El cisma progresista en la Iglesia Católica

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03-02-2022 03 February 2022, Hessen, Frankfurt: Georg Batzing, Bishop of Limburg and President of the Synodal Way and Chairman of the German Bishops' Conference, walks across the stage during a press statement at the start of the Third Synodal Assembly of German Catholics. At the synodal assembly, German Catholics addressed structures that may have contributed to the sexual abuse of children and adolescents going unnoticed for so long. Photo: Sebastian Gollnow/dpa SOCIEDAD INTERNACIONAL Sebastian Gollnow/dpa

Por: Jeffrey M. Kihien

Distraídos por la crisis bancaria, la guerra, el posible arresto de Donald Trump y, la revolución progresista; la misma que tomó la fuerza de un huracán el momento en que Joe Biden asumió la presidencia de los Estados Unidos, después de una elección extraña, que todavía se comenta e investiga; viene sucediendo un nuevo cisma en la iglesia católica y, nuevamente empieza en Alemania, cuatro siglos después (1517)  Martin Lutero clavara en la puerta de la capilla de Wittenberg su “Disputatio pro declaratione virtutis indulgentiarum,” el cisma.

Al igual que en 1517, este cisma recoge el pensamiento ideológico del momento para introducirlo en la iglesia y convertirlo en dogma. Una vez convertido en dogma estará allí para quedarse por la eternidad, y tendrá que ser aceptado por todos los católicos, cambiando la matriz ética y moral de occidente y destruyendo la base divina del cristianismo. Este cisma acelera la decadencia de la civilización occidental en su totalidad y, la llevará al caos total y posterior destrucción. Hay que entender, toda civilización tiene que tener un esqueleto religioso que se dedique a cuidar la moral y la ética individual, siendo la moral y ética cristiana la más perfecta el hombre ha conocido, pues con ella nacieron los derechos naturales, llamados ahora derechos humanos, que reconocen la libertad misma como derecho. No libertinaje, que es una deformación, más si libertad para uno desarrollar sus virtudes y defenderlas, y observar una vida virtuosa, que es el camino a la felicidad.

El nuevo cisma del Sínodo Alemán, es el triunfo de la revolución progresista, que es en realidad la tercera ola del comunismo global, podría ser la cuarta si es que consideramos la Revolución Francesa – debiera llamarse la Revolución Parisina-, como una revolución comunista también. El Sínodo, no hace sino recoger la ideología de género, reconocerla como real e integrarla a la tradición cristiana. En concreto, el Sinodo Aleman le dice a la ideología de género; existes. Reconociendo, con ello, el cambio de sexo y la infinita cantidad de géneros, integrándolos a la tradición cristiana.   Cambiando completamente la consagración del santo matrimonio únicamente entre hombre y mujer, ante Dios, para luego formar familia. Este requisito no será necesario, según el Sínodo Alemán, bastará con que las parejas se amen para poder recibir la bendición divina de Dios. El love is love, el amor es amor, es la simplista base de la ideología de género, para justificar la creación de derechos únicamente para ellos, y les ayude a tener todo el poder en el mundo. Es la revolución progre.

Según los progresistas, promotores de esta ideología, el amor es fuente del derecho y los crea, ahora también dicta doctrina cristiana para cambiar la iglesia original, la fundada por Jesucristo y sus Apóstoles. En el Texto de Acción, del Sínodo, aprobado el 10 de Marzo, 2023, solicita a los obispos “que oficialicen en sus diócesis  las celebraciones de bendición de las parejas que se aman, pero a las que no llega el matrimonio sacramental,” refiriéndose al concubinato, hombre mujer, pero luego aclara: “esto también aplica a las parejas del mismo sexo sobre la base de la revalorización de la homosexualidad como variante normal de la sexualidad.” El Sínodo Alemán ha expedido un certificado de nacimiento a la ideología de género, “ya fue reconocida por la iglesia”, gritaran, agregando; “Dios tampoco tiene sexo, lo dice la Iglesia Anglicana de Inglaterra.”

El Dicasterio, el 15 marzo del 2021, ante la pregunta: ¿La iglesia dispone del poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo?  La iglesia respondió negativamente, aclarando que la iglesia acoge a los homosexuales, animándolos a participar en la liturgia de la iglesia, oren y sean caritativos. Pero rechaza la unión homosexual por ser ilícita, respondiendo con fundamento jurídico; “no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre matrimonio y familia.” Ante esta prohibición, sustentada jurídicamente, el Sínodo Alemán en su texto de acción, responde, “resulta despiadada e incluso discriminatoria.” Es el lenguaje de la revolución progresista.

El Sínodo también reconoce que en los certificados de bautismo es posible omitir la inscripción del  sexo, o agregarlo después, cuando el niño intersexual lo decida, o certificarlo como “diverso,” y, si hay cambio de sexo, este se registrara a solicitud, sin mayor formalidad que el deseo del bautizado. Ha nacido la iglesia sin género definido alemana. No vaya a ocurrir nuevamente las locuras alemanas, que cometieron suicidio dos veces el siglo pasado, en la primera y segunda guerra mundial, la segunda la justificaron con la locura de la supremacía racial, una ideología que se basa en una broma, apoyada por la ciencia de ese entonces. No vaya a ser cosa impongan su nueva religión en la Unión Europea, por la fuerza.

Ante esta amenaza, el Vaticano tiene que proceder a la excomunión, no hacerle el juego a la revolución progresista, así lo manda Dios, y está escrito en los evangelios. La iglesia es la última defensa a occidente le queda, no puede mostrarse débil.

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