“¿Es Dios un monstruo? ¿Esto tiene sentido? ¿Es posible el consuelo?”

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La parroquia Santa Catalina Labouré acogió ayer por la tarde el funeral por el sacerdote Rubén Pérez y el laico y padre de familia David Santos ―ambos del Camino Neocatecumenal―, que murieron debido a la explosión en el complejo parroquial Virgen de la Paloma, en el centro de Madrid.

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El funeral lo presidió el hermano del sacerdote fallecido, Pablo Pérez Ayala, y fue concelebrada por numerosos sacerdotes. Antes de comenzar la celebración, y ante los féretros de los difuntos, el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, ofreció un responso en el que pidió “que nuestro hermano, el presbítero Rubén, goce ahora contemplando cara a cara esta misma Verdad” que “nos predicó con celo”. Y que “Nuestra Madre la Virgen María, en esta advocación de la Paloma”, muestre a ambos a su Hijo, recoge la diócesis de Madrid.

“¿Es Dios un monstruo?”, ha planteado el catequista de David y Rubén, Cristóbal Arjona, en la monición de entrada. “¿Esto tiene sentido?”. “¿Es posible el consuelo?”. La respuesta es la Resurrección de Cristo, dijo. “Cristo ha vencido a la muerte, y nuestra vida es posible hoy”, por eso, “vamos a celebrar que el cielo está abierto”.

Durante la homilía, el celebrante ha asegurado que Rubén y David fueron dos hermanos de comunidad “que han partido juntos” y que ya en este mundo estaban unidos por un vínculo muy profundo: una “amistad verdadera”, porque estaba “fundada en Jesucristo”.

“Papá nos va a cuidar desde el cielo”, decían hoy las hijas de David. Y uno de los sobrinos del sacerdote fallecido preguntó: “¿Pero el tío Rubén se ha llevado el teléfono al cielo?”. El celebrante ha puesto como ejemplo esta fe y confianza de los niños, y ha asegurado que no hacen faltan móviles porque “vamos a estar en una comunión perfecta”.

Ha apelado también a la esperanza, la que demostraron sus padres “mientras veíamos cómo se apagaba” la vida de Rubén. “Que esto no nos permita dudar del amor de Dios”, dijo su padre, según recoge la archidiócesis.

Pablo Pérez Ayala ha concluido su homilía reconociendo que fue una “gracia” administrarle a su hermano la Unción y la indulgencia y, como le escribieron en la corona de flores y decían las niñas de David, pidió que ambos “cuiden juntos de nosotros desde el cielo y, si no están ya, que puedan estar pronto disfrutando del Señor en su presencia”.

Los Reyes de España, a través de la Casa de Su Majestad el Rey, hicieron llegar ayer al arzobispo de Madrid un telegrama en el que dicen sentir “profundamente” y haber “seguido muy de cerca las trágicas noticias sobre el fallecimiento de las cuatro personas en la explosión del edificio del Arzobispado de Madrid en la calle Toledo”.

“En estos momentos de dolor, queremos trasladar, por su intermedio, el pésame a las familias de los fallecidos, así como toda nuestra cercanía y cariño. También enviamos nuestro apoyo y mejores deseos de pronta recuperación a los heridos y afectados”, señalan.

Con información de InfoVaticana

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