una lección que esperamos desde VOX aprendan los españoles cuando vuelvan a acudir a las urnas.
Promueven y practican la insolidaridad intergeneracional con verdadero entusiasmo. Nunca un gobierno en tan poco tiempo hizo tanto daño económico a un país.
Ustedes tienen una desagradable tendencia: señalar a algunas fuerzas políticas como anomalías del sistema democrático. Parecen ignorar un hecho evidente: los anómalos son ustedes. Un Gobierno socialcomunista con planteamientos anacrónicos y con toques bananeros para abordar la mayor crisis económica soportada por España en su historia contemporánea. Esto sí es algo extraordinario no ya en Europa, sino en Occidente. Su profesión de fe antieconómica es la de una singular coalición peronista-bolivariana adaptada al clima continental; un ave exótica por inexistente en los gobiernos democráticos occidentales. Por eso, que ustedes hablen de confianza y de credibilidad es algo grotesco. No generan confianza ni credibilidad porque ambos conceptos son incompatibles con su ADN.
Como no podía ser de otra forma, Vox ha votado en contra de estos Presupuestos. Ustedes están incapacitados para devolver la estabilidad y la prosperidad a España. Su política conduce la nación a un horizonte de pobreza del que costará mucho tiempo salir. Pero ustedes no sólo empobrecen a la presente generación de españoles sino cargan sobre las espaldas de las venideras una carga inasumible. Promueven y practican la insolidaridad intergeneracional con verdadero entusiasmo. Nunca un gobierno en tan poco tiempo hizo tanto daño económico a un país. Dentro de unos meses, les recordaremos que la recuperación de la economía era un espejismo, que el paro no deja de crecer, que las empresas no dejan de quebrar y que, por desgracia, ustedes y su industria política prosperan sobre la miseria de los españoles.
Señor presidente y señor vicepresidente, la política macroeconómica no es el instrumento adecuado para impulsar el crecimiento ni la microeconómica ha de distorsionar el correcto funcionamiento de los mercados. El Gobierno ha de orientar la primera a reducir el binomio déficit-deuda y el gasto para crear un mercado de estabilidad en el que las familias y las empresas puedan llevar a cabo sus planes en un marco de certidumbre; a la segunda le corresponde crear las condiciones y los incentivos que hacen posible crecer y crear puestos de trabajo. Se trata de hacer exactamente lo contrario que ustedes hacen y bastar elegir esa estrategia para acertar.
Sirvan unas palabras de Margaret Thatcher para cerrar esta nota:
“El Reino Unido [léase España] y el colectivismo no son la misma cosa. Os daré mi visión: el derecho del hombre a trabajar como él quiera, gastar lo que genere con su esfuerzo, disponer de sus propiedades, tener al Estado como sirviente y no como amo. Esa es la esencia de un país”.
Esta es la España que Vox quiere construir y esa es la España que a ustedes no les gusta.
Con infromación de Gaceta/Víctor González Coello