Muchas personas dan por terminado el tiempo de Navidad con la fiesta de los Reyes Magos, el día seis; pero la liturgia prolonga la Navidad hasta este domingo, en el que celebramos el “Bautismo del SEÑOR”. Un largo paréntesis de dieciocho años, según el evangelio de san Lucas, separan la celebración de la Pascua a los doce años, en la que JESÚS se queda en Jerusalén debatiendo con los doctores de la Ley (Cf. Lc 2,46-47), hasta el tiempo en que JESÚS inicia su ministerio público a los treinta años (Cf. Lc 3,23). La fiesta del Bautismo del SEÑOR marca el momento inaugural del ministerio público de JESÚS con una correspondencia directa sobre la “Hora de su muerte y Resurrección”. De forma indirecta el Bautismo del SEÑOR alude a nuestro bautismo, pues el día propio tendrá lugar en la celebración de la Vigilia Pascual, cuando se bautizan los catecúmenos que hayan realizado el proceso catequético; y en esa misma liturgia también nosotros haremos profesión solemne de nuestra Fe con la renovación de las promesas bautismales. La fiesta del Bautismo del SEÑOR marca el inicio público de la misión del MESÍAS que va a ejercer su ministerio como el “Siervo de YAHVEH”. Juan lo va a identificar como el CORDERO de DIOS que quita el pecado del mundo” (Cf. Jn 1,29), al mismo tiempo que declara de forma rotunda que él es testigo de la efusión del ESPÍRITU SANTO, que reposa sobre JESÚS de Nazaret (Cf. Jn 1,32-34). Para nosotros la fiesta del Bautismo del SEÑOR sigue una línea de contemplación, en la que podemos vernos interpelados por JESÚS que entra en el Jordán para solidarizarse con todos los pecadores al cargar con el pecado del mundo. Esta solidaridad divina la llamaremos expiación: lo que nosotros no hemos podido pagar o restaurar, lo tendrá que realizar el MESÍAS, el HIJO de DIOS.
Tres regalos
Siempre estamos a tiempo de pedir a los Magos de Oriente los dones necesarios para seguir en el camino cristiano, sin perder la orientación de la estrella que a ellos los condujo hasta Belén. Pensamos que pudieron ser tres los Magos que acudieron a encontrarse con el REY de los judíos por el número de regalos, pero este dato no es relevante. Oro, incienso y mirra (Cf. Mt 2,11)quedaron registrados como las ofrendas presentadas, y constituyen otros tantos símbolos de los dones personales que cada uno puede ofrecer al SEÑOR; y al mismo tiempo de los dones que debemos pedir para fortalecernos en la vida cristiana. Tres ofrendas personales, que el mismo JESÚS nos pedirá para hacernos seguidores suyos: negarse a uno mismo, tomar la cruz y seguir las enseñanzas del MAESTRO (Cf. Lc 9,23). Para realizar estas ofrendas tenemos que renovar los dones que afiancen la decisión y la inteligencia. Sin temor a equivocarnos, debemos pedir porque estamos necesitados de Fe, Esperanza y Caridad, para que nuestra capacidad de decisión mantenga la fuerza de la “opción fundamental” por JESUCRISTO. Los dones de entendimiento, sabiduría, ciencia o consejo, de modo especial, iluminan el entendimiento con el que nos acercamos a la Escritura para obtener certeza en la Fe y la Esperanza. La piedad filial y amorosa nos otorga unidad, armonía y paz interior para ofrecer a DIOS un culto de adoración inspirado en el asombro o temor de DIOS. Y de nuevo el camino prosigue con unas fuerzas renovadas por el don de fortaleza. Esta fiesta de los Magos de Oriente tiene un reverso oscuro y trágico, que omitimos provisionalmente con buen criterio, que está representado por el envidioso y homicida rey Herodes. La historia se repite: la envidia mata como quedó señalado en la historia del primer homicidio (Cf. Gen 4,8). Los Magos de oriente volvieron a sus naciones respectivas por otros caminos cuando fueron advertidos por el Ángel (Cf. Mt 2,12). Gran lección para los peregrinos de la Fe, que somos todos los bautizados: los caminos humanos se pueden envilecer y es preciso cambiar la ruta y llegar a destino. Estas variaciones para ser acertadas están sujetas a la iluminación dada por DIOS.
