El Cordero de Dios

Pbro. Crispín Hernández Mateos
Pbro. Crispín Hernández Mateos

¿Qué buscan?

Al que era más fuerte que Juan, al Ungido de Dios, al Salvador. La liberación definitiva de los opresores (romanos). El cumplimiento de sus expectativas como pueblo, sus anhelos, sus esperanzas, el cumplimiento de la promesa (profetismo). Justicia, paz, misericordia, perdón, amor, cariño, comprensión, un poco de ternura, consuelo. Comer, dormir, vestirnos, disfrutar de unas vacaciones, Un trabajo Un guía, un acompañante, un hermano, un amigo, un maestro

Vengan y lo verán

El conocimiento de la persona de Jesús no se da por medio de libros, pues no es una doctrina lo que se aprende de Él, sino su manera de vivir. El seguimiento de Cristo implica un movimiento no solo del alma y el corazón, sino físico, espiritual, cultural, social, comunitario. No se trata de escuchar (Tradición oral) sino de ver (mostrar con el Testimonio). Jesús los recibió como hermanos, como iguale. Ese día se quedaron con Él, platicaron, cenaron juntos, les compartió su proyecto del Reino, les habló del amor de Dios. El proyecto del Reino se vive: el perdón y la misericordia son sus principales signos, pero también la justicia y la solidaridad.

Hemos encontrado al Mesías

El acontecimiento del Encuentro con Cristo no se guarda para sí mismo, sino que se comparte como una noticia alegre y gozosa. El Encuentro con Cristo provoca una sincera conversión, un cambio de vida y de misión (y de nombre: Kefás). Encontrarse con Cristo significa que tu vida cambia para siempre pues le encuentras un sentido pleno y gozoso. El Mesías es el Ungido, el Cristo, el Redentor: esperado por muchos años según la profecía de Isaías (7,14) y Miqueas (5,1-4). Encontrar a Cristo es encontrar la salvación, pues por medio de su muerte somos reconciliados con el Padre y volvemos a entrar en comunión con Él (Redención).

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