Se ven con recelo y sospecha; sin embargo, su presencia es constante y distinguida. En medio de rumores, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X -FSSPX- se mueve y crece bajo un halo de misterio en la que contribuye mucha desconfianza generada por la ignorancia de su origen y naturaleza.
La FSSPX nació en medio de la controversia. Su historia podría ser de sobra conocida, pero mal interpretada. En una búsqueda donde se ha propiciado el diálogo y el entendimiento, la Fraternidad camina en lo que considera la conservación y fidelidad a la tradición católica, lo que ha sido convenientemente explotado por grupos tradicionalistas, algunos de tinte radical.
Recientemente, la controversia estalló cuando, en mayo pasado, la arquidiócesis de Puebla la emprendió contra la FSSPX al haber erigido un nuevo templo. Un comunicado del arzobispado lanzó la condena de la ilicitud de sus sacramentos advirtiendo a los fieles de las supuestas irregularidades poniéndola como secta cismática. Desde luego, los comentarios abundaron, muchos en un tono más fanático e ignorante sin análisis pausado y fundado.
Desafortunadamente, en México son pocos los especialistas dedicados a entender a este grupo religioso bajo un rigor imparcial y objetivo. Y quienes deberían hablar, desde las instancias oficiales eclesiásticas, prefieren mejor la evasión, la política del avestruz o convenientemente permanecer en el mutismo; no obstante, otros hablan del tema para observar a la FSSPX bajo un juicio justo que ayude a comprender su naturaleza y actividades.
Entre los pocos especialistas está el padre Édgar Alan Valtierra López (Ciudad de México, 1967). Ordenado presbítero en 1999. Por poco más de una década fue 10 Director de la Comisión de ecumenismo del arzobispado de México. Su especialización en el ecumenismo e interés en el diálogo con otras religiones le otorgaron la confianza en el Episcopado Mexicano cuando se le encargó el secretariado Ejecutivo de la Comisión de Diálogo interreligioso y Comunión de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Su labor pastoral se conjugó con la docencia en la Universidad Pontifica de México donde ha impartido asignaturas de su especialidad.
En entrevista, y tras el polémico comunicado del arzobispado poblano, el padre Valtierra López nos ayuda a comprender qué es la FSSPX. A decir del sacerdote, el tema debe enfrentarse dejando de lado prejuicios e incomprensiones y observar que detrás del crecimiento de la FSSPX está el empeño por cuidar una espiritualidad apegada a los valores de la tradición católica.
Entremos en materia, ¿Qué es la Fraternidad Sacerdotal San Pío X?
-Es una sociedad sacerdotal de vida común, católica romana desde su fundación con doctrina católica romana y desarrollo histórico católico romano. En 1970, monseñor Marcel Lefebvre la fundó en Écône bajo autorización del obispo de Friburgo, monseñor Charriere. Creo oportuno precisar que esta comunidad internacional es conocida principalmente por dos aspectos: Primero, el rechazo tajante de lo que ellos consideran errores emanados del Concilio Vaticano II, a saber: la Declaración Dignitatis Humanae sobre la libertad religiosa, el Decreto Unitatis Redintegratio sobre el ecumenismo, la Declaración Nostra Aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas y, en ese mismo tema, el número 16 de la Lumen Gentium sobre la colegialidad y el rechazo a la nueva liturgia eucarística conservando inflexiblemente el rito anterior conocido como misa de Pío V. Segundo, la consagración de cuatro nuevos obispos sin mandato pontificio en 1988. Si bien estos son los aspectos más famosos y mediáticos, sería una visión muy pobre, injusta y parcial quedarse con eso. Actualmente cuentan con mas de 600 sacerdotes presentes en casi todo el mundo.
Se ha dicho que la FSSPX es una separación de la Iglesia que incurre en cisma. ¿Es de esa manera como debe verse? ¿Qué implicó la ordenación de cuatro obispos por Marcel Lefebvre?.