Renovación de la opción fundamental
Las fiestas de la Navidad no están destinadas a fomentar la ingenuidad, aunque un poco de este rasgo puede ayudar en la vida. La Navidad, por otra parte, nos hace experimentar en mayor o menor medida una renovación de nuestras fuerzas, que debemos aprovechar para reafirmar fines y objetivos. No tenemos capacidad para realizar grandes cambios, y es necesario reconocerlo para no cultivar la decepción frustrante; pero algo sí es posible llevar a cabo. La opción fundamental del cristiano es creer en JESUCRISTO, pero no de cualquier forma, ni en cualquiera de las versiones propagadas por los distintos medios. Al comienzo del año, y en la fiesta del Bautismo del SEÑOR, la atención debemos centrarla en nuestra opción por JESUCRISTO con el objeto de reanudar el seguimiento con nueva determinación. Hay bautizados que hace tiempo que no siguen a JESUCRISTO y otros han dejado que se desfigure en ellos la imagen o retrato que deriva del Nuevo Testamento, y de forma especial de los cuatro evangelios. La opción fundamental por JESUCRISTO requiere de una creciente confianza en ÉL, que es Persona y por tanto dispuesto a establecer con todos nosotros una relación interpersonal. De distintas formas, todos los escritos del Nuevo Testamento hacen la misma confesión de Fe, que el evangelio de san Marcos en su primer versículo: “comienzo del Evangelio de JESÚS el MESÍAS, el HIJO de DIOS (Cf. Mc 1,1). De muchas formas JESÚS manifestó y dio a entender que ÉL tenía conciencia de ser el HIJO de DIOS, y lo corroboró con su actuación. JESÚS no tuvo que esperar a la Resurrección para entenderse a SÍ mismo como el ENVIADO del PADRE. Si JESÚS perdonara los pecados sin reconocerse a SÍ mismo como el HIJO de DIOS, estaría incurriendo en un acto de orgullo de máximo grado. JESÚS, como bien sabemos, reclamó un seguimiento dispensable sólo a DIOS, y se propuso por encima del padre, la madre, los hijos o todos los bienes materiales (Cf. Mc 10,29); de no ser DIOS al mismo tiempo que hombre, estaría usurpando un rango en la escala de valores, que no le correspondería. Los católicos y los ortodoxos practicantes tenemos la oportunidad de experimentar la presencia del SEÑOR en los sacramentos y de forma especial en la EUCARISTÍA. ¿Podría, JESÚS, si fuera DIOS instituir este sacramento antes de haber muerto y Resucitado? La opción fundamental por JESUCRISTO no debe rebajarse un solo milímetro de la imagen dada por los evangelios y de todo el Nuevo Testamento. Es preciso declarar con toda contundencia la humanidad y Divinidad de JESÚS en unos tiempos en los que se arremolinan todas las herejías arrastradas hasta aquí de siglos anteriores. Lo que cambia en algunos casos es el envoltorio, el celofán exterior, pero la intención secular es la misma: demoler la piedra angular del Cristianismo, que es JESUCRISTO hombre y DIOS.
Ricos o pobres
Una opción fundamental se realiza con una actitud de desprendimiento, porque se trata de elegir lo que se considera como único y fundamental. ¿Qué es primero la confianza o el desprendimiento? Si atendemos a la lección que nos trasmiten los niños, tendremos que admitir que en el inicio de todo está la relación de confianza: el niño en los primeros años confía en su padres, que lo protegen, cuidan y alimentan. JESÚS motivó de muchas formas la pobreza en el discípulo, después de haber cultivado una relación de confianza. Probablemente había pasado más de un año en compañía de JESÚS cuando fueron enviados a la misión sin más bagaje que la confianza en la Providencia Divina. Para salir sin dinero, ni provisiones en la mochila o cualquier tipo de auxilio, hay que estar muy confiado (Cf. Lc 10,4). Una disposición similar nos pide el SEÑOR a la hora de plantearnos la opción fundamental, pues a partir de ella se jerarquizan las demás vertientes de la vida en el orden adecuado. JESUCRISTO es la verdadera piedra filosofal que transforma lo inservible en algo útil para el Reino de DIOS. Cuando JESUCRISTO es el eje o el centro de la vida, la familia se ordena, la vida personal vislumbra horizontes nuevos, la vida adquiere sentido, porque el más allá cobra existencia real; la Caridad se diversifica en los distintos modos de fraternidad. Hay que hacerse pobre y quedarse con una sola cosa: JESUCRISTO. No está muy bien expresado, porque JESÚS no es una cosa, pero en el campo de las opciones personales podemos vernos como Marta y María: ésta última elige una sola entre las partes y Marta se encuentra dispersa en una variedad de cosas (Cf. Lc 10,39-42). No se trata ahora de entrar en el debate de la acción o la contemplación; de la atención a las cosas materiales o exclusivamente a las espirituales, porque es posible que JESÚS no estuviera planteando oposiciones, sino planos complementarios, precisamente teniéndolo a ÉL como el eje o centro de todo.
El Siervo de YAHVEH
El primer cántico del Siervo de YAHVEH da contenido a la primera lectura de la liturgia de este domingo. Tenemos en ese texto sagrado la respuesta a la identidad sobre JESÚS de Nazaret, que se dispone en la fila de los bautizados por Juan Bautista en el Jordán. ¿Habla la Biblia de alguien que ungido por el ESPÍRITU SANTO aparezca ante el Pueblo como uno cualquiera, sin honores humanos? ¿Ofrece la Biblia alguna pista para descubrir algún designio previo de mesianidad sobre alguno que obtenga el fracaso como fruto de sus esfuerzos? Este último rasgo lo contienen el tercer y cuarto cántico del Siervo de YAHVEH. Descubierto este contenido de revelación concretado en la persona de JESÚS de Nazaret se fueron añadiendo otros textos en diversas partes de la Escritura, pero siguen apareciendo en primer lugar los correspondientes al extenso libro de Isaías. En el cántico tercero, el Siervo de YAHVEH toma la palabra y refiere su situación y misión: “el SEÑOR me ha abierto el oído, para que escuche como los discípulos –iniciados-, para darle al abatido una palabra de aliento” (Cf. Is 50,4). Así decía JESÚS: “mi alimento es hacer la voluntad de mi PADRE” (Cf. Jn 4,34).; y con toda claridad JESÚS vence la primera tentación en el desierto: “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de DIOS” (Cf. Mt 4,4). El Siervo de YAHVEH es en primer lugar un servidor de la Palabra de DIOS, a la que obedece pues proviene del AMOR eterno entre el PADRE y el HIJO. También el tercer cántico del Siervo de YAHVEH recoge su vertiente sufriente, pues no se le ocultan las afrentas que tendrá que sufrir por todos los que le son confiados, en definitiva, todos los hombres, pero las consecuencias martiriales de la obediencia tardarán un tiempo después del bautismo en el Jordán, como sabemos unos tres años. El camino hacia el sacrificio total comienza en el río Jordán con el bautismo de Juan.
