El Papa Francisco y sus opiniones

Pbro. Hugo Valdemar Romero
Pbro. Hugo Valdemar Romero

Gran controversia causaron las declaraciones del Papa Francisco hechas públicas en el documental “Francesco”, realizado por un cineasta homosexual, en la que el Pontífice textualmente dice acerca de las uniones del mismo sexo: “…lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil, tienen derecho a estar cubiertos legalmente”. Siendo por otra parte que la postura oficial de la Iglesia es la que aparece claramente en el documento de la Congregación de la Doctrina de la fe, emitido en 2003, que se opone tajantemente ya no digamos al matrimonio entre homosexuales, sino incluso a ese tipo de legislaciones tramposas que inevitablemente conducen al reconocimiento de falsos derechos. El documento no puede ser más claro cuando afirma: “Ante el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, o la equiparación legal de estas al matrimonio con acceso a los derechos propios del mismo, es necesario oponerse en forma clara e incisiva. Hay que abstenerse de cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas…”.

Más allá del debate que se ha desatado acerca de que si las declaraciones del Papa fueron sacadas de contexto y de que la Secretaria de Estado del Vaticano ha afirmado que la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio no ha cambiado, y de que cientos de interpretes han hecho malabares para explicar lo que el Papa verdaderamente ha querido decir, enredando aún más las cosas, debemos tomar como un faro de luz en medio de las tinieblas, aquellas estupendas palabras pronunciadas por el Papa Benedicto XVI, cuando asumió la cátedra como Obispo de Roma en San Juan de Letrán, el 7 de mayo de 2015: “El Papa no es un soberano absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley. Al contrario: el ministerio del Papa es garantía de la obediencia a Cristo y a su Palabra. No debe proclamar sus propias ideas, sino vincularse constantemente así mismo y a la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y alteración, así como frente a todo oportunismo”.

Es un grave error pensar que el Papa es infalible en todas sus acciones y palabras, máxime si son opiniones  dadas en la improvisación de una entrevista, la infabilidad sólo le asiste en pocas y determinadas circunstancias. En la misma homilía antes citada, el Papa Benedicto Afirma: “Aquel que es titular del ministerio petrino debe tener conciencia de que es un hombre frágil y débil, como son frágiles y débiles sus fuerzas, y necesita constantemente purificación y conversión”.

Si una golondrina no hace verano, una opinión de entrevista del Papa tampoco hace magisterio, ni cambia la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio. Las uniones civiles, o los falsos y abusivamente llamados matrimonios de las personas del mismo sexo son contrarios a la Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia, por lo mismo son un pecado grave, que no pueden tener aprobación y justificación en ningún caso.

Comparte: