Hoy es domingo de Pascua o de Resurrección. Es el día más luminoso, más bello, más grandioso del año. La razón, Jesús resucitó.
La mayor prueba de amor o de amistad es dar la vida por quien se ama. La muerte de Jesús en la cruz ha sido la mayor muestra de su amor y misericordia por nosotros, que somos frágiles, pobres y pecadores. Es mucho que Jesús haya muerto por nosotros.
Es motivo para amarle y estarle eternamente agradecidos. Pero la Resurrección demuestra que todo lo que predicó y vivió es la verdad. La verdad de la fe, del Evangelio y de tu esperanza está en un solo hecho.
Resucitó. San Pablo lo tuvo más que claro cuando dijo, si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe y nosotros somos los más infelices de los hombres. Pero verdaderamente Cristo resucitó y somos los más dichosos, porque su Resurrección me dice que yo no moriré jamás.
Mi muerte física será solo paso a la vida definitiva, la vida eterna que Cristo me conquistó con su pasión, muerte y Resurrección. Estamos seguros, dice San Pablo, que si morimos con Él, también resucitaremos con Él, porque la victoria de Cristo sobre la muerte es también tu victoria. Si crees en Él, si lo amas, si te esfuerzas en cumplir sus mandatos y hacer su voluntad, tú también resucitarás el último día.
Tú también tendrás una vida que va más allá de los años que Dios te conceda en esta tierra. Incluso tu cuerpo, este cuerpo tuyo, frágil y mortal, también resucitará. No marchito y frágil, sino glorioso como el suyo.
Verdaderamente Jesús ha resucitado. Verdaderamente tú también resucitarás. La muerte ya fue vencida. La muerte desde ahora es solo un paso. La muerte no es destrucción, sino camino de resurrección. Hoy venció la vida.
Hoy es el día de la vida, el día más bello y pleno porque Cristo que me ama, me dice, no morirás jamás. Y es que cuando amamos a una persona, queremos que no muera nunca. Pues bien, Cristo que te ama profundamente, tampoco quiere que mueras nunca, pero no sólo lo desea, sino que lo ha hecho posible con su resurrección.
La cruz ya no es signo de muerte, sino de victoria. La muerte ya no es el fracaso final, sino el paso necesario para que el grano de trigo dé fruto. El dolor y el sufrimiento tienen ahora un sentido.
El sacrificio y el amor dan frutos de vida y de resurrección. Hoy es el día más gozoso del año. Vívelo en la alegría de la misa pascual.
Célebralo con tu familia. Abraza a todos y diles, feliz pascua, porque Cristo resucitó. ¡Feliz Domingo de Resurrección. Dios te bendiga!