El contraevangelio

Números11,25-29 | Salmo 18 | Santiago 5,1-6 | Marcos 9,38-43.45.47-48

Pablo Garrido Sánchez
Pablo Garrido Sánchez

La predicación del Evangelio tiene como finalidad implantar el Reino de DIOS en medio del mundo. El Evangelio se acredita mediante la predicación del Mensaje de JESÚS y las señales que lo acompañan. Las sociedades necesitan del Evangelio para transformarse en el curso de la historia y proporcionar al hombre un crecimiento integral, que mantenga en cada persona la conciencia viva de hijo de DIOS. El Nuevo Testamento, y de forma especial los Hechos de los Apóstoles muestran la estructura básica de la Iglesia de JESUCRISTO, que al final de la primera generación ya cuenta con los ministerios -servicios institucionalizados- y conjunto de carismas dados por el ESPÍRITU SANTO. La Iglesia emerge como “sal y luz” (Cf. Mt 5,13-16) en medio de una sociedad que cuenta con su organización propia. La presencia y actuación de la Iglesia puede mover a los corazones de muchos a preguntarse por la santidad de vida, la bienaventuranza eterna, o la estrecha comunión con DIOS. De forma inmediata a la respuesta positiva para seguir a JESUCRISTO se dan unas señales alrededor, que son propias de la Fe. Estamos asistiendo a una transformación de la sociedad por irradiación o proyección de actitudes y valores evangélicos, que forman parte del testimonio cristiano. En pocas líneas queda señalada la posición de la fuerza espiritual del Evangelio, que se empieza a notar como fuerza social en expansión. También es necesario decir, que desde el primer minuto el Evangelio se abrió paso con un cierto nivel de confrontación social o batalla espiritual. No vamos a despertar la relevancia política y social de la Iglesia de otras épocas, a lo largo de los siglos; pero conviene fijarnos en los niveles casi irrelevantes que presenta la Iglesia entre los objetivos o preferencias de los hombres de hoy. No sabemos cuáles son las reservas espirituales reales con las que el SEÑOR cuenta en estos momentos dentro de su Iglesia, pero el vacío generacional en estos momentos es significativo. El contraevangelio se presenta de distintas formas y es aceptado por una gran mayoría. El horizonte de Eternidad dado por el Cristianismo se sustituye de forma sistemática por fines y objetivos dentro del mundo presente. El ideal, objetivo o fin a conseguir es la “calidad de vida”, pero se orilla cualquier inquietud de perfeccionamiento espiritual destinado a considerar la Vida Eterna. La gran revelación cristiana sobre el Cielo, el Purgatorio o el Infierno, como opción libre y personal al margen de DIOS, quedan sustituidas por la existencia del numen lo mismo que en la mitología clásica. El numen esta en otro plano espiritual, pero no se ha ido del todo del ámbito mundano e interactúa con los que aquí vivimos. El numen no tiene preferencias morales, ni exige condiciones especiales. Además, al numen se le puede considerar como una entidad personal de carácter espiritual, o una simple proyección personal que responde dócilmente a las propias existencias o caprichos. El numen no estorba para nada los diferentes modos de materialismo presentes, y ofrece, por otra parte, un recurso fácil para las conversaciones cargadas de superficialidad y fantasía, que en nada comprometen. En la categoría de numen entran las almas errantes, que por distintas causas todavía no han tenido el juicio particular o la iluminación de conciencia. El numen es recibido en las sesiones de espiritismo o de guija. Los que se dedican a estas prácticas creen estar en contacto con fuentes de una ciencia para selectos, pero en realidad se dirigen por caminos de sofisticada confusión. Esta es la ciencia que hincha, pero en nada fortalece y ayuda a crecer espiritualmente. Una vez que el numen da la alternativa al Evangelio en la vida de alguien, parece que ya no existen las barreras, pues el numen es del todo tolerante. Los simpatizantes del numen viajarán “incansablemente” por los inagotables remedios de la autoayuda para resolver cualquier sensación de malestar interior. El numen no censurará nunca el tipo de orientación sexual, ideológica o espiritualista. El numen no censurará las infidelidades matrimoniales, o los divorcios protagonizados. El numen no reprochará las traiciones a la amistad, corruptelas varias, chantajes, calumnias o falsos testimonios. Tampoco se va a molestar por el tipo de droga que vaya destruyendo el cerebro y la mente. El numen espera pacientemente al otro lado de la orilla para recibir con solicitud al que se le ha mostrado fiel en su opción contraevangélica.

