El sacerdote con su sotana, larga, compuesta, pobre pero limpia, con su manto que lo envuelve como si estuviera con las alas plegadas, dispuesto a volar; con la cabeza marcada por la cruz del Redentor, con el cuerpo sereno, respirando orden y modestia, con los ojos bajos, absolutamente ajeno a cualquier curiosidad enfermiza…pasa por el mundo como un ángel, dando una sensación de paz y de consuelo, da una sensación de esperanza en las inquietudes de la vida porque representa la caridad, y pasa como una lámpara que ilumina, disipando con su sola presencia las tinieblas de los errores.
Por Don Dolindo Ruotolo.
En su Nei rayos de grandeza y vida sacerdotal , firmado con el seudónimo Dain Cohenel.
itresentieri.