Tic tac. El tiempo para el imputado Fiscal General del Estado se está acabando. Quizás pensó que el Supremo no se atrevería a un choque de trenes con la Fiscalía. Se equivocó. El juez que investiga su presunto chivatazo ha llamado a declarar a cuatro fiscales vinculados con los hechos. Entre ellos a la fiscal jefe de Madrid, Almudena Lastra, que ya declaró ante el Superior de Justicia de Madrid. Entonces ya entregó su teléfono móvil que presuntamente corroboraría las comunicaciones que ahora han sido borradas. Tic tac, que diría Pablo Iglesis, que -al parecer- aspira a regresar a la primera línea.
La jefa de inspección fiscal también va a ser investigada por no abrir una investigación interna sobre el bochornoso episodio. Claro que cómo va una jefa de inspección a abrir un expediente sobre unos hechos que afectan a su jefe máximo en una institución jerarquizada.
Una buena ocasión para revisar la autonomía de la Fiscalía y recuperar el prestigio de la institución.
Lo del Fiscal General, Alvaro García Ortiz, puede ser el primer escalón de las contingencias de Sánchez. Porque la deriva autocrática del ‘cambiacolchones’ sólo tiene un único freno: el poder judicial. Y el Supremo es consciente de su responsabilidad histórica: o ponen freno al totalitarismo ahora o recuperar la democracia será una tarea de titanes si no imposible.
El anzuelo del pescador
Ábalos pretendió una puerta giratoria. Tras salir del gobierno afirmó que varias empresas le habían hecho ofertas de trabajo. ¿Quizás las constructoras a las que presuntamente adjudicó obras según Aldama? Ahora la UCO ha abierto una investigación.
Trampas en el solitario. El gobierno aprobó en el último Consejo de Ministros del año una prórroga de dos años para contabilizar las pérdidas provocadas por el covid. Se trata de una huida hacia adelante en un momento en el que las empresas ‘zombies’ -en pérdidas- son superiores a las existentes antes de la pandemia. El último, que apague la luz…
Sareb, la inmobiliaria de Sánchez. El ‘banco malo’ estaba en plena operación de venta de activos. Ya se ha frenado. La Sareb será ahora la base de la gran empresa pública inmobiliaria anunciada por Sánchez. Un nuevo ‘chiringuito’ para colocar a los suyos y hacer como que hace algo…
Más contratación a dedo. Sánchez y Mazón contrataron 385 millones de euros a dedo para paliar los efectos de la gota fría. La misma mala práctica que con la pandemia que se suma a un crecimiento desproporcionado de adjudicaciones de un sólo oferente, por encima del 30%. ‘Houston, tenemos un grave problema’.
Los salarios apenas se han mantenido invariables en los últimos años mientras que las pensiones no han parado de crecer. Los pensionistas son los únicos que ganan poder adquisitivo con una Seguridad Social en números rojos. ¿Gerontocracia?