El golfo de América y la América Mexicana

Editorial ACN Nº145

ACN
ACN

A unos días de la toma del poder de Donald Trump, amenazas, amagos, dimes y diretes, han asombrado a muchos en ambos lados de la frontera debido al nivel de retórica populista y más aún las respuestas que ha suscitado en México, en un envalentonamiento artificial a través de hechos imposibles que meten a todos los actores al mismo nivel y grado, el de una guerra de palabras que desestabiliza diversos sectores.

Uno de los más agudos y mediáticos fue el cambio del nombre del Golfo de México. Sin lugar a duda, muchos de los partidarios de Trump aplaudieron ese falaz argumento que sólo es reflejo de la profunda demagogia para reivindicar el papel que el próximo presidente quiere para imprimir una suprema hegemonía estadunidense incluso cuando Trump dijo que Canadá y México deberían ser estados asociados a los Estados Unidos.

Los dichos de Trump han sido estimados como de suma altanería propinados por un bravucón arrogante que ha desatado a los mastines de la guerra comercial imponiendo aranceles a productos de los dos socios comerciales debido, en parte, a la degradación interna de Canadá y México que es aprovechado hábilmente por el magnate que, a pesar de las condenas judiciales, se convierte en el líder de una nación igualmente en decadencia.

La caída de Justin Trudeau, por un lado, refleja el profundo descontento de los canadienses ante la degradación de un país con altos niveles de desarrollo, cultura y progreso. El avance de la inmigración llevó a los sectores más conservadores a cuestionar el real beneficio de esta apertura de Canadá, además de los escándalos de corrupción, el aumento en el consumo de las drogas y la paulatina descomposición social canadiense. Esto es fue terreno fértil para que Trump amague a Canadá con aranceles y más aranceles mientras que la impopularidad de Trudeau obligó a su dimisión anticipada.

Y al sur de Estados Unidos, la cosa no puede pintar mejor. Trump no sólo se vale de absurdos argumentos como azuzar el patriótico fervor de “Hacer de nuevo a grande a América” con cambiar el nombre del Golfo de México, sino que se lanza al talón de Aquiles mexicano: el crimen organizado y el control de los cárteles de las drogas.

No es la primera vez de amenazas intervencionistas. Con el creciente respaldo de declarar a los cárteles de las drogas como agrupaciones terroristas, la próxima administración buscaría legitimar acciones militares directas en territorio mexicano para acabar con los líderes de la delincuencia organizada. Por otro lado, el tema migratorio es de los más delicados e imposibles de resolver, justo para pretender una desestabilización financiera que pone a México contra las cuerdas.

¿La mejor respuesta? La que pretendió la presidenta de México al meterse al mismo nivel de retórica demagógica y populista que la de Trump teniendo en cuenta que, a 100 días del inicio de su mandato, el cual festejará con un enfermizo delirio de “poder popular” en el Zócalo haciendo ver que todo va muy bien, Culiacán sigue como una zona de guerra, la inseguridad y violencia están en descontrol, la inflación es rampante y la realidad de los “otros datos” está presente bajo argumentos que son tan pueriles como desafortunados: “¿Y por qué no le ponemos América Mexicana? Se escucha bonito, no?”.

Así el nivel de cosas, nos lleva a un permanente conflicto que, de palabras, podría anunciar lo que todos dan por hecho: El endurecimiento de la política estadounidense que podría traer graves consecuencias comerciales que impactarán a millones más que cambiar el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América.

Comparte:
ByACN
Follow:
La nueva forma de informar lo que acontece en la Iglesia Católica en México y el mundo.
Leave a Comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *