El primero de los mandamientos

Pbro. Hugo Valdemar Romero
Pbro. Hugo Valdemar Romero

En el evangelio de este domingo se nos narra cómo un escriba, es decir, un hombre estudioso de las Sagradas Escrituras se acerca a Jesús para preguntarle cuál es el mandamiento más importante y Jesús le responde con el Shemá Israel. La palabra hebrea “Shemá” significa “Escucha”. Así pues, Jesús dice: “El primero es escucha Israel, el Señor, tu Dios, es uno. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo”.

Podemos preguntarnos porqué Jesús ratifica el amor a Dios como el primero y más importante de los mandamientos. ¿Dios necesita ser amado por nosotros? ¿Por qué Dios debe ocupar el primer lugar de nuestro corazón, en nuestra alma, en nuestra mente y ser amado con todas las fuerzas? ¿No es esto como una especie de narcisismo de Dios?

Por supuesto que no. Si Dios manda a ocupar el centro de nuestro corazón y de nuestra alma es por una razón muy sencilla, porque al amarlo a Él sobre todo a las personas y las cosas, el amor humano toma equilibrio y autenticidad. Si tú amas a Dios antes que a todos, que a todo y que a ti mismo, tu amor se purifica, se hace auténtico. Tú amas a Dios con un amor pobre y limitado, un amor marcado por el egoísmo; sin embargo, si lo diriges a Él, lo toma y lo transforma en un amor auténtico de tal forma que ahora quedas capacitado para amar verdaderamente porque empezarás a amar a los demás, no con tu amor imperfecto, sino que en el mismo amor de Dios.

Después de amar a Dios sobre todas las personas y las cosas, te pide amar al prójimo como te amas a ti mismo. No dice que ames al prójimo como a Dios, cuando haces eso el amor se convierte en idolatría. La idolatría no es otra cosa que darle el lugar que le corresponde a Dios a personas o a cosas, siendo que Dios es sólo uno y nada ni nadie puede ocupar su lugar, pues la idolatría corrompe el corazón y te hace esclavo de lo que supuestamente amas.

Amar al prójimo de forma adecuada no es amarlo desde tu propio corazón, sino amarlo desde el corazón de Dios y amarlo con su mismo amor, ese amor que se llama caridad y el que te da cuando primero lo amas a Él con todas tus fuerzas y sobre todas las cosas.

“Señor Jesús, tú con el Padre y el Espíritu Santo, eres el único Dios y me mandas a amarte con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con todas mis fuerzas. Tú me conoces y sabes qué pequeño e imperfecto es mi amor por ti. Quisiera amarte con la fuerza que me mandas, pero no puedo, estoy atado a otros pequeños amores que me provocan alegrías pequeñas, pero que no me llenan, al final estoy triste y hueco. Ayúdame a cumplir tus mandamientos y amarte sobre todas las cosas, ayúdame a cumplir tus mandamientos y amarte con todo mi corazón; puesto que yo no puedo,. ven tú y toma mi vida, mi voluntad y mi amor para que pueda amarte con toda mi alma con todo mi corazón y con todas mis fuerzas”. feliz domingo. ¡Dios te bendiga!

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