Presentación del Siervo de YAHVEH
“He aquí mi Siervo a quien YO sostengo, mi ELEGIDO en quien se complace mi alma” (v.1). El SIERVO por su perfecta obediencia y escucha de la voz de DIOS está en santa comunión con el PADRE que lo sostiene con su poder. El SIERVO en quien DIOS se complace se revela con toda claridad en el momento del bautismo: “este es mi HIJO, en quien YO me complazco” (Cf. Mt 3,17). La fidelidad en la obediencia permite la perfección en el cumplimiento de la misma, y sólo el SIERVO podía realizar esta misión: “cumplir la voluntad del PADRE en la tierra, lo mismo que en el Cielo” (Cf. Mt 6,10). La voluntad de DIOS no es caprichosa, sino la condición necesaria para la transformación personal de cada hombre y del mundo en general. La voluntad de DIOS no es exhaustiva y se compendia, en principio, dentro de la Ley Natural impresa en el corazón del hombre. Esta Ley Natural básica en otros tiempos fue aceptada, aunque defectuosamente cumplida; sin embargo en los tiempos actuales es negada por muchos en su misma raíz.
El Siervo está movido por el ESPÍRITU de DIOS
“He puesto mi ESPÍRITU sobre ÉL; dictará mi Ley a las naciones” (v.2). La unión del SIERVO con DIOS tiene que presentar una perfección, que sólo el ESPÍRITU de DIOS sin medida (Cf. Jn 3,34) le puede dar. De nuevo el derecho tiene que ser dado a las naciones. La humanidad había perdido el norte de la vida espiritual y moral. Era necesario rearmar el equipamiento espiritual de la humanidad a partir del resto de personas fieles presentes en el mundo. El nuevo derecho que esperan las islas no es otra cosa que el Evangelio. El Siervo de YAHVEH trae al mundo una Palabra que nadie había escuchado hasta ese momento, ni se ha vuelto a oír. ¿Se ha perdido la novedad de esta Palabra? ¿El tiempo transcurrido ha neutralizado el vigor del Evangelio? ¿Ha dejado de entusiasmar, en el pleno sentido del término, el Evangelio a los hombres? ¿Son recipientes vacíos los textos de los Evangelios? ¿Carecen de vigencia y sabiduría las palabras y obras de JESÚS? El SIERVO manifestó fielmente quién era el SEÑOR que lo había enviado, el PADRE: ¿Ya no se siente la necesidad de reconocer la provisionalidad de la vida presente y el destino último que nos espera en la casa del PADRE revelado por JESÚS? El nuevo derecho que supera con creces la Ley Natural, tiene un carácter permanente, porque es una palabra que nace de la temporalidad y eternidad de DIOS con pretensión de constituirse en palabra definitiva.
Pedagogía del SIERVO
“La caña cascada no la quebrará y el pábilo vacilante no lo apagará” (v.3) El SIERVO no impone su santidad, ni deslumbra con su perfección; al contrario “se rebajó haciéndose como un hombre cualquiera” (Cf. Flp 2,7); y nadie sospechó de su condición extraordinaria, hasta que puso en marcha la misión para la que había sido enviado. El SIERVO de DIOS se manifiesta de forma gradual, sin poner trabas a la potencia del ESPÍRITU SANTO que operaba en ÉL, pero en todo momento JESÚS evitó los fáciles enfervorizamientos populares. JESÚS no buscó el éxito humano ni el aplauso de las gentes; le preocupó tan sólo que la persona y las multitudes escuchasen una Palabra de Vida, que los transformase y aportara un sentidos a sus vidas. Muchas personas encontró JESÚS quebradas por la enfermedad, la exclusión y el sufrimiento. Otros venían de vuelta profundamente desengañados de una religiosidad engañosa, superficial y muchas veces declaradamente hipócrita. Estos podían mantener en su interior una tenue luz a punto de apagarse, que JESÚS supo avivar y convertir en un fuego contagioso: los casos de Zaqueo, María Magdalena o Nicodemo, ofrecen una muestra de personas a las que la Pedagogía Divina del SIERVO de YAHVEH restauró para vivir el plan del Reino de DIOS.
