* Unas declaraciones de Francisco sobre la «martirizada» Ucrania alejan una posible mediación de la Santa Sede en el conflicto
Pese a su voluntad por poner la diplomacia vaticana al servicio de una eventual negociación entre Ucrania y Rusia que permita poner fin a la guerra, lo cierto es que el Papa Francisco consigue enfadar a una u otra parte cada vez que habla del conflicto.
Después de meses en los que defraudó al Gobierno de Kiev al considerar que la invasión estuvo «de alguna manera provocada» y acusar a la OTAN de «ladrar a las puertas de Rusia», ahora se ha enemistado con Moscú por denunciar la «crueldad» mostrada en la guerra por «los chechenos y los buriatos».
Sus palabras, dichas en una entrevista con la revista de los jesuitas estadounidenses ‘America Magazine’ publicada este martes, propiciaron una airada protesta de las autoridades de Moscú.
«He expresado mi indignación ante tales insinuaciones y señalado que nada puede hacer tambalear la cohesión y la unidad del pueblo multinacional ruso», declaró a la agencia Tass el embajador ruso ante el Vaticano, Alexander Avdeev, que comunicó su malestar ante la Secretaría de Estado de la Santa Sede. También la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Moscú, María Zajárova, dijo que las declaraciones del Pontífice van «más allá de la rusofobia», considerándolas incluso una «perversión».
Hasta la organización Free Buryatia Foundation, que defiende los derechos del pueblo buriato, originario de Siberia, y se ha mostrado en contra de la guerra en Ucrania, calificó de «mentiras» las palabras del Papa.
Según esta organización, tales palabras responden a un «estereotipo racista» con esta minoría y con los chechenos. «Y los estereotipos siguen siendo estereotipos, independientemente de quién los reproduzca: activistas, políticos o líderes espirituales», subraya el comunicado.
La polémica respuesta de Jorge Mario Bergoglio se produjo tras una pregunta en la que el corresponsal de ‘America Magazine’ en el Vaticano, Gerard O’Connell, le pedía que explicara su posición de no criticar directamente a Rusia por su agresión al país vecino. «Cuando hablo de Ucrania, hablo de pueblo mártir, de un pueblo martirizado. Si hay un pueblo martirizado hay alguien que lo martiriza», contestó el obispo de Roma, señalando a continuación que hablaba de la crueldad «porque tengo mucha información de la crueldad de las tropas» invasoras. «Generalmente los más crueles son quizás los pueblos que son de Rusia, pero no son de la tradición rusa, como los chechenos, los buriatos, etcétera. Ciertamente quien invade es el Estado ruso. Eso es muy claro. A veces trato de no especificar para no ofender y más bien condenar en general, aunque se sabe bien a quién estoy condenando. No es necesario que ponga el nombre y el apellido», remarcó.
El Papa aprovechó para recordar una vez más que la postura de la Santa Sede ante el conflicto se basa en «buscar la paz y buscar un entendimiento», por lo que la diplomacia vaticana se mueve «en esa dirección» y «siempre está dispuesta a una mediación». También recordó cómo dos días después de iniciada la invasión él mismo acudió a la Embajada rusa con el ánimo de trasladar a Putin su predisposición «a viajar (a Moscú) a condición de que me permitiera una pequeña ventana para negociar», aunque su ofrecimiento fue rehusado por el Kremlin.
Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, un cargo equivalente al del ministro de Asuntos Exteriores, ya había dejado claro unos días antes que el minúsculo Estado se ofrecía «si fuera oportuno y necesario» para acoger una eventual negociación entre Rusia y Ucrania. «El Santo Padre lo acogería muy positivamente si la solicitud viene de las dos partes con buenas intenciones y ánimo de buscar la paz, el diálogo y el final de esta terrible guerra», dijo Gallagher en una entrevista con un canal de televisión de Mediaset Italia. Los únicos frutos conocidos que ha dado hasta ahora la mediación de la Santa Sede ha sido la facilitación del intercambio de presos civiles y militares entre ambos bandos.
El Papa muestra su apoyo a un grupo de ucranianos. / EFE
Rusia no es, en cualquier caso, la única potencia internacional con la que el Vaticano tiene problemas en sus relaciones diplomáticas. Aunque hace sólo un mes renovó por otros dos años el acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos en el gigante asiático -el principal escollo para el desarrollo de la Iglesia católica local-, las autoridades de Pekín torpedearon el pacto el pasado jueves al nombrar por su cuenta a un obispo de una diócesis no reconocida por Roma.
Diálogo con China
La Santa Sede reaccionó a la noticia de la «ceremonia de investidura» de monseñor Giovanni Peng Weizhao con «sorpresa» y «pesar», considerando que se trataba de una violación del acuerdo, cuyo contenido es secreto y fue firmado por primera vez en 2018.
Aunque el Vaticano deseó que «no se repitan episodios similares», no amenazó con interrumpir las relaciones. «Reafirmamos la plena disponibilidad a proseguir el diálogo respetuoso sobre todas las cuestiones de interés común», dijo la Santa Sede en un comunicado.
Y el Papa insiste en esa misma línea en su polémica entrevista en ‘America Magazine’. «Con China yo he optado por la vía del diálogo. Es lento, tiene sus fracasos, tiene sus éxitos, pero no encuentro otra vía. Y esto quiero subrayarlo: el pueblo chino es un pueblo de gran sabiduría y que merece mis respetos y mi admiración. Y por eso trato de dialogar».
Detenido por fraude el presidente de la federación de fútbol ucraniana
La guerra no ha detenido por completo el resto de asuntos políticos e institucionales de Ucrania. Ni siquiera los más oscuros.
El presidente de la Asociación nacional de Fútbol, Andriy Pavelko, fue detenido este martes acusado de malversación de fondos de la organización, según informó su propio abogado.
El imputado, que niega los hechos, habría utilizado ilícitamente dinero destinado a construir una fábrica de canchas de fútbol artificiales. Los hechos serían anteriores a la invasión, ya que la investigación se remonta a tres años atrás.
Se da la circunstancia de que Pavelko defendió el mes pasado la «unidad» del fútbol europeo después de que Ucrania se sumara a la candidatura de Portugal y España para organizar la Copa del Mundo de 2030, una iniciativa en señal de solidaridad con el país en guerra con Rusia.
Por DARÍO MENOR,Corresponsal.
Roma, Italia.
DIARIOVASCO.