Queridos hermanos, hermanas, en Cristo Jesús resucitado:
Saludo a todos ustedes, misioneros, misioneras, discípulos, discípulas de Cristo, y también saludo a todos los que a través de los medios digitales pueden seguir esta celebración, tanto en nuestra Arquidiócesis como también en otros lugares de la República Mexicana y del extranjero; que hoy todos experimentemos la Paz del Señor.
Sin duda que las lecturas de este Domingo de la Ascensión son muy hermosas y nos hablan de lo que sucede, del motivo de nuestra alegría. Era alegría y tristeza, una combinación de sentimientos, porque cuando una persona que queremos mucho, que amamos, se va a ir, sufrimos, y por eso los apóstoles, los discípulos que amaban a Jesús están tristes, porque Jesús se va para estar a la derecha del Padre. Pero, por otro lado, les dice: «Les voy enviar el Paráclito. Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos».
Por eso en la primera lectura, de los Hechos de los Apóstoles, se comenta todo este acontecimiento, cómo Jesús, después de que el Padre lo resucitó, se estuvo apareciendo durante 40 días a sus discípulos, 10 veces se apareció a sus discípulos, y siempre les daba ese saludo: «La paz esté con ustedes», y los iba preparando para que ellos siguieran sus huellas, para que ellos siguieran sus enseñanzas. Él tenía que irse, había cumplido su misión, pero lo que Él había enseñado, los secretos del Reino de Dios continuaban y los discípulos son los encargados de ir propagando el Evangelio, el mensaje de salvación, el mensaje de Jesucristo.
Hoy vemos nosotros en el Evangelio cómo Jesús les dice a sus apóstoles, a sus discípulos que vio en Galilea, que sigan ellos, les dio el mandato misionero. Nos encontramos ahí en el capítulo 28 del Evangelio de San Mateo, que es el último capítulo, al final, donde Jesús les dice: «Vayan por todo el mundo y enseñen lo que yo les he enseñado y bauticen en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Yo estaré con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos».
El próximo domingo celebraremos la fiesta de Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo, ese Espíritu Santo que recibieron los discípulos, los apóstoles, y con los dones del Espíritu ellos empezaron a anunciar que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, que Jesucristo es el Señor.
Nuestra Iglesia, queridos hermanos y hermanas, tiene XXI siglos de caminar y sin duda que el Espíritu Santo es el que va guiando, pero quiere que cada uno de nosotros vayamos siendo instrumentos del Señor. Desde el año 2015 aquí en nuestra Arquidiócesis de Tlalnepantla se inició con la primera Gran Misión Católica, se interrumpieron en el tiempo de pandemia, y precisamente se eligió esta fecha del día de la Ascensión del Señor por lo que les acabo de decir, lo que hoy nos narra el Evangelio: «Vayan y anuncien a los demás que yo soy la salvación», dice Jesus.
Precisamente hoy en las 203 parroquias de nuestra amada Arquidiócesis de Tlalnepantla, en todas las parroquias saldremos a la calle para anunciar a los demás que Cristo es la Paz y por eso hoy pusimos ese lema: “Misioneros de Paz”, “misioneras de Paz”.
«La Paz esté con ustedes» es el mensaje que nosotros hoy queremos llevar a los demás uniéndonos a esta situación que se esta viviendo en el mundo entero, donde hay tanta guerra y violencia, y nosotros estamos invitados a ser constructores de paz. Es por eso que hoy vamos a tocar las puertas, a saludar a la gente en la calle, a invitarla para que se acerque para tener conversatorios sobre la Paz, es decir, conversar el tema de la Paz, cómo soñamos nuestro mundo, cómo queremos que en nuestras familias haya paz, en nuestro barrio, en nuestra colonia.
«La Paz es un don de Dios, pero se construye en la tierra todos los días» y nosotros tenemos que ser corresponsables, porque la Paz no llega por arte de magia, la Paz la construimos todos nosotros, y cuando seguimos nosotros al Señor de las misericordias, cuando seguimos el Evangelio, vamos a ir construyendo la Paz.
¿Qué frutos habrá de esta Gran Misión Católica? Yo creo que habrá muchos frutos, porque el Espíritu Santo está presente, porque la Virgen de los Remedios, Patrona de nuestra Arquidiócesis, nos va a acompañar y va a abrir muchos corazones para dejar entrar a Cristo, el Príncipe de la Paz.
Este día es el lanzamiento de la Misión, pero la misión es permanente, la misión es de todos los días. Hoy es un signo maravilloso, porque van a salir muchos misioneros y misioneras, niños, niñas, adolescentes, jóvenes, adultos, adultos mayores también; algunos no van a salir a tocar las puertas, a ir a los mercados, a ir a las casas, pero van a estar ante el Santísimo haciendo oración para que esta misión dé muchos frutos.
Hoy nos tomamos muy en serio lo que nos dice el Señor: «Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio». Queremos una Iglesia misionera, queremos una Iglesia samaritana, queremos una Iglesia sinodal, que caminemos juntos, queremos una Iglesia misericordiosa, queremos una Iglesia alegre, queremos una Iglesia cercana, y la Iglesia somos todos nosotros.
Salgamos hoy con mucho entusiasmo, contagiemos a los demás de nuestra alegría, porque nosotros creemos que Jesucristo es el Señor. Así sea.
+José Antonio Fernández Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla