Se agradecen los días grises en el agosto romano, el sol se oculta y las temperaturas se moderan. La plaza de San Pedro es un termómetro de la decadencia que vivimos. Han pasado los tiempos de los rebaños de turistas con guías gritones que inundaban loa rincones de la ciudad, de los restaurantes inundados de pasta. La ciudad eterna vive un letargo que parece querer alargarse en el tiempo. Todo se muere y lo poco que queda nos empeñamos en matarlo. La normativa de misas en San pedro ha terminado con la belleza de ver cientos de celebraciones diarias en todos los ritos, en todas las lenguas de todos los colores, todos rezando al mismo Dios en torno a la tumba del Príncipe de los apóstoles.
El Papa Francisco, en un mensaje de video, anima a vacunarse como un «acto de amor»: “Con espíritu fraterno me uno a este mensaje de esperanza en un futuro más brillante. Gracias a Dios y al trabajo de muchos, hoy tenemos vacunas para protegernos del Covid-19. Estas dan la esperanza de acabar con la pandemia, pero solo si están al alcance de todos y si colaboramos entre nosotros «. A estas alturas de la epidemia lo único seguro es que tenemos muy pocas seguras. Los políticos están habituados a decir lo que conviene, o lo que creen que conviene, en cada momento evitando enfrentarse con la realidad. La huida universal de Afganistan en una elocuente imagen de como actuamos ante las dificultades. La realidad es terca y las vacunas algo solucionan, pero con muchas limitaciones temporales que anulan sus efectos. El ‘futuro brillante’ queda en las cabezas de los predicadores de eternas primaveras.
El Papa Francisco tiene previsto en noviembre, veremos, una corta visita en Glasgow. El viaje es exclusivamente político: “Puedo confirmar que los obispos escoceses no estamos planeando una celebración de la Misa con el Papa Francisco en noviembre”. “El Papa estará como invitado del Gobierno del Reino Unido, que será el responsable de organizar los detalles de la visita. Entendemos que estará tan solo algunas horas en Escocia para participar en la reunión COP26, y por lo tanto tendrá muy poco tiempo para encontrarse con los obispos escoceses”. Es evidente que es más importante la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que encontrarse con el amado ‘pueblo de Dios’. Las declaraciones aparecen ante el rumor de que el Papa presidiría una Misa al aire libre en Glasgow, tal y como ya hicieron sus predecesores Benedicto XVI en el año 2010 y San Juan Pablo II en 1982. El Vaticano no ha anunciado oficialmente este viaje en el que se espera que participen unos 120 jefes de Estado, entre ellos el Papa Francisco, junto con Biden, el príncipe Carlos de Inglaterra y , faltaría más, la Greta Thunberg.
Sigue el malestar por el recorte de gastos de la todopoderosa televisión pública de los viajes papales y vaticanos. Tenemos carta firmada (en orden alfabético) por los periodistas Rai acreditados ante la Oficina de Prensa de la Santa Sede que expresa «la profunda preocupación por la decisión de Rai de iniciar un giro de los viajes para los viajes del Papa. El sistema de trabajo realizado hasta ahora para la cobertura de estos hechos se encuentra entre los más sólidos y probados. Cambiarlo sin un proyecto alternativo que permita una cobertura adecuada a cada periódico presenta riesgos considerables, también de cara a los próximos acontecimientos importantes, a partir del Jubileo de 2025 ”. Por ello “consideramos el bloqueo del viaje de algunos de nosotros a Budapest y Eslovaquia como un precedente peligroso, siguiendo una tendencia ya vista en otras empresas de radio y televisión, donde hoy los periodistas se reducen a seguir los acontecimientos papales exclusivamente en la oficina editorial y en la computadora».
Los tiempos están maduros y la población ya está preparada para un referéndum sobre la eutanasia. El Vaticano se opone, menos mal, está vez parece que sin pasteleos, pero las cosas están decididas y sea como sea tendremos una maravillosa ‘muerte digna’, hasta ahora la humanidad ha sufrido milenios de muertes inhumanas. En los Países Bajos, 1 de cada 25 muertes es causada por la eutanasia, lo que representa el 4,12 por ciento de todas las muertes (la cifra aumenta al 6,2 por ciento entre las edades de 60 y 80 años). Dieciséis menores asesinados por legalización en 2002. En Bélgica, 17 años de legalización de la eutanasia han provocado 22.081 «muertes oficiales», más de cinco mil relacionadas solo con los dos últimos años. En Canadá el año pasado murieron 7.595 personas, uno de cada cinco no tuvo problemas con el dolor de la enfermedad, sino con «soledad y aislamiento». La campaña por la eutanasia infantil comenzó en 2018 vendiendo el concepto de que «tener una discapacidad es peor que la muerte». Los presupuestos de salud estiman un ahorro de 66,14 millones de dólares gracias a los muertos y ha costado solamente 17 millones ayudarlos a morir.
Los casos concretos son escalofriantes. Alan Nichols, quien a los 61 años tenía una depresión. Roger Foley con una enfermedad neurodegenerativa, el hospital y el gobierno le han dado dos alternativas: pagar más de $ 1,500 al día por el tratamiento que necesita o «recurrir al suicidio asistido gratis». Ancianos drogados u matados en contra de su voluntad por un diagnóstico de «estrés psicológico» sin demasiadas preguntas y sin siquiera avisar a la familia. Sin duda asistimos al suicidio de una civilización con consecuencias imprevisibles, pero brutales.
Seguimos con interesantes artículos que profundizan en la reforma litúrgica y en el ‘ambiente’ creado con el Traditionis Custodes. La palabra culto proviene de cultus, del verbo còlere, cultivar. Al adorar y adorar a Dios, cultivamos la fe. Newman dijo que una cosa distingue a los verdaderos creyentes de los falsos: la devoción litúrgica. Ahora, sin embargo, casi se nos induce a pensar que la liturgia no es tan importante, porque sería forma, no sustancia, y después de todo, dicen, lo que cuenta es lo que se tiene en el corazón y lo que fluye espontáneamente de el, sin necesidad de reglas y disciplinas. Newman dividió a los cristianos entre los que respetan las cosas sagradas y los que no. La subcultura transmitida por los medios de comunicación ha contribuido en muchos sacerdotes a sentir el deber imitar al presentador de televisión, los fieles han quedado reducidos al rango de público: ya no es una comunidad religiosa y de oración que participa en la Santa Misa, sino un grupo que asiste a la puesta en escena.
¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?
Por SPECOLA.
Infovaticana.
ilustración:thegibsonedge.