-A lo largo de su historia, la Iglesia católica ha sufrido diversos cismas. Comunidades que deciden libre y públicamente separarse de la comunión con Roma, el más conocido es el cisma ortodoxo de 1054; más recientemente, en China, se creó la Asociación Católica Patriótica que consagra a sus obispos sin mandato pontificio; si bien se tienen acuerdos con estos últimos, es notable su deseo de mantenerse bajo el cobijo del gobierno chino y lejos de Roma.
Este no es el caso de la FSSPX. Ellos nunca han considerado la posibilidad de crear una nueva iglesia, ni siquiera una iglesia paralela. La confusión surge a partir de la consagración de los cuatro obispos y, para un canonista, no hay duda, ahí se pudo consumar un cisma. Al estar excomulgados los obispos y no tener un territorio, los sacerdotes ordenados por ellos no estarían incardinados y, por lo mismo, serian clérigos vagos suspendidos a divinis. Pero es cierto también, hoy no existe documento oficial de la Santa Sede que declare formalmente a la FSSPX en cisma.
Por otro lado, el cardenal Castrillón Hoyos, quien fue presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei encargada de las relaciones con la FSSPX, organismo que ahora está en el dicasterio para la Doctrina de la Fe, reiteró en diversas ocasiones veces que no existe cisma formal. No obstante, hagamos una suposición. Que se encuentren en situación de cisma no declarado formalmente, un cisma in fieri, o en desarrollo. Por lo tanto, si los sacerdotes y obispos de la FSSPX están suspendidos a divinis, no pueden ejercer su sacerdocio y, para el caso de ejercer su ministerio sacerdotal, los sacramentos serían validos pero ilícitos. Entonces… ¿la FSSPX es o no cismática? Sus sacramentos, ¿Son o no son lícitos y válidos?…
Efectivamente, esa es la siguiente pregunta, la licitud de los sacramentos, ¿Cuál ha sido el criterio de los pontífices, especialmente del Papa Benedicto XVI?
–La FSSPX es un caso fuera de lo común, si bien algunas autoridades eclesiásticas se refieren a ellos como cismáticos, otros niegan rotundamente que sea así. Quiero citar aquí algunos puntos importantes de su unidad con la Iglesia y la licitud de sus sacramentos. Tenemos la Carta de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei del 18 de enero de 2003 la que reafirma lo dicho por el Pontificio Consejo para la interpretación de los textos legislativos en una nota explicativa del 24 de agosto de 1996. Dice el número 7: ‘No constituye pecado o delito canónico alguno a un fiel asistir a las misas de los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X, salvo que se haga con la intención de separarse de la comunión del Romano Pontífice’. A lo anterior, se suma que el Papa Benedicto XVI publicó la Carta Apostólica Summorum Pontificum sobre la celebración del rito extraordinario, el 07 de junio de 2007.
Monseñor Bernard Fellay escribió a la Comisión pontificia Ecclesia Dei solicitando levantar la excomunión de los cuatro obispos con las siguientes palabras: ‘Estamos siempre firmemente determinados en la voluntad de permanecer católicos y de poner todas nuestras fuerzas al servicio de la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo que es la Iglesia Católica Romana. Aceptamos sus enseñanzas con espíritu filial. Creemos firmemente en el primado de Pedro y en sus prerrogativas y por ello nos hace sufrir mucho la situación actual’. Posteriormente, se levantó la excomunión Latae Sententiae a los cuatro obispos, el 21 de enero de 2009.
Otro punto debe destacarse. El 13 de junio 2012, se ofreció a la FSSPX un preámbulo doctrinal para darles un reconocimiento canónico y de prelatura personal. Tampoco olvidemos que el 01 de septiembre de 2015, en la carta del Santo Padre Francisco por la que indulgencia en ocasión del jubileo extraordinario de la Misericordia, señaló ‘…Por una disposición mía establezco que quienes durante el Año de la Misericordia se acerquen a los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X para celebrar el sacramento de la reconciliación, recibirán válida y lícitamente la absolución de sus pecados’. En el mismo apartado, el Papa se dirige a quienes asisten a las iglesias de la Fraternidad y hace referencia a su buena fe y practica sacramental. Al término del Año de la Misericordia, el Papa, confiando en la buena voluntad de los sacerdotes de la FSSPX decidió que esas facultades se extendieran más allá del periodo jubilar hasta nueva disposición.
Finalmente, tenemos la carta de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei del 4 de abril de 2017 a las conferencias episcopales preocupadas acerca de la licencia para la celebración de los matrimonios de los fieles de la Fraternidad San Pío X. Ese documento autoriza a los obispos a conceder licencias a los sacerdotes de la FSSPX para casar y celebrar la santa misa válida y lícitamente.
Recuerdo aquí una anécdota interesante. Monseñor Bernard Fellay ha fungido ocasionalmente como invitado para algunos juicios a solicitud de la Congregación para la Doctrina de la Fe y tiene encuentros frecuentes con el Papa. Francisco ha expresado que si ayuda a anglicanos, protestantes, miembros de otras religiones, ¿por qué no habría de ayudar a estos católicos?
En resumen, la FSSPX aparentaría una condición de cisma porque, a la fecha, no tiene un reconocimiento de su figura canónica dentro de la Iglesia. Esto definitivamente no es cisma. Más bien podría definirse como una situación irregular de desobediencia. Independientemente de la interpretación canónica, en la práctica cotidiana sus sacramentos son reconocidos por Roma, válidos y legítimos, según los documentos mencionados.
En el Pontificado del Papa Francisco, sin embargo, parece que la FSSPX pausó el acercamiento con la Iglesia católica. ¿Han existido desacuerdos?
–En el Pontificado de Benedicto XVI se dieron a la Fraternidad muchos recursos para concretar la comunión plena. Al rechazar el preámbulo doctrinal, el diálogo se estancó en una zona de confort para ellos, es decir, piensan que para unas cosas están en comunión plena y para otras no. Se han acostumbrado a una convivencia de buenos vecinos. A mi parecer ese es el verdadero riesgo, que la Fraternidad se convierta en un gueto dentro de la Iglesia.
No esperaban el documento Traditionis Custodes, las restricciones al rito extraordinario pueden parecer duras en principio, pero es el resultado de la consulta a los obispos. Este documento no es un capricho del Papa ni está en contra de los sectores llamados tradicionalistas. Otra llamada de atención fue la supresión de la Comisión Ecclesia Dei. Después de 30 años de trabajo, se corre el riesgo de un diálogo indefinido. El trabajo con la Fraternidad se realizará ahora por medio de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
En México se percibe un lento, pero sostenido crecimiento de las comunidades atendidas por el clero de la FSSPX. ¿Qué estado guarda esta fraternidad en nuestro país?
-Hace unos años, siendo director de la Comisión de ecumenismo en la arquidiócesis de México, el cardenal Norberto Rivera me pidió en su representación recibir a monseñor Bernard Fellay. Ese fue mi primer encuentro con la Fraternidad y también la primera misa en rito extraordinario a la que asistí. Celebrada con gran respeto y devoción, cantos gregorianos, todo giraba en torno al sacrificio eucarístico. Visitó en la curia metropolitana a monseñor Guillermo Moreno, moderador de la curia, y con él se habló del apostolado que realizan. Hubo un encuentro con el difunto obispo auxiliar Antonio Ortega y así mantuve un contacto más cercano con el padre Mario Trejo, entonces encargado de la Fraternidad en Ciudad de México.
Durante ese tiempo pude conocer a otros sacerdotes y religiosas, a mi parecer muy ejemplares. Realmente no se realizó ningún trabajo pastoral en conjunto, son una comunidad muy enfocada en atender a quienes se identifican con esa espiritualidad tradicional, no son proselitistas ni engañan para hacerse de adeptos. En ese lapso que tuve contacto con la Fraternidad nunca supe de un problema propiciado por ellos, a excepción de un conflicto que hubo en Jalisco, hace como 10 años, donde protestaron por una celebración ecuménica.
Como Comisión mantuvimos un diálogo fraterno y respetuoso. Lo mismo ocurrió con la arquidiócesis y el señor cardenal Norberto Rivera. Cuando visité la casa sacerdotal San José, vi que tenían la foto del entonces Papa Benedicto XVI, lo mismo observé en la sacristía. En la misa piden por el Papa en turno y por el obispo de la diócesis donde estén. Efectivamente estas comunidades están creciendo y depende de cada obispo que tipo de relación desean tener con ellos, algunos los ignoran, otros los han atacado y algunos más los ven como hermanos en el episcopado, como hermanos católicos.
¿El Episcopado Mexicano ha propiciado el diálogo con la FSSPX?
–En Europa son muchos los obispos y cardenales que estiman a la FSSPX, sobre todo en Francia, es ahí donde el obispo Alain Planet, de la diócesis de Carcasona, concedió a los sacerdotes de la Fraternidad celebrar matrimonios, valida y lícitamente con todo y misa. Lo mismo pasó en la diócesis de Fréjus-Toulon con el obispo Dominique Rey. Cuando el Papa Francisco aceptó la renuncia de monseñor Vitus Huonder, obispo de Coira, y con quien tiene buena amistad, decidió retirarse a una casa de la FSSPX, para pasar el resto de su vida en jubilación. También es verdad también que algunos obispos no ven con agrado a la Fraternidad.
En México, la FSSPX está presente en más de 17 estados, su relación con los obispos no es muy cercana sin que eso signifique que sea mala. La Fraternidad prefiere, prudentemente, mantenerse en un perfil bajo dedicándose a la atención parroquial, catequética y misionera, la cual, en palabras del cardenal Darío Castrillón, es ejemplar y llena de bendiciones; los obispos mexicanos, por su parte, es frecuente que no los conozcan bien o no estén bien informados sobre su situación eclesial, lo que puede desarrollar injustas actitudes hostiles hacia ellos. Correspondería a la Comisión de Diálogo Ecuménico orientar claramente a los obispos, teniendo claro cuándo se trata de sectas o de hermanos católicos.
Al respecto, la Fraternidad nunca a respondido a agravios o denuncias, Cuento aquí otra anécdota. Monseñor Fellay recordaba en una entrevista que un obispo europeo se quejaba sobre las ordenaciones sacerdotales, reclamando que él era el único obispo de esa diócesis. Fellay no respondió a los agravios y en la siguiente entrevista con el Papa expuso la situación. Fueron las mismas autoridades vaticanas quienes hablaron con el obispo en querella para explicarle la situación que se estaba trabajando con la Fraternidad y pidiendo su colaboración y fraternidad con estos hermanos católicos.
El decreto Unitatis Redintegratio sobre el ecumenismo, nos pide eliminar palabras, juicios y actos que no sean conformes, según justicia y verdad, a la condición de los hermanos separados, y que por tanto, pueden hacer más difíciles las mutuas relaciones con ellos y cito: “Este Sagrado Concilio exhorta a los fieles a que se abstengan de toda ligereza o imprudente celo que podría perjudicar al progreso de la unidad”. Esto que se pide para el diálogo con los protestantes, ¿no podría tenerse también con estos hermanos católicos?
Considero que haría mucho bien que los obispos visitaran la Fraternidad de forma casual, no con desconfianza. Que vean cómo respetan la figura episcopal, constaten la devoción en la celebración de la misa, el respeto a lo sagrado. Una visita fraterna sin miedo ni prejuicios. Ahí no van a encontrar a la Pachamama, ni la promoción del sacerdocio femenino, ni bendiciones a uniones homoparentales, ni comunión a protestantes. No es ahí donde se imponen nuevas estructuras de gobierno diocesano. Eso sucede en otros lados, ahí donde nadie se atreve a denunciar y prevenir al pueblo de Dios de los verdaderos peligros contra la fe.