El orgullo gay, medio blasfemo de la Revolución

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* Reivindicar “derechos”, promover una guetización fuera de la realidad, erotizar, ofender al cristianismo: estas son algunas de las principales características de los orgullos gay que, como todas las revoluciones, pretenden socavar el sistema actual.

Quien quiso, el pasado 17 de mayo, celebró el famoso Día Internacional contra la Homofobia. Además, en el nuevo calendario pagano que expulsó a María y Jesús, mayo y junio son los meses habitualmente dedicados al orgullo gay.

¿Cuáles son las características de estos desfiles en las calles y plazas de medio mundo? 

Veamos algunas:

  • La primera es la reivindicación de ciertos “derechos”: el derecho a “casarse”, a tener hijos, a no ser discriminado, etc. Algunas de estas reivindicaciones son injustificables porque la condición homosexual las excluye: véase matrimonio y véase paternidad.

Otros tienen razón (véase la petición de no ser discriminados injustamente), pero desde la perspectiva LGBT esto significa la aceptación de la homosexualidad y la transexualidad por parte de todos. La aceptación de la persona se convierte entonces en aceptación de la condición y de la conducta.

  • La segunda característica del Orgullo está implícita en toda la narrativa LGBT que subyace al Orgullo: la de que «las personas homosexuales y transexuales están marginadas», de que viven en una condición de disparidad social en comparación con los demás y de que están excluidas de la sociedad civil.

Esta afirmación es falsa, dada la amplia aceptación social de estas dos condiciones –basta con contar cuántas películas y series de televisión tienen personajes LGBT o tramas con los colores del arco iris– y teniendo en cuenta, entre otros, los datos proporcionados por la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (OIDDH), que es la principal institución de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Esta organización nos informa que en Italia solo se denunciaron 70 casos de “crímenes de odio anti-LGBT” en 2023. Todo acto de discriminación injusta es reprensible, pero las cifras son insignificantes y 70 casos, una cifra que se ha estabilizado en los últimos años a pesar de las campañas LGBT generalizadas y capilares, no constituyen un fenómeno social de intolerancia ni una emergencia, como siguen despotricando los organizadores de las marchas del orgullo. También hay que tener en cuenta que estos 70 casos son sólo denuncias: no es seguro que cada denuncia corresponda a un delito real. Es necesario que exista un proceso para verificar esto. En este sentido, la percepción subjetiva puede marcar la diferencia. De hecho, si atendemos a los delitos motivados por la discriminación anti-LGBT y más denunciados, el podio lo comparten las agresiones físicas (21) y la incitación a la violencia (21). Si bien el primer elemento puede tener su propia objetividad, aunque relativa (un empujón puede muy bien ser considerado “agresión física” por la víctima), el segundo elemento –la incitación a la violencia– está expuesto a un juicio más arbitrario. Este mismo artículo podría ser denunciado ante la OIDDH como incitación a la violencia. Para un esquimal, el Valle de Aosta puede parecer el trópico.

Por eso, es bueno que los grupos arcoiris hagan creer, a pesar de que los hechos digan lo contrario, que son discriminados, marginados, y de esa manera, presentándose como un grupo social frágil y expuesto a acosos de todo tipo, pueden pedir continuamente protecciones que en realidad se convertirán en privilegios.

  • Otro elemento peculiar es la erotización del orgullo . Muchos participantes, con sus vestimentas, quieren imitar a Adán y Eva unos minutos después del pecado original; Además, se desperdician referencias simbólicas al sexo, así como guiños y gestos obscenos.

1.- Por una parte, la erotización del orgullo se utiliza deliberadamente para escandalizar y éste es uno de los rasgos distintivos de todo movimiento revolucionario: es necesario oponerse al orden establecido, socavar la estructura actual, sacudir las conciencias, subvertir la estructura burguesa, desconcertar a los que piensan bien. En realidad es un mero pretexto para tapar el vacío del contenido de los mensajes.

2.- Por otra parte, la hipersexualización del orgullo refleja lo que ordinariamente constituye la columna vertebral de las relaciones homosexuales, a menudo caracterizadas únicamente por el erotismo.

  • Por último, es importante tener un enemigo al que atacar y retratar como perseguidor: además de los gobiernos de derecha, los desfiles del orgullo siempre tienen como objetivo símbolos de la religión cristiana (nunca la islámica o la judía).

He aquí pues:

  • burlarse,
  • insultar,
  • ridiculizar,
  • ofender a Jesús, a María, a la Iglesia, al Santísimo Sacramento, etc.

La burla es necesaria también en el caso de la orientación progresista y liberal de las figuras más altas al frente de la Iglesia.

A estos blasfemos no les pasa nada porque tienen libertad de expresión, un «derecho» incuestionable que se traduce en inmunidad total

. Sin embargo, si se criticaran estos excesos o las conductas o condiciones homosexuales y transexuales, inmediatamente surgiría la crítica de la homotransfobia. Doble rasero como dicta el igualitarismo.

Por TOMMASO SCANDROGLIO.

MIÉRCOLES 21 DE MAYO DE 2025.

ROMA, ITALIA.

LANUOVABQ.

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