El SIERVO no es violento
El secreto del SIERVO radica en su humildad y mansedumbre, que lo hacen más resistente a todas las contrariedades: “aprended de MÍ que soy manso y humilde de corazón, dice JESÚS” (Cf. Mt 11, 29). Sólo DIOS puede vencer el mal con la fuerza del bien, porque el mal a sí mismo se destruye; y el bien de DIOS no tiene límites. El SIERVO vivió entre nosotros unido a la fuente divina “y su ánimo no se quebró hasta implantar el derecho” (v.4). Sabemos que la respuesta de JESÚS en quien residía la plenitud de la DIVINIDAD (Cf. Col 2,9) estuvo siempre presidido por la Misericordia. El perdón al enemigo radical hace aflorar el Amor Misericordioso en toda su capacidad.
La Nueva Alianza
“YO, YAHVEH te he llamado en justicia, te tomé de la mano, te formé y te he destinado a ser Alianza del Pueblo y Luz de las gentes” (v.6). El VERBO tenía que asumir una humanidad presente con eterna anterioridad en el pensamiento de DIOS, y un día actualizada en el seno de la VIRGEN MARÍA. En la humanidad de JESÚS de Nazaret el VERBO de DIOS se hace el SIERVO de YAHVEH. En el seno de la MADRE VIRGEN, YAHVEH fue formando la humanidad del SIERVO, por quien se establece la Nueva Alianza para todas las naciones: “es poco que seas Alianza de un Pueblo, te hago LUZ de las naciones” (Cf. Is 49,6). La humanidad del SIERVO sigue el designio de todo hombre como lo secuencia san Pablo en la carta a los Romanos: “a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; y a los que justificó, los glorificó” (Cf. Rm 8,30). El SIERVO recibe una verdadera humanidad como cualquier hombre previsto dentro del Plan de DIOS, pero esta humanidad que se va a unir al VERBO adquiere una importancia que es difícil de medir o calibrar, pues en esta humanidad predestinada pudiera estar el modelo de todo hombre. No es una digresión mencionar para esta secuencia de los hechos la previsión desde siempre de la MADRE que debía alumbrar la humanidad del SIERVO.
Un Pacto de Amor eterno
El SIERVO de YAHVEH no viene a reformular la Antigua Alianza, sino a instaurar el Reinado de DIOS de forma concreta y objetiva. Después de dos mil años de Cristianismo, si tomamos en consideración cualquier fragmento de esta historia, encontraremos un gran alejamiento del ideal, pero lo cierto es que el núcleo central contenido en el Mensaje del SIERVO es que DIOS ha de reinar en el mundo con una plenitud acorde al hecho de la Encarnación, vida, muerte y Resurrección del SIERVO. En el tránsito por este mundo, el SIERVO tenía el encargo de abrir los ojos a los ciegos, sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en tinieblas” (v.7). Isaías mantiene estas imágenes en diversos textos, que en el ministerio evangelizador de JESÚS cobrarán todo su realismo. San Lucas dispondrá la apertura programática de la evangelización en estos mismos términos, en la sinagoga de Nazaret, donde JESÚS acudió al comienzo de su ministerio público (Cf. Lc 4,14-19; Is 61,1-2). Los distintos tipos de ceguera son otros tantos tipos de cárceles, que el SIERVO tiene la misión de resolver. Las cegueras morales y espirituales fabrican las cárceles morales y espirituales, que privan a la persona de la paz interior y espiritual. Las tinieblas morales y espirituales pueden aprisionar y asfixiar hasta conducir a la depresión, a la muerte o al suicidio. Terrible realidad de la que el hombre moderno tampoco se ve libre, porque sólo DIOS tiene el poder para liberar de esas cegueras, cárceles y mazmorras.
