* Navidad. –Cantan: «venite, venite…» –Vayamos, que Él ya ha nacido. Y, después de contemplar cómo María y José cuidan del Niño, me atrevo a sugerirte: mírale de nuevo, mírale sin descanso. (Forja, 549)
Se ha promulgado un edicto de César Augusto, y manda empadronar a todo el mundo. Cada cual ha de ir, para esto, al pueblo de donde arranca su estirpe. –Como es José de la casa y familia de David, va con la Virgen María desde Nazaret a la ciudad llamada Belén, en Judea. (Luc., II, 1–5)
Y en Belén nace nuestro Dios: ¡Jesucristo! –No hay lugar en la posada: en un establo. –Y su Madre le envuelve en pañales y le recuesta en el pesebre. (Luc., II, 7)
Frío. –Pobreza. –Soy un esclavito de José. –¡Qué bueno es José! –Me trata como un padre a su hijo. –¡Hasta me perdona, si cojo en mis brazos al Niño y me quedo, horas y horas, diciéndole cosas dulces y encendidas!…
Y le beso –bésale tú–, y le bailo, y le canto, y le llamo Rey, Amor, mi Dios, mi Unico, mi Todo!… ¡Qué hermoso es el Niño… y qué corta la decena! (Santo Rosario, 3º Misterio Gozoso)
Por SAN JOSEMARÍA.