* Para los defensores del «espíritu del Vaticano II», el resurgimiento católico es «preocupante, lamentable y vergonzoso»
Don Joaquín Manuel Serrano Vila, párroco de la archidiócesis de Oviedo que también se dedica a la formación de seminaristas, comentó la peregrinación de rito romano de Nuestra Señora de la Cristiandad a Covadonga.
«Escribo estas líneas después de haber vivido la peregrinación desde fuera», escribió en SanFelixDeLugones..
Don Serrano no tiene experiencia del rito romano y sólo participó en la bendición de los peregrinos por parte del arzobispo y en el Te Deum de Covadonga.
Por su implicación en la formación de los seminaristas, ha constatado hasta qué punto las nuevas generaciones tienen una «sensibilidad muy especial» hacia el catolicismo.
Observa que este fenómeno se ha vuelto imparable en muchos países.
Para algunos defensores del «espíritu del Vaticano II», el resurgimiento católico es «preocupante, lamentable y vergonzoso».
¿Esto es todo lo que tienen que decir y aportar hoy los paladines de la libertad y del progresismo carismático?» – se pregunta el sacerdote.
Comprende que a los nostálgicos del «espíritu del Vaticano II» les quite el sueño la peregrinación a Covadonga, porque les inquieta ver que lo que han apoyado en vida se extingue irremisiblemente, como los dinosaurios.
Don Serrano señala la fatal contradicción del pontificado de Francisco, que quiere «prohibir» el rito romano, al tiempo que permite la celebración de la Eucaristía en traje de baño, con pistolas de agua, o aprueba liturgias africanas.
Se da cuenta de que el clero «progresista» que aún vive, se ha secularizado, repitiendo su discurso aburrido y petrificado en sus batallitas como una mala digestión.
Al mismo tiempo, le llama la atención que la peregrinación a la Virgen no la hayan inventado los sacerdotes, sino los laicos.
Todavía existe una resistencia sorda al renacimiento del catolicismo, hasta el punto de que el cura de la romería de Covadonga tuvo que celebrar misa en un prado de Sorribas (Piloña).
Don Serrano concluyó con una imprecación: «Que el Espíritu Santo, que también nos habla en las matemáticas, sea libre, porque los números hablan por sí solos, y que hagamos realidad las palabras de Francisco: ‘todos, todos, todos'».
OVIEDO, ESPAÑA.
VIERNES 16 DE AGOSTO DE 2024.
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