El Bautismo de JESÚS
“En un bautismo general, cuando todo el Pueblo se estaba bautizando, se bautizó también JESÚS, y puesto en oración se abrió el Cielo, y bajo sobre ÉL el ESPÍRITU SANTO en forma corporal como una paloma; y vino una voz del Cielo: TÚ eres mi HIJO, YO hoy te he engendrado” (Cf. Lc 3,21-22). San Lucas no recoge las breves palabras que intercambian Juan y JESÚS como hace san Mateo. Juan le dice a JESÚS: “soy yo el que ha de ser bautizado por ti. A lo que JESÚS le responde: deja que se cumpla toda justicia” (Cf. Mt 3,14-15). El evangelio de san Juan señala que Juan no conocía a JESÚS, por lo que estamos ante una manifestación carismática por la que el ESPÍRITU SANTO ilumina al Bautista sobre la identidad del penitente que se aproxima, como un hombre cualquiera, entre el grupo de personas que se acerca para ser bautizada por Juan. De forma atenuada daba comienzo la vida pública de JESÚS con un testigo de excepción: Juan Bautista. Un número importante de especialistas y teólogos opinan que JESÚS había pertenecido al grupo de discípulos de Juan, pero los datos aportados por los evangelios no se inclinan hacia esa tesis. Lo que se vislumbra del encuentro entre JESÚS y Juan en los evangelios de Mateo y Juan evangelista, ofrece un cierto paralelismo con el encuentro hacia treinta años entre MARÍA e Isabel. Isabel realizó un papel fundamental como interlocutora válida señalando que todo lo que el SEÑOR había dicho se iba a cumplir (Cf. Lc 1,45). Juan en el Jordán es el testigo que da fe de la unción del ESPÍRITU SANTO que reposa sobre JESÚS como estaba previsto para el MESÍAS de DIOS. En el evangelio de san Juan, el Bautista redunda en este acontecimiento:”el que me envió a bautizar me dijo: sobre quien veas descender el ESPÍRITU SANTO, ese es el que bautizará en el ESPÍRITU SANTO. Y yo lo he visto y doy testimonio“ (Cf. Jn 1,33-34). Existe una corriente de teólogos, que crean más inconvenientes de los que resuelven, eliminado la sobrenaturalidad de la persona de JESÚS. Dicen que es preciso desmitificar el lenguaje para hacer comprensible el Mensaje al hombre moderno. Una cosa es el modo sencillo y humilde en el que el MESÍAS haya vivido durante sus treinta primeros años en este mundo (Cf. Lc 3,23); y otra bien distinta es la hondura espiritual que JESÚS vivió sin necesidad de dar señales hasta el tiempo oportuno, que el PADRE en su designio eterno hubiese determinado. JESÚS de Nazaret, el VERBO de DIOS hecho hombre no tuvo en absoluto necesidad de buscar maestro alguno que lo iniciase en el conocimiento de las Escrituras o cualquier sistema espiritual. En la más pura tradición bíblica sobre la Sabiduría leemos ”la Sabiduría es una y penetra los espíritus más sutiles… Es amiga del hombre y permanece siempre a la puerta para ser encontrada sin esfuerzo (Cf. Sb 7,23-30;9,9-13). El VERBO de DIOS hecho hombre acepta la gradualidad en el crecimiento personal en lo físico, moral y espiritual: “JESÚS iba creciendo en estatura, en sabiduría y en Gracia ante DIOS y ante los hombres” (Cf. Lc 2,52). JESÚS fue identificado desde el primer momento como “el hijo del carpintero” (Cf. Mt 13,55). La costumbre establecía que el hijo aprendiese el oficio del padre, principalmente el primogénito, y así se identifica a JESÚS. La escuela del ESPÍRITU SANTO cuando se trata de actuaciones carismáticas especiales no admite la confluencia de otras corrientes de signo espiritual distinto. Fue suficiente el ambiente religioso de Nazaret creado de forma especial por la presencia de la VIRGEN para mantener un verdadero núcleo de enseñanza y aprendizaje espiritual. Para nada ayudan, tampoco, las escenas ridículas y extravagantes de los evangelios apócrifos de la infancia, describiendo a un JESÚS caprichoso y con rasgos verdaderamente psicopáticos. La sobriedad de los evangelios y el comportamiento extraordinariamente equilibrado de JESÚS contestan a todas las apreciaciones pintorescas sobre los años de la vida oculta.