Coincidencia

Este domingo es el día de los tres Arcángeles, aunque la liturgia se traslada al lunes. La Escritura sólo nos da el nombre de los tres Arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael. Miguel significa “quién como DIOS”, Gabriel “mensajero de DIOS”; y Rafael “medicina de DIOS”. San Miguel aparece nombrado en el libro de Daniel (Cf. Dn 10,13;12,1), y en el Apocalipsis (Cf. Ap 12,7). San Gabriel lleva a la VIRGEN MARÍA el mensaje de DIOS sobre la Encarnación (Cf. Lc 1,26-38). San Rafael es patrono de los médicos viandantes y peregrinos, y su patronazgo se encuentra detallado en el libro de Tobías, donde las dificultades de aquella familia se van resolviendo con la ayuda de san Rafael, que se identifica como uno de los siete espíritus, que están adorando permanentemente delante del trono de DIOS (Cf. Tb 12,15). Los cielos angélicos se estructuran en nueve planos que coinciden con las nueve jerarquías angélicas. Los más próximos a nosotros son los Ángeles del noveno coro, del que provienen principalmente los ángeles de la guarda, asignados de por vida a todos los bautizados. Cada uno de nosotros caminamos con nuestro Ángel durante toda esta vida, y algunas revelaciones privadas afirman que esta asociación perdurará durante toda la eternidad. Es una manera de afianzar lo que dice la carta a los Hebreos: “están dispuestos al servicio de los que han de heredar la Salvación” (Cf. Hb 1,14). JESÚS es SEÑOR de los Ángeles, y la mejor forma de imitarlo es realizando la difícil tarea de hacerse nuestros custodios. La enemistad entre los Ángeles y los hombres fue resuelta por la sangre de JESÚS (Cf. Col 1,12-20).

JESÚS es el SEÑOR

Pronto los cristianos, después de la Resurrección, se dieron cuenta que JESÚS era mucho más que un profeta como los antiguos y superaba todo lo que se esperaba del Mesías liberador de Israel. La Iglesia empieza a existir a medida que confiesa el señorío de CRISTO: “en ÉL fueron creadas todas las cosas, en el Cielo y en la tierra; las visibles y las invisibles: las Dominaciones, los Tronos, los Principados, las Potestades. Todo fue creado por ÉL y para ÉL” (Cf. Col 1,15-16). Los Ángeles están cerca de nosotros y cooperantes en nuestra Salvación, porque son colaboradores directos en la obra de la Redención: “¿qué será cuando veáis el Cielo abierto y a los Ángeles de DIOS subir y bajar portando la Gracia del Hijo del hombre?” (Cf. Jn1,51). La traducción de la cita anterior dice “sobre el Hijo del hombre”, que hemos de entender trayendo de DIOS las gracias que necesitamos y presentando ante el PADRE las acciones de gracias, alabanza y adoración. Si en algún momento se verifica la respuesta adecuada del hombre a DIOS, de tal modo que sea una respuesta santa y aceptable, tal cosa se produce en la Santa Misa tras la consagración. No existe mayor bien que llegue a nosotros, si no es el mismo JESUCRISTO substancialmente con todo su cuerpo glorificado, alma y Divinidad. La substancia del pan se ha cambiado por manos del ESPÍRITU SANTO tras las palabras del sacerdote debidamente ordenado. El Cielo está abierto en esos instantes y de nuevo el envío se produce para “dar la vida al mundo” (Cf. Jn 6,33.51). Los primeros en adorar al SEÑOR que desciende de nuevo a este mundo sacramentalmente son los Ángeles: “adórenlo todos los Ángeles de DIOS” (Cf.  Hb 1,6). No estamos solos en la celebración de la Santa Misa y los Ángeles esperan nuestra acción de gracias, adoración y alabanza al SEÑOR. Nuestro Ángel Custodio tiene una preocupación especial porque mantengamos el buen clima espiritual de la Santa Misa cuando volvemos a las ocupaciones cotidianas. El Ángel colaborará con nosotros para que la obra del SEÑOR se lleve a término, inspirando lo mejor en cada momento. Su acompañamiento nunca será coactivo, y respetará nuestras decisiones sin interferir en ellas. Nos ayudará para la realización de las obras buenas y poder presentarlas así ante el SEÑOR, como fue el caso del centurión Cornelio: tus oraciones y limosnas han encontrado gracia ante DIOS (Cf. Hch 10, 4). Cuando el hombre se hace obediente a DIOS también escucha a su Ángel Custodio, que inspira cosas buenas y refuerza, dando fortaleza, en las iniciativas que conducen a DIOS. La obediencia o docilidad es propia del pequeño, del discípulo o del niño: “no escandalicéis a uno de estos pequeños, porque os aseguro que sus Ángeles están viendo de continuo el rostro de DIOS” (Cf. Mt 18,10-11). El PADRE es instantáneamente informado por el Ángel de lo que está sucediendo con la vida de sus pequeños. El Ángel camina en la visión y nosotros, en el mejor de los casos, caminamos por este mundo en la Fe. Por el oído nos viene la Fe, dice san Pablo (Cf. Rm 10,17-18). Quien escucha a DIOS y recibe sus inspiraciones es ayudado por su Ángel Custodio para llevarlas a término. Una nueva luz recibimos cuando leemos o meditamos el Evangelio bajo la guía de nuestro Ángel Custodio. Por la envidia del ángel caído entró la muerte en nuestras vidas (Cf. Sb 2,24); y tras la Redención el SEÑOR dispone que los Ángeles recorran con nosotros el camino que conduce a la Vida.

Organización del Pueblo

La primera lectura de este domingo se encuentra en el libro de Números, el cuarto libro de la Biblia y uno de los que componen el Pentateuco. Los diez capítulos iniciales del libro están dedicados a establecer la disposición de las distintas tribus, de los clanes dentro de ellas, teniendo como referencia central la Tienda del Encuentro, que es el lugar físico en el que Moisés se encuentra con YAHVEH y recibe su Palabra. El libro de Números relata los episodios a partir del segundo año de la salida de Egipto, dejando atrás el Monte Sinaí, o la Montaña Sagrada. El libro de Números dibuja la imagen del Pueblo del SEÑOR, que camina bajo la Alianza establecida en el Sinaí y obedece a YAHVEH Sabaot, DIOS de los Ejércitos. Aquel Pueblo de esclavos en Egipto aparece ahora como un Pueblo bien organizado, con un gran número de varones dispuestos para hacer la guerra -seiscientos mil- y con una alta organización religiosa de carácter monoteísta. Sólo DIOS podía lograr en tan escaso tiempo algo tan grandioso con un Pueblo que va a ser calificado en más de una ocasión como Pueblo de dura cerviz (Cf. Ex 32,9). El libro de Números quiere mejorar la imagen del Pueblo contada por el libro del Éxodo, pero se ve también obligado el autor sagrado a relatar los sucesos que delatan las zonas grises de la condición humana. A partir del capítulo once se cuentan las protestas del Pueblo, dando a entender un grado de rebeldía y falta de confianza en el SEÑOR, que había mostrado su extraordinario Poder a los ojos de todos ellos, pero el olvido y el desagradecimiento los devuelve a la indigencia moral. Al inicio del capítulo once se incluye que entre los israelitas que salieron de Egipto se añadieron otros: “la chusma que se había mezclado entre los israelitas se dejó llevar de su apetito” (Cf. Nm 11,4). Las protestas vendrán por diversos motivos, creando en Moisés una gran sensación de incapacidad para liderar al Pueblo. En un momento dado, Moisés le dice al SEÑOR: ¿por qué tratas mal a tu siervo?, ¿por qué no he hallado gracia a tus ojos para que hayas echado sobre mí la carga de todo este Pueblo?, ¿a caso he sido yo el que ha concebido este Pueblo y lo ha dado a luz, para que me digas: llévalo en tu regazo como la nodriza de pecho, a la Tierra que prometí con juramento a sus padres? (Cf. Nm 11,11-13) “El SEÑOR respondió a Moisés: reúneme setenta ancianos de Israel, de los que sabes que son ancianos y escribas del Pueblo. Llévalos a la Tienda del Encuentro, y que estén allí contigo. YO bajaré a hablar contigo y tomaré parte de tu espíritu y lo pondré en ellos, para que te ayuden a llevar la carga del Pueblo” (Cf. Nm 11,18). El papel de Moisés con respecto al Pueblo no es el de un mercenario que se pone al frente por dinero o recompensa material futura a la espera de entrar en la Tierra Prometida. El papel de Moisés es un pálido reflejo de la expiación realizada por JESÚS por toda la humanidad. Moisés es la voz física de la Revelación de DIOS y su rostro refleja haber estado cara a cara hablando con DIOS (Cf. Ex 34,29-35). Moisés ejerce el papel de mediador entre DIOS y el Pueblo, y es al mediador al que le llegan las protestas e incomprensiones.

Profeta de DIOS

”Trasmitió Moisés las palabras de YAHVEH. Luego reunió a setenta ancianos y los dispuso alrededor de la Tienda del Encuentro” (Cf. Nm 11,24). El nombre de Moisés significa “salvado de las aguas”, y prefigura a todos los que en el futuro vamos a formar el Nuevo Pueblo de DIOS salvados, verdaderamente, por las aguas bautismales en el Nombre de JESUCRISTO. Moisés escucha al SEÑOR y lleva a cabo lo que recibe de ÉL. Alrededor del lugar sagrado, la Tienda del Encuentro, están reunidos seis ancianos por cada tribu que camina por el desierto, pues así se lo ha mandado el SEÑOR. Los reunidos tienen que ser capaces y prudentes, con una sabiduría probada para ayudar a Moisés en los asuntos diarios del Pueblo en su marcha por el desierto hasta llegar a la Tierra Prometida. La convivencia no es siempre un mar tranquilo en el que se respira bonanza y sosiego. Cuando las disputas surgen hay que discernir y aplicar justicia, y tal cosa no tiene procedimientos automáticos. La justicia aplicada en aquellas circunstancias no seguía largos procesos, pero alguien distinto de los afectados tenía que realizar una valoración, que contaba con normas y preceptos legales ya establecidos y con el sentido valorativo del que juzgaba, que acreditaba su condición carismática, al estar dotado de la acción del ESPÍRITU.

DIOS está cerca

“Bajó YAHVEH en la nube y habló a Moisés. Luego tomó algo del ESPÍRITU que había en él y se lo dio a los setenta ancianos; y en cuanto se posó sobre ellos el ESPÍRITU se pusieron a profetizar, pero ya no volvieron a hacerlo más” (v.25). DIOS no quiere desentenderse de su Pueblo en momento alguno, y concede la máxima participación a los hombres en la marcha de sus propios planes. DIOS provee de lo necesario para desempeñar la misión, y en este caso se necesitaba un don espiritual muy especial, pues de las decisiones tomadas en justicia dependía la vida de las personas particulares y el bienestar del Pueblo en su conjunto. Aquellos setenta ancianos, hombres sabios y prudentes, tenían que acreditar su condición para el cargo que iban a desempeñar. En primer término había que saber si eran hombres de DIOS, y una vez recibido el ESPÍRITU prorrumpieron a profetizar. El que profetiza proclama las maravillas de DIOS con entusiasmo y da a conocer misterios escondidos, que son manifestados a la luz en esos momentos. Los setenta unánimes proclaman las maravillas de DIOS de forma no habitual. Los que son testigos del fenómeno reconocen el carácter extraordinario del mismo. Aquellos setenta hombres, no sólo responden a la acción de DIOS haciéndose testigos, sino que están en comunión espiritual con Moisés para conseguir los objetivos de la Alianza. El Pueblo de DIOS en su marcha y organización supera los niveles administrativos de organización. El Pueblo del SEÑOR tiene que estar movido y organizado por el ESPÍRITU de DIOS, que no deja al margen a los hombres como colaboradores necesarios.

El ESPÍRITU se mueve donde quiere

“Habían quedado en el campamento dos hombres, uno llamado Eldad y otro Medad, y reposó sobre ellos el ESPÍRITU, pues aunque no estaban con los reunidos en la Tienda del Encuentro, se contaban entre los designados, y profetizaban en el campamento” (v.26) El SEÑOR con alguna frecuencia tiene que advertirnos que ÉL es el SEÑOR y tiene disposiciones que no están bajo el control de los hombres. Nos caracteriza, a los humanos, el intento de controlar y dominar incluso a DIOS, intentando disponerlo a la consecución de los propios intereses. De nuevo la profecía de aquellos dos israelitas estaba siendo la señal de la elección y acción del ESPÍRITU. Este versículo es un antecedente del episodio relatado en el evangelio de este domingo, cuando Juan le informa a JESÚS que habían encontrado a uno que echaba demonios en su Nombre, y trataron de impedírselo, pues no era del grupo de discípulos (Cf. Mc 9,38). La respuesta de JESÚS fue clara: “nadie que expulse demonios en mi Nombre estará en contra de nosotros” (Cf. Mc. 9,39-40). Sólo el Nombre de JESÚS expulsa los demonios, y eso pone en evidencia la autenticidad del discípulo o del exorcista. Eldad y Medad tendrán que ejercer su función y ministerio en comunión con Moisés y los otros elegidos de las tribus hermanas. Pudieron darse circunstancias por las que no pudieron participar de la reunión de investidura para la misión, pero la acción del ESPÍRITU vino a corroborar que no se quedaban fuera de la misma y en su momento habrían de manifestarlo.

Más allá de los límites

“Un muchacho corrió a anunciar a Moisés: Eldad y Medad están profetizando en el campamento. Josué, hijo de Num que servía a Moisés desde su mocedad respondió y dijo: mi señor, Moisés, prohíbeselo.” (v.28). En muchas ocasiones los guardianes de la ortodoxia carecen de perspectiva suficiente, y en aras de salvaguardar las esencias adoptan rigideces contrarias al sentido profundo de las cosas. Los salva siempre la buena intención con la que se procede, pero a medida que pasa el tiempo se adquiere una distancia interior con respecto a determinadas posturas o decisiones. Así lo pone de manifiesto Moisés, que venía de vuelta en muchos aspectos de la vida y le dice al joven y enérgico Josué: ¿es que estás tú celoso por mí? ¡Quién me diera que todo el Pueblo de YAHVEH profetizara, porque el SEÑOR les diera su ESPÍRITU!” (v.29). El celo de Josué habría que interpretarlo como preocupación filial por Moisés, y su papel de responsable frente al Pueblo y ante el SEÑOR. Moisés expresa un deseo, que resulta una profecía de largo alcance. Mil quinientos años después de Moisés se cumplirían todas las profecías que anunciaban el don del ESPÍRITU SANTO, porque el MESÍAS -UNGIDO- será la fuente de donde brotarán todos los ríos de Agua Viva (Cf. Jn 7,37-39). Todo bautizado en el Nombre de JESUCRISTO adquiere el carácter de sacerdote, profeta y rey. Si alguien invalida este don recibido anula el Nombre que lo puede salvar.

El Reino de DIOS se extiende

San Marcos recoge en exclusiva la parábola de la semilla, que una vez plantada va creciendo día y noche, sin que el labrador sepa cómo tal cosa sucede (Cf. Mc 4,26-29) Los discípulos creen tener el control de todo lo que ocurre relacionado con el MAESTRO, como se dio a entender en los comienzos de este evangelio: JESÚS se había retirado a orar cuando todavía era de noche y los discípulos intentan marcarle la agenda, pero el orden del día lo llevó ÉL en todo momento. Los evangelios cuentan algunas de las escenas o episodios de la misión de JESÚS con sus discípulos, pero tres intensos años, en los que cada día ocurren acontecimientos de diversa índole, darían para escribir bastantes volúmenes. Tenemos que suponer muchos encuentros con personas y curaciones no recogidos en los evangelios. Incluso cabe pensar en encuentros con personas de los que los mismos discípulos no tuvieron noticia. El modo de envío por parte de JESÚS para la misión viene registrado en los sinópticos -Mateo, Marcos y Lucas- pero no es improbable que distintas personas participantes en encuentros multitudinarios se pudieran sentir llamadas y enviadas desde aquel preciso momento para dar a conocer el Poder y la Palabra del MAESTRO. Con el siguiente episodio, san Marcos, ratifica que el relato presente pertenece al “Evangelio de JESÚS el CRISTO, HIJO de DIOS” (Cf. Mc 1,1). Su radio de acción no se limita al círculo de discípulos o las reuniones, incluso, multitudinarias.

Un exorcista

“Juan de Zebedeo le dice a JESÚS: hemos visto a uno que echaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros. JESÚS dijo: no se lo impidáis, porque no hay nadie que obre un milagro invocando mi Nombre y después sea capaz de hablar mal de MÍ” (Cf. Mc 9,29-30). La evangelización es una lucha espiritual en último término, lo cual no quiere decir que no aparezca en el primer plano desde los inicios de la misión. El mundo es el campo en el que unos plantan buena semilla y otros cizaña (Cf. Mt 13,24-52). El mundo pertenece a DIOS, pero el hombre lo viene parcelando para ponerlo bajo el domino del Satán que no para de deambular por el mundo y crear destrucción(Cf. Jb 1,6). Satán convierte al mundo en un campo de pruebas para comprobar la fidelidad del hombre con respecto a DIOS. Una vez que el hombre da entrada al Satán éste actúa de pernicioso ocupa poseyendo lo que no le pertenece, pero lo hace suyo por la idiotez humana. ¿Tiene arreglo la cosa? DIOS nos dice que tiene un Plan para devolver al hombre y al mundo a un orden de Paz, de vida y Caridad. DIOS nos da un Nombre con Poder para expulsar al Satán y hacer de este mundo un lugar que sea un fiel reflejo del Reino de los Cielos o Jerusalén Celeste. Ninguna utopía humana puede con realismo prometer una cosa igual. DIOS lo promete, porque se comprometió mandando a su mismo HIJO, que venció el pecado y la muerte con su Cruz y Resurrección. De forma anticipada aquel exorcista anónimo estaba expandiendo el Reino de DIOS, porque iba debilitando la influencia del Satán en el Nombre del SEÑOR JESÚS. Aquel exorcista desconocido para el grupo apostólico era íntimo para el propio JESÚS, que le daba el Poder en su Nombre para expulsar los demonios. Donde no se pueda manifestar el Nombre de JESÚS no está el Reino de DIOS.¿En cuántas parcelas de la sociedad se admite el Nombre de JESÚS? No existe otro Nombre bajo el Cielo para erradicar la influencia del Satán, que el de JESÚS.

El “nosotros” depende del YO SOY

“Pues el que no está contra nosotros, está con nosotros” (v.40). Inequívocamente el “nosotros” adquiere un claro sentido eclesial que JESÚS hace recaer sobre sus discípulos siempre en relación con ÉL. Tiene el mismo sentido de la paternidad de DIOS en el ascenso al PADRE: “me voy a mi PADRE y vuestro PADRE, a mi DIOS y vuestro DIOS” (Cf. Jn 20, 17). En todo momento JESÚS es el MAESTRO y el SEÑOR, aunque no represente impedimento alguno para manifestar una absoluta proximidad. Entre los discípulos y el MAESTRO hay intimidad pero nunca se establece una igualdad. El abajamiento de JESÚS no evita las enormes diferencias señaladas en este mismo capítulo por el PADRE: “este es mi HIJO amado, escuchadlo” (Cf. Mc 9,7). En el Tabor aparecen Moisés y Elías junto con JESÚS tratando de asuntos relacionados con la Pasión, pero al que tienen que escuchar, obedecer y seguir, según el PADRE es a JESÚS; pues el tiempo de Moisés y Elías ha tenido su oportunidad. Las palabras de estos grandes del Antiguo Testamento, valen en tanto que JÉSUS los valida con su Mensaje, Cruz y Resurrección. Ellos, los discípulos, tienen que analizar lo que sucede según las categorías del Reino de DIOS, que abarcan más allá de preceptos legalistas contra los que JESÚS tuvo sus más agrias palabras.

Bienes por Gracia

“Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de ser discípulos míos -de CRISTO-, os aseguro que no perderá su recompensa” (v.41). Los discípulos -la Iglesia- siempre que se mantenga fiel a su misión tendrá el reconocimiento suficiente y a los discípulos, o miembros de la misma, nunca les faltará lo necesario. Si el grupo de discípulos mantiene la fuerza del ESPÍRITU SANTO que propicia las señales de Poder, la liberación, sanación, milagros y eficacia en la predicación; entonces, su reconocimiento estará garantizado y no tendrán que preocuparse de nada para su sostenimiento. El más mínimo vaso de agua le será recompensado aquel que auxilie a los discípulos en sus necesidades, entiéndase a la Iglesia. Esta disposición y confianza es una promesa para infundir un ánimo de gran libertad a los discípulos de JESÚS, que no han de estar supeditados o chantajeados por poder extraño alguno, como tristemente ha sucedido y acontece en nuestros días. ¿De qué van a vivir los curas? ¿Cómo vamos a sostener todo nuestro patrimonio cultural acumulado? La respuesta inadecuada a estas preguntas lleva a soluciones nefastas para la Fe de los creyentes y para la Institución. Si la Iglesia no es asistida en su necesidades mínimas es porque el Mensaje no se está ofreciendo de forma conveniente, pues la promesa del SEÑOR se cumple. Algunos quieren dejar por soñador al SEÑOR de las Escrituras.

El escándalo

“El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y lo echen al mar” (v.42). El escándalo que destruye la Fe de los pequeños, los niños, los pobres o los discípulos, es merecedor de los más  grandes castigos por su letalidad. El escándalo farisaico no es el que en este momento se trata. El escándalo farisaico es aquel que finge herirse por motivos que afectan a la verdad de la doctrina. El escándalo farisaico resalta defectos de otros, especialmente de clérigos, para fingir estar herido y cuestionado en una Fe que en realidad nunca ha tenido. El escándalo farisaico se muestra en aquel que con hechos aparentes hace juicios de fondo que conducen a la justificación de sus propias incoherencias. Un escándalo justificado puede aparecer si alguien dentro de la Iglesia dicta que se puede bendecir el pecado; entonces pueden darse casos de personas que no tengan los suficientes elementos de juicio para reubicar la disposición en cuestión, manteniendo la santidad de la Iglesia fundada por JESUCRISTO. Pareciera que este texto se refiriese a los casos de pederastia denunciados por los medios de comunicación, a comienzos de este siglo con un foco principal en los Estados Unidos. La reacción institucional ha tenido sus luces y sombras, aunque en general los correctivos hayan sido más asertivos que en las instituciones civiles, entre otras cosas porque los medios de comunicación han mantenido, y continúan haciéndolo, una atención especial hacia cualquier caso detectado dentro del estamento clerical. La dureza con la que JESÚS se expresa en este versículo está en relación al mal ocasionado, pues los traumas de la infancia, en el mejor de los casos se sobrellevan, pues son como cicatrices que marcan para toda la vida. La única medicina para el trauma del escándalo es la que ofrece la regla de oro del discípulo: “niégate a ti mismo y -perdona siempre-, carga con tu cruz -con las fuerzas que el SEÑOR te de-; y sígueme -porque YO cargué antes con tu cruz-.

Radicalidad en la renuncia

“Si tu mano es motivo de pecado, córtatela; más te vale entrar manco en la Vida, que con las dos manos ser echado en la gehenna. Si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; más te vale que entres cojo en la Vida, que con los dos pies ser arrojado a la gehenna. Sin  tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; más te vale entrar con un ojo en la vida, que con los dos ojos ser arrojado a la gehenna, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga” (v.46-48). Tanto nosotros como su primer auditorio al escuchar estas imágenes entendemos que JESÚS no propone las amputaciones de manos, pies u ojos. Las manos nos sirven para realizar o poner por obra las distintas realizaciones que ayudan o perjudican; construyen o destruyen. La mano de JESÚS levantó a muchos enfermos de la postración con señales que anticipaban la Resurrección. En otros tiempos un apretón de manos era como un acta notarial que cerraba un compromiso, una compra-venta o una promesa. Con nuestros pies andamos los caminos, que simbolizan la dirección o sentido dado a nuestros pasos. Valoramos la libertad de movimiento, de pensamiento y expresión. En nuestro tiempo saturado de información inútil resulta muy difícil determinar la senda a seguir. Lo malo está en dirigir nuestros pasos conscientemente por caminos de muerte. El ojo simboliza el conocimiento, la ciencia y todo lo que se refiera a la planificación o los proyectos. Normalmente un ladrón consumado empezó en edad temprana con pequeños hurtos. El que no es capaz de controlar sus comentarios injuriosos o tergiversadores de la verdad, se inicio con mentiras consideradas sin importancia. La curiosidad indebida puede terminar en adicción a determinados contenidos que destruyen la paz interior. Un gran agujero en la pared se consigue con golpes parciales y certeros. Una fisura en el casco del barco es suficiente para poner en grave peligro la embarcación. JESÚS conoce la debilidad de la voluntad humana y nos aconseja vigilar y cortar a tiempo los males, que en corto intervalo de tiempo vamos a lamentar gravemente. JESÚS quiere prevenir a los suyos frente al escándalo que deja un rastro de mucho dolor y sufrimiento. En los evangelios sinópticos se narra el caso de Herodes Antipas, que es un prototipo de individuo afectado por los males mencionados. Herodes da rienda suelta a sus malas inclinaciones y arrastra a la mujer de su hermano para que lo abandone y se junte con él; tiene poder para hacer callar a quien le recuerda que la Ley de Moisés no le permite tal cosa, y ejecuta en la cárcel a Juan Bautista. La leña de la hoguera estaba dispuesta y sólo bastó la chispa de la lujuria avivada por Salomé, hija de Herodías (Cf. Mc 14,6-11). En el fondo Herodes era un individuo quebradizo y vulnerable, que en ningún momento puso freno a una sola de sus pasiones. El camino de la virtud pasa por decir “no” al pecado capital que se le opone.

Atendamos a la advertencia

“El gusano que no muere y el fuego que no se apaga” (v.42). JESÚS advierte con gravedad que en el más allá, después de la muerte y paso por este mundo, se abren dos destinos irreversibles: el Cielo y el infierno. En el mismo Nuevo Testamento tenemos textos, que respaldan la doctrina de la Iglesia sobre el Purgatorio como etapa de purificación antes de entrar en el Cielo. JESÚS es el SALVADOR y no viene a condenar a nadie, pero las decisiones de los hombres reciben influencias y condicionamientos de distintas clases. JESÚS advierte que hay un destino de muerte, dolor y sufrimiento que rechaza a DIOS y su obra. El que decide ese estado quiere el mal propio y ajeno sin restricciones: el gusano eternamente corroerá el ser de esa persona, en medio de una aspiración insaciable de DIOS -fuego que no se apaga- al mismo tiempo que se odia y blasfema sin remedio. Otras descripciones refieren que será un estado de gran llanto y rechinar de dientes -frío espiritual intenso- (Cf. Lc 13,28). Las decisiones tomadas en esta vida pesarán en la opción final hacia JESUCRISTO y su Salvación, o en contra. El hombre acosado por el pecado que no quiere y trata de evitar, tiene el recurso imprescindible de arrepentirse y pedir Misericordia antes y después de dar el paso a la otra vida. JESÚS no rechazará a nadie que se presente ante ÉL con las palabras del ciego Bartimeo: “!JESÚS, hijo de David, ten compasión de mí! JESÚS le dice: ¿qué quieres que haga por ti? Bartimeo contesta: SEÑOR, que vea” (Cf. Mc 10,47-52). Ver a JESÚS es un modo de hablar de la Vida Eterna, a la que accedemos gracias a su Divina Compasión.

Carta de Santiago 5,1-6

Como hemos señalado en otros comentarios, la carta de Santiago tiene un alcance universal, a todas las Tribus de la dispersión, en las que nos encontramos los cristianos de todos los tiempos. Nos recuerda Santiago, que nuestra condición es pasajera como la hierba del campo, y debemos estar preparados con las cuentas en regla, pues el SEÑOR está a la puerta. Santiago plantea las cuestiones doctrinales y espirituales, recurriendo a casos prácticos, que pueden ser entendidos por todos. Para exponer la acepción de personas refiere el modo distinto de acoger al que viene con anillos y vestidura de lujo, en contraste con el que se presenta andrajoso (Cf. St 2,2). Santiago sostiene que la Fe sin obras no sirve de nada (Cf. St 2,14), y para argumentarlo trae el caso del hermano que carece alimento y se muere de frío (Cf. St 2,16). Si el que lo ve y es creyente pudiendo no lo remedia, da igual que hable de su Fe. Muy importante la siguiente afirmación: “el que domina su lengua es hombre perfecto” (Cf. St 3,2), y lo ejemplifica con el freno que se pone en la boca a los caballos, o el pequeño timón que dirige la embarcación. Un fuego pequeño es capaz de arrasar con un bosque. Dice Santiago, que el hombre ha podido domar diversas fieras, pero la lengua es indomable (Cf. St 3,8). La eficacia de la oración viene por la Caridad que nace de los corazones, y Santiago hace caer en la cuenta de todas las contiendas y violencias internas y externas que hacen fracasar la oración: “pedís y no recibís, porque pedís mal” (Cf. St 4,1-4). Palabras duras van también dirigidas a los que acumulan riquezas injustas con ejemplos prácticos tomados de la vida real (Cf. St 5,1-6).

El salario injusto

“Mirad, el salario que no habéis pagado a vuestros obreros, que segaron vuestros campos, está gritando, y los gritos de los segadores ha llegado a los oídos del SEÑOR de los Ejércitos” (v.4). Ni la riqueza o la propiedad privada están reprobadas por la moral del Nuevo Testamento. En los evangelios encontramos personas cercanas a JESÚS, que eran ricas, como era el caso de Lázaro de Betania y sus hermanas, José de Arimatea propietario del sepulcro en el que JESÚS fue enterrado, o la familia de Juan Marcos donde se celebró la Última Cena. También recordamos el grupo de mujeres que ayudaban con sus bienes la tarea evangelizadora que refiere san Lucas (Cf. Lc 8,2). Santiago resalta uno de los problemas más graves vividos en épocas anteriores: el abuso de los ricos que no se contentaban con lo mucho ya poseído. El esclavismo estaba integrado en el sistema económico de la antigüedad, pero sus derivaciones llegaron hasta el liberalismo económico de pocas décadas atrás (siglo XVIII, XIX, y primeros años del XX). El liberalismo exigía la abstención del Estado en las relaciones de trabajo entre los propietarios y los obreros. En nuestra Europa “cristiana” morían niños trabajando dieciséis horas diarias, siete días a la semana. Pocas voces se levantaban para denunciar la gravísima situación, que a duras penas se fue corrigiendo, sin que las injusticias hayan desaparecido. Pero las condiciones laborales del presente están muy lejos de presentar el panorama del siglo XIX. Ahora tenemos graves problemas, que empiezan a dar la cara y crean preocupación. Algo grave está sucediendo ante el hecho del empobrecimiento de toda la sociedad europea en los últimos veinte años, cuando tenía que estar produciéndose todo lo contrario. Un europeo es mucho más pobre hoy, que a comienzos del siglo XXI. El robo de los ricos que roban tienen mecanismos diferentes de los utilizados en tiempos del autor sagrado, pero los efectos son similares: subyugar y ejercer un poder despótico sobre los más débiles. En un estado de cosas de esas características las previsiones para los ricos no son buenas, pues el juicio viene de DIOS para los que no han tenido misericordia.

El lujo y los placeres

“Habéis vivido sobre la tierra regaladamente y os habéis entregado a los placeres. Habéis cebado vuestros corazones para el día de la matanza” (v.5). El conjunto completo: dinero, poder y placeres. El ídolo está perfilado por el dinero y el poder, y se siente generoso. El ídolo recompensa con diversos tipos de placeres, entre los que no son menores el acaparar con avaricia, y la sensación de poder sobre otras personas disponiendo de sus vidas gracias a la regulación del dinero, que se convierte en la sangre del sistema. Sigue vigente lo que decía JESÚS: “!Qué difícil es que un rico entre en el Reino de los cielos!” (Cf. Mc 10,17). Santiago comienza este capítulo con palabras de exhortación: “Vosotros, ricos, llorad y dad alaridos por las desgracias que están para caer sobre vosotros. Vuestra riqueza está podrida y vuestros vestidos están apolillados” (v.1-2). El libro de los Hechos de los Apóstoles recoge la muerte de Herodes comido por los gusanos después de ser herido por el Ángel del SEÑOR (Cf. Hch 12,23). La acción del Ángel pertenece a los acontecimientos últimos, que estando para venir ya se acercan. Los ricos deben hacer penitencia y manifestar contrición, si quieren tener acceso a la Salvación.

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