El proyecto del Reino es el núcleo del mensaje de Jesús

Mons. Cristobal Ascencio García
Mons. Cristobal Ascencio García

Bienvenidos a esta reflexión desde la Palabra de Dios en el III Domingo del Tiempo Ordinario.

Retomamos el Evangelio de san Marcos, el que nos irá guiando en los domingos del tiempo ordinario de este ciclo B. El contexto del Evangelio que escuchamos es que Herodes Antipas había mandado apresar al Bautista por su crítica que le había hecho por vivir con la mujer de su hermano. La voz del Bautista es acallada en la cárcel de Maqueronte, pero surge la voz de Jesús en Galilea, proclamando el Reino de Dios. Jesús desde sus inicios proclama el gran proyecto de Dios para con la humanidad. No se queda en el desierto esperando que la gente acuda a escucharlo. Tampoco se dirige a su tierra que es Nazaret, a su antiguo trabajo. Se presenta como un profeta itinerante, llama la atención, que no comienza a hablarles de sí mismo, se acerca a los poblados para proclamar allí el Reino de Dios.

El Evangelista Marcos no presenta a Jesús enseñando una doctrina religiosa para ser aprendida y difundida, más bien, anuncia un acontecimiento, algo que está sucediendo y tiene que ser acogido. El núcleo del mensaje, se resume en cuatro fórmulas:

1a “Se ha cumplido el plazo”. 2a “Está cerca el Reino de Dios”. 3a “Conviértanse”. 4a “Crean en el Evangelio”.

Las dos primeras, constituyen la revelación de parte de Dios. Las dos últimas, comprenden la decisión de parte del hombre. Digamos algo sobre cada una de ellas:

1a. Se ha cumplido el plazo: ¡Plazo! ¿para qué y de qué? Plazo para vivir según Dios, para no hacer una religión a la carta, para recuperar el hondo sentido de nuestra vida cristiana; plazo para mirarnos más en el espejo de Jesús y menos en esos cristales de colores que la sociedad de la opulencia cuelga delante de nosotros. Es tiempo de un tiempo nuevo, todo lo anterior es parte de la historia y será superado; no se puede vivir mirando el pasado; las promesas de Dios se están cumpliendo. Hay que abrir los ojos a lo que está sucediendo. Jesús desea que seamos capaces de ver y aceptar su proyecto con todas sus consecuencias.

Han pasado dos mil años, es momento de preguntarnos ¿hemos comprendido el proyecto de Jesús?

2a. Está cerca el Reino de DiosDios no ha abandonado a su pueblo; Dios está presente y quiere abrir nuevos caminos para que nuestra vida sea más humana. Donde Dios reina la vida es distinta, se avanza por caminos de justicia, de fraternidad y de paz. Jesús nos recuerda que es posible un mundo distinto, porque Dios lo quiere así.

En este mundo marcado por la inseguridad y la violencia, marcado por el egoísmo que conduce a un individualismo extremo ¿cómo entendemos el Reino de Dios? ¿realmente permitimos que Dios reine en nuestras vidas?

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3a. “ConviértanseJesús pedía conversión porque el camino que Él estaba proponiendo significaba una ruptura con muchas prácticas sociales y religiosas que no reflejaban los principios del Reino. En la conversión, nos invita a un cambio de la forma de pensar y de actuar; no se puede seguir viviendo de la misma manera. Tengamos claro que, Dios no puede cambiar el mundo sin que nosotros cambiemos. Dios nos invita para que nos salgamos de esos reinos que nos esclavizan como son: el reino del dinero, el reino del conformismo, el reino del consumismo, el reino donde gobierna la inseguridad y la violencia, el reino donde se institucionaliza la mentira. Jesús nos dice que es posible un reino distinto donde Dios sea el Rey.

No queramos que los demás cambien, si nosotros seguimos igual, debemos empezar por darnos cuenta qué aspectos de nuestra persona impiden que Dios reine en nuestra vida; el descubrirlos será el primer paso para poder aspirar a un cambio personal.

4°. “Crean en esta buena noticiaPedía fe en su Palabra, pues ésta es la Buena Nueva en la que tenían que creer para vivir los valores del Reino. Creer significa tomar en serio el mensaje de Jesús. Creer es aceptar de manera responsable el anuncio y vivir de acuerdo a ese proyecto.

En este mundo donde la indiferencia hacia las cosas de Dios es muy palpable, pensemos: ¿Cómo es nuestro creer? ¿en qué se cree en nuestros días?

El proyecto del Reino es el núcleo del mensaje de Jesús, fue lo que motivó toda su vida y lo mostró de distintas maneras. Por eso, quiso contar con seguidores que colaboraran en su proyecto. Él sabía que su vida terrena estaba marcada por el tiempo, de allí que después de presentar el proyecto, Jesús busca seguidores y en aquella orilla del mar de Galilea, invita a formar parte de su proyecto a Pedro y Andrés, así como a Santiago y a Juan; personas sencillas que estaban en medio de sus labores cotidianas. Es Jesús el que toma la iniciativa y busca seguidores para recorrer juntos el camino del Reino. Es algo vivencial y no doctrinal. Jesús los mira en medio de sus trabajos y los llama dándoles una dirección nueva a sus vidas. El seguirle, implica una dinámica de movimiento, no es posible instalarse, acomodarse, porque sería quedarnos lejos de Jesús.

Hermanos, hemos escuchado muchas veces el proyecto de Jesús, algunos de nosotros lo hemos predicado; pareciera que es un proyecto para contarse, un proyecto muy bello pero que queda en palabras. Jesús llamó a sus discípulos para que vivieran con Él este proyecto de vida y lo transmitieran como una vivencia. Es momento propicio para preguntarnos como Iglesia: ¿Qué hemos hecho del proyecto de Jesús? Este proyecto ¿cómo se vive en nuestra Diócesis, en mi parroquia, en los grupos o movimientos? Es momento propicio para echar una mirada hacia adentro de nuestros grupos y movimientos, que decimos seguir a Jesús de cerca, para ver qué hemos hecho de su proyecto. Veamos cómo Jesús, a los que llama para que estén con Él, los convierte de pescadores en pescadores de hombres; cada uno somos pescadores de hombres, cada seguidor de Jesús, se debe convertir en pescador de hombres.

Les bendigo a todos, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. ¡Feliz domingo para todos!

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Obispo de la Diócesis de Apatzingan