Conciencia mesiánica de JESÚS
Algunos dibujan una escena mediocre del bautismo de JESÚS, en la que se ve a JESÚS acudiendo al Jordán, donde Juan, para recibir un bautismo que también necesitaba en calidad de penitente. Una vez allí, JESÚS se vio sorprendido por la presencia del ESPÍRITU SANTO que lo impulsa de repente a la predicación previo paso por el desierto durante unos días. Esta caricatura que algunos describen no ofrece una explicación plausible a la envergadura de la misión posterior. Cuando JESÚS acude al Jordán tiene conciencia suficientemente clara de cuál es su misión y destino: ÉL está en aquel escenario histórico con una misión única dada por el PADRE; y acude al Jordán para señalar con un acto externo y público que comienza la recta final de su vida redentora. ÉL ha venido ha cargar con los pecados de todos (Cf. Is 53,4), y en medio de aquel grupo amplio referido por san Lucas, encuentra el comienzo de su misión. Juan bautizaba en la Betania que estaba al otro lado del Jordán camino del desierto de Judea. Aquellos parajes habían sido utilizados por algunos que aparecieron como líderes mesiánicos con objeto de concentrar un grupo amplio de resistencia frente a la ocupación del Imperio Romano. JESÚS no va concentrar grupo alguno de oposición al dominador romano, pues pasa desapercibido para la gente que lo rodea excepto para Juan, que percibe en JESÚS la presencia extraordinaria del ESPÍRITU SANTO que lo acredita como el verdadero MESÍAS anunciado en las Escrituras. Por otra parte, JESÚS supera absolutamente las previsiones proféticas sobre la identidad del MESÍAS en cuanto que su mesianismo tratará esencialmente de ofrecer a los hombres una nueva revelación sobre DIOS, sin que se produzca una liberación política. El cometido de JESÚS es ofrecer a los hombres un conocimiento nuevo sobre DIOS y señalar el sentido de eternidad de cada uno de sus hijos los hombres. De forma especial san Lucas recogerá la más sublime de las parábolas: la del Padre Misericordioso, o como la denominamos habitualmente, la parábola del Hijo Pródigo. Llegados los treinta años, JESÚS no tuvo que hacer reciclaje alguno para acomodar ideas que pudiera tener preconcebidas sobre el tipo de mesianismo a realizar. El ambiente predisponía a orientarse en un mesianismo social y político, con el que organizar al Pueblo y liderarlo para conseguir una hegemonía en medio de los demás pueblos. Esto último era lo que todos esperaban, con lo que la influencia ambiental iba en ese sentido; sin embargo la actuación de JESÚS en todo momento se dirigió en una dirección muy distinta. Los propios discípulos a lo largo de los tres años de ministerio evangelizador no fueron capaces de desprenderse de la línea del mesianismo político, que reclamaban a JESÚS en cuanto tenían oportunidad, incluso después de la Resurrección: “¿es ahora cuándo vas a restaurar a las Doce tribus de Israel? (Cf. Hch 1,6). Cuando tenemos presentes estos datos y otros similares, resultan ridículas las especulaciones sobre las supuestas instrucciones iniciáticas de JESÚS en países lejanos, o la instrucción por parte del mismo Juan, cuya apreciación del MESÍAS tampoco se correspondió con la trayectoria marcada por JESÚS.
Un nuevo paso en la Revelación
“Estando JESÚS en oración, se abrió el Cielo, y bajó sobre ÉL el ESPÍRITU SANTO en forma corporal como una paