El silencio de las generaciones perdidas

Editorial ACN Nº78

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Sound of freedom, Sonido de Libertad, es la reciente película producida por Santa Fe Films y distribuida por Angel Studios dirigida por Alejandro Monteverde y producida por Eduardo Verástegui. En ella, destacan actores y actrices de primera calidad como Jim Caviezel  reconocido por su magistral Cristo de la Pasión de 2004, película dirigida por Mel Gibson.

La producción toca un tema soterrado que lacera, está presente y causa horror. La trata de niños y adolescentes con fines criminales. Basta con abrir cualquier diario e informativo para darse cuenta de las cotidianas desapariciones de menores que llegan a las noticias, pero no a la consumación de una sentencia. Arrebatados de los brazos de sus madres, desaparecidos tan solo por salir a una compra o encargo doméstico, un descuido que resulta en una pérdida irreparable. Otras películas como Il ladro di Bambini de 1992 o Beasts of No Nation de 2015 trataron el tema de la prostitución de menores y el secuestro en tramas más melodramáticas, pero encendieron un foco rojo: la corrupción social que está diezmando a la niñez.

Imaginar que una hija o hijo desaparece es una cosa impensable para cualquier padre o madre. “A mi no me podría suceder…”, sería el recurso justificable de defensa; sin embargo, este fenómeno está más cerca de lo que podríamos pensar y creer. Las cifras causan estupor. De acuerdo con la Red de los de Derechos de la Infancia en México -REDIM- a través del informe “La Infancia Cuenta en México 2022 Niñez y Desapariciones. Cómo la desaparición de personas afecta a niñas, niños y adolescentes en México”, las causas de las desapariciones de menores implican, muchas veces, la consumación de actos delictivos como la trata de personas. En total, según la Red, desde 1964 a 2022, en México desaparecieron 87 mil 436 niñas, niños y adolescentes. Al presentar ese documento, se hizo una comparación muy gráfica para vislumbrar las dimensiones de este desastre: “El número oficial indica que fueron 1,896 las niñas, niños y adolescentes desaparecidos en México durante el año 2021. Es decir, los desaparecidos llenarían casi cuatro veces el Palacio Legislativo de San Lázaro —con capacidad para 500 curules— o casi completarían la Sala Nezahualcóyotl con aforo para 2,177 personas y no entrarían dentro de la sala principal del Palacio de Bellas Artes que tiene 1,396 butacas”.

En otro informe,  “La infancia, objetivo de grupos delincuenciales”, REDIM revela cómo se utilizan a  menores para la consumación de diversos delitos de acuerdo a las exigencias de grupos específicos. Así, niñas, niños y adolescentes reclutados por el crimen organizado cometen actos ilícitos que van desde la pornografía infantil pasando por la comisión de más secuestros y desapariciones, narcotráfico, tráfico de armas, prostitución, delitos contra la salud y hasta la piratería de productos.

No obstante, los datos son muy movedizos y de dificil verificación. Ya en 2009, por ejemplo, redes por los derechos de la infancia hacían un recuento escalofriante. La Asociación Pro Recuperación de Niños Extraviados y Orientación a la Juventud de México, A.C., en 2007 afirmó que en México desaparecían 45 mil niños al año en entidades como la Ciudad de México y los estado de México y Jalisco. Ese dato arrojaría la espeluznante desaparición de ¡123 niños al día!

Sounds of Freedom toca de nuevo un tema que está ahí, pero que no cabe sólo exponerlo como un conmovedor relato que impacta por unas cuantas horas en las salas de cine. Esta película quiere llegar al fondo. ¿Quiénes están detrás de este comercio y desapariciones? ¿Qué grupos o élites propician el consumo de niños? ¿Hacia dónde apuntarían los reflectores para sacar a la luz otros deleznables actos como el comercio y tráfico de órganos? O bien, por inaudito, insólito e increíble, la trata de niños para efectuar rituales paganos y satánicos.

Sonidos de Libertad hunde el busturí en la llaga de una sociedad que ha corrompido el tesoro de su niñez y juventud y de la irresponsabilidad de los Estados que han tolerado, bajo el velo de la impunidad, este horror. Hablamos de generaciones perdidas, no basta con hacer conteos y estadísticas. Si hay desapariciones es porque existe un mercado que lo propicia. ¿Quiénes están detrás de todo esto?

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