En Convención Republicana, hermana Deirdre Byrne, reprueba aborto

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Sor Deirdre Byrne, militar, cirujana y misionera, habló en la Convención Republicana, así: «Donald Trump es el presidente más provida que ha tenido esta nación, defendiendo la vida en todas las etapas. Su creencia en la santidad de la vida trasciende la política. Por su valentía, el mandatario estadunidense tiene el apoyo de la comunidad antiaborto».

Dijo que le enorgullecía estar presente en la Convención Republicana, porque “Donald Trump es el mayor presidente antiaborto que el país ha tenido y es un férreo político provida que defiende la vida en todas las etapas. Él (Trump) está poniéndose frente a los candidatos Biden y Kamala Harris que son quienes defiende el derecho al aborto”.

“Por su valentía”, prosiguió Sor Deirdre Byrne, “tiene el apoyo (Trump) de la comunidad antiaborto. Nos encontrará aquí con nuestra arma: el Rosario; estamos todos rezando por usted”.

En su discurso, estableció también que  “el grupo más marginalizado se encuentra aquí en Estados Unidos, son los nonatos. Como cristianos conocemos a Jesús, mientras el bebé está todavía en el útero de su madre”.

Asimismo, aseveró que los fieles y laicos

“debemos luchar contra la agenda legislativa que apoya y celebra destruir la vida en el útero; esto es como vemos nuestra humanidad, cómo defendemos nuestras vidas, qué decimos cuando sacamos a esa vida inocente”.

Como médica, infirió que “la vida comienza en la concepción, y si bien lo que debo decir sea difícil para algunos; lo digo porque no sólo soy antiaborto; estoy a favor de la vida eterna y quiero que todos nosotros nos unamos en el cielo alguna vida”.

Por su parte, Pablo Muñoz Iturrieta, doctor en Filosofía Política y Legal y Master en Psicología Filosófica, además de ser colaborador distinguido de esta Agencia Católica de Noticias (ACN), precisó en su Twitter que “conoció a la hermana en el 2007 o 2008 mientras estudiaba en la universidad en Washington DC. Los estudiantes, especialmente los extranjeros, la pasábamos difícil por el costo de vida en la capital. En USA el sistema de salud es privado y, si uno no tiene un buen seguro médico, todo corre por cuenta propia”.

Recordó que “Cáritas creó hace años, bajo la dirección de un fraile capuchino (el padre O’Malley, hoy cardenal de Boston) un centro de atención gratuito para Hispanos y todo aquel que necesite ayuda. Es así que conocí a la hermana “Dede”, quien fue mi doctora en más de una ocasión y fui testigo de la gran caridad y entrega de esta religiosa por los más necesitados”.

“Corría el año 2009 y un gran amigo y compañero de universidad, quien por fe y convicción se fue al África a misionar, me llamó de urgencia una mañana. Hacía unas semanas había tenido un accidente de moto mientras iba a una localidad en medio de la sabana africana, se había quemado la pierna con el caño de escape y una picadura en la zona de la quemadura le habían causado una infección enorme. En el hospital de la ciudad más cercana, a varios cientos de kilómetros, le propusieron amputarle la pierna debido a el avance de la cangrena. Es ahí cuando vio que era urgente volver a los Estados Unidos y hacerse amputar allá en todo caso. Fue ahí cuando me llamó: No tenía seguro médico, iba a costar una fortuna, no veía solución, “pero tú, me dijo, tienes contactos en todos lados”. Amplió.

Con un dejo de añoranza refirió que aún conserva la receta de esa vez hecha por la hermana “Dede”, como le decían de cariño.

“Inmediatamente le llamé a la hermana “Dede”. Recuerdo que lo primero que me dijo fue “Pablo ¿ya te pusiste la vacuna?”. Es que el trámite de inmigración requería que me renovara la antitetánica (dato interesante y da que pensar: USA no reconoce como válidas a las vacunas argentinas) y como ella era mi doctora me la tenía que recetar y administrar, pero le supliqué que no me la pusiera ese mismo día porque tenía un partido de básquet y no iba a poder mover el brazo si me inyectaban (me hizo la receta para que lo hiciera a la semana siguiente, cuando le llamé)”,

detalló.

“Le expliqué a la hermana la situación, que se trataba de un joven misionero que aterrizaba al otro día proveniente de un vuelo de Tanzania, que su condición era urgente y que no tenía cómo pagar. ‘Te llamo en un rato’, me respondió. A la hora me dijo: ‘Apenas lo recojas del aeropuerto, te vienes inmediatamente a cierto hospital. Hablé con el director y me prestan la sala operatoria’”,

añadió.

“Al otro día recogí a mi gran amigo misionero en África en el aeropuerto de Baltimore, lo llevé inmediatamente a la clínica y la hermana “Dede” no solo lo operó, sino que le salvó la pierna después de una operación de horas donde demostró su gran capacidad como cirujana. Y la historia no terminó ahí, porque fueron innumerables las veces que le envié familias humildes, inmigrantes, mujeres embarazadas tentadas en abortar, y la hermana los atendía con una caridad que me recuerda a la de la Madre Teresa de Calcuta. Este es un simple homenaje a una mujer valiente, entregada a Dios y al prójimo y que he tenido la bendición de conocer en persona”,

concluyó Muñoz Iturrieta.

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