Vox ha logrado meter cabeza en el debate electoral con su polémico cartel de los ‘menas’. En paralelo trata de colocar dos mensajes adicionales: sin seguridad no hay libertad y el estado de bienestar de los políticos amenaza nuestro estado de bienestar. El cartel de los ‘menas’ ha despertado tantas ampollas que la izquierda lo ha llevado a la Justicia pidiendo su retirada cautelar por delito de odio. La Fiscalía apoya la moción. ‘¿De quién depende la Fiscalía? Pues ya está’…
Desde Vox se ha respondido que la verdad no es delito y la Justicia ha respondido que no observa urgencia ni indicio de odio. Menos mal que todavía nos queda la Justicia. Imperfecta. Muy imperfecta. Pero mucho más razonable que la hormonada clase política…
Dicho esto, el cartel de Vox es real, pero demagógico. Junta con churras con merinas premeditadamente. Un mena no cobra 4.700€, sino que nos cuesta 4.700€. Algunas abuelas -no todas- cobran 426€. No es la media de la pensión de las mujeres. Ni siquiera de las viudas. Pero es que además, si sumamos Dependencia y Sanidad, el ‘coste’ de la abuela es muy superior.
Salvada la comparación incomparable, vayamos al fondo. Hay muchos ‘menas’ que delinquen amenazando la seguridad de nuestros barrios. España tiene derecho a defenderse y garantizar la seguridad de los barrios. El humanitarismo debe de ser compatible con la obligación de las autoridades de garantizar la seguridad. Y eso exige reformas. La primera es la ley del menor. Los menores no pueden entrar en la cárcel. Pero a los ‘menores maduros’ se les tiene por adultos en multitud de cuestiones sociales y familiares. ¿Por qué no también en materia penal? Melón abierto.
Segundo. Los hurtos no son delito y no son castigados con cárcel. ¿La acumulación de faltas no las convierten en delito? Acabemos de una vez con esa ‘puerta giratoria’ de calle-detención-comisaría-calle. Tercero. Como no están identificados no sabemos su país de origen y no podemos devolverles. Demos veracidad a una presunción razonable y evitemos ser víctimas garantistas de una ‘añagaza’ jurídica de las mafias de la inmigración.
Lo que llama la atención es la doble vara de medir. Porque Mónica García se permitió afirmar en el debate que el violador es “el hombre” culpabilizando al 50% de la población. ¿Eso no es delito de odio hacia el varón?, ¿aquí la Fiscalía no actúa con la celeridad que sería deseable?
Por su parte, la Generalitat catalana discrimina en su estrategia de vacunación a policía y guardia civil en Cataluña frente a mossos d’esquadra. Las ‘fuerzas de ocupación’ pueden y deben contagiarse. Afortunadamente el Superior de Justicia estudia la presunta discriminación y prevaricación. Pero el gobierno nacional guarda silencio y asume la responsabilidad que le debería de corresponder a la Generalitat. Mejor no enfadarles, que luego les necesitamos en el Congreso… ¡Vergüenza!
Hay quien ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el propio.
El anzuelo del pescador
PP trabaja el plan B: el propio y el ajeno… El propio: fichajes de Albert Rivera y Marcos de Quintos. OPA a Ciudadanos. El ajeno: negocia con los socios de gobierno un plan B al estado de alarma que acaba el 9 de mayo ante la incomparecencia del gobierno.
Gabilondo, probiño. Se empeña en autoafirmarse: no soy Sánchez. Pero le imita tanto… Pasa de “con este Iglesias no” a “Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones”. ¿Es necesario que un catedrático se rebaje tanto? Devalúa la universidad.
Despidos bancarios. Tras el ‘superdespido’ de ‘CaixaBankia’ se suma el BBVA. Calviño, preocupada, pide auxilio a Banco de España para que frene los bonus. ¿El regulador limitando las retribuciones?, ¿el mercado no es más eficiente? Si el regulador logra regular la solvencia para evitar que socialicemos las pérdidas ya habrá hecho un buen trabajo.