¡En México, OVEJAS VIVEN OTRAS PESTES!

Arturo Segovia
Arturo Segovia

FIELES A LA MISIÓN QUE CRISTO REDENTOR
NOS HA ENCOMENDADO DE CUIDAR A SUS OVEJAS (CF. JN. 21,15),

PRESENTAMOS ESTA DECLARACIÓN

Así inicia la exposición conjunta de los Obispos de México sobre el don de la Vida y la Dignidad de la persona suscrita desde la CEM y dada a conocer en conferencia de prensa el pasado 16 de julio.

Tiene dedicatoria a todo el PUEBLO DE DIOS, GOBERNANTES, a QUIENES tienen RESPONSABILIDAD con el país, a los CATÓLICOS DISEMINADOS y PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD”.

El documento PROT. 65/20 marca una visión al señalar “Lo que los Obispos de México vemos, …pensamos, …decimos”.

«…presentamos esta Declaración en un momento en que nuestro querido pueblo sufre los embates, cada vez más constantes, de la “cultura de la muerte” y se enfrenta a una serie de desafíos que, como Pastores, estamos llamados a iluminar y dar, así, “razón de nuestra esperanza”».

Y así se puede leer en el cuerpo de todo el documento el mirar, el pensar y lo que dicen los pastores a sus ovejas. Ovejas que ante la nueva peste de este siglo fueron desplazadas al “aislamiento social” y hoy lloran sus muertos, lamen sus heridas y abrazan una incertidumbre con dolor. Como un cuadro expresionista que representa el sentimiento de soledad  y abandono después de una guerra. Solo que ésta, apenas se encuentra en el preámbulo de su realización.

La crisis del COVID-19 no sería tal, de no haber venido a destapar otras crisis. Las crisis de la economía; de las políticas públicas en salud, educación y empleo; de la seguridad social, del mal gobierno; de la perversidad legislativa y servidores públicos que azotan la institución del Matrimonio, la Familia y la Vida. La crisis de la libertad religiosa, donde han generado una agenda relativista e ideológica, de sustitución cultural y anti cristiana, pervertida y perversa. Que, consentida por autoridades, ha dado paso al odio y la anarquía contra nuestra Fe y nuestros templos religiosos.

Vino a destapar nuestras propias crisis, la del compromiso y la misión que tenemos como familias cristianas. Por un lado, una ausencia de buen gobierno para con los ciudadanos y por otro, una ausencia de misión en salida diaria con los cristianos. Allá afuera, mar adentro donde la tempestad golpea salvajemente la barca.

Por eso la voz de los pastores surge en un momento tan necesario. Es una luz que debe transformarse en gozo y esperanza para todos, porque muestra la fidelidad a la misión de Cristo, “cuidar de sus ovejas”.

El documento de los Obispos retrata una Iglesia “en movimiento”, “peregrina”, como la Sagrada Familia en sus momentos duros y como «una comunidad siempre en camino».

Reflexión que relata el clamor del pueblo de Dios: “Se incrementa el miedo por el futuro”“el hambre ha tocado la puerta”, “hacen todo lo posible por sobrevivir”, “otra peste mortal: la violencia y la inseguridad”, “no solo se desentiende de su hermano, sino que lo ataca y lo mata”.  Y determina: “No podemos quedarnos indiferentes ante ello”.

Es la cultura de la muerte, donde los poderes del Estado, junto con las empresas de consumo, tienen una principal responsabilidad. Esta cultura, dirán los Obispos, se manifiesta en la violencia, el crimen, la muerte, la madre vs hijo, la eutanasia, la fractura familiar, las drogas, la sexualidad deformada, la despersonalización, la corrupción, la trata de personas, la indiferencia y el daño a la naturaleza. Habría que agregar el “matrimonio”, pues éste se convierte, en este siglo, en el último muro de contención para que el fruto de la revolución cultural no madure.

Pero los Obispos fueron más allá, y aquí solo menciono un par de estos pronunciamientos:

Denunciamos todo intento explícito o velado, directo o sofisticado, de justificar el aborto provocado o de arrebatar la protección jurídica a los hijos antes de nacer. Nos oponemos a limitar el derecho a la libre expresión de la verdad. Más aún, un auténtico régimen de libertades incluye la libertad religiosa…

 

Les invito a leer el documento completo y a socializarlo. https://cem.org.mx/i/uploads/DECLARACION_OBISPOS_JULIO_2020.pdf

La voz de los pastores no debe pasar desapercibida entre el gemido del dolor y la zozobra. Debieran tocarse las campanas con puertas abiertas, para que el pueblo de Dios se reencuentre con la esperanza en Cristo. Son 39,184 los muertos en México por covid-19, hasta este 20 de julio, y 344,224 los contagios. Se contagian 300 mexicanos por hora. Hasta la primera quincena de este mismo mes suman 46 sacerdotes, 6 diáconos y 3 religiosas fallecidos, según el 5° Reporte del Centro Católico Multimedial.

Todo esto se agrega al dolor que viene albergando el pueblo de Dios meses atrás. Crisis exponenciales que harán mas crudo el invierno y seguirán polarizando el sufrimiento de los nuestros. Quedan pendientes estas pestes que crecen apresuradamente y que también se requiere iluminar:

Más de 61 mil familias lloran a sus desaparecidos mientras las instituciones de gobierno se volvieron ineficaces. Tan solo en el 2019 rebasó el 54% de quienes ya no regresaron a casa. Y entre ellos 1,800 son menores y 5,800 son mujeres.

Cada 4 horas fallece un niño con cáncer en México y ante el incremento de los 5 mil nuevos casos, en estos dos años, la respuesta gubernamental ha sido la cancelación de las quimioterapias y medicamentos.

Transitan 10 millones de mexicanos a la pobreza, para sumar 70 y,  10 millones de ellos ya no podrán  alimentar a los suyos, es decir, son destinatarios de la pobreza extrema. Una crisis más, ahora de hambre para México.

Es momento de ESCUCHAR y ABRIR LOS CORAZONES, de no repetir aquello que se ha hecho infuncional. Es el tiempo de DESECHAR LA INDIFERENCIA, de ASUMIR EL COMPROMISO y LA MISIÓN encomendada por Cristo.

La AGENCIA CATÓLICA DE NOTICIAS se abre al continente desde México. Abraza a sus hermanos que suman esfuerzos y fortalezas. Inauguramos un nuevo pensamiento continental, en el Continente de la Esperanza. Iniciamos con caridad y generosidad la suma que evoca Fe y Razón, con una Visión y Pensamiento. ¡Dios les bendiga y en buena hora!

Arturo Segovia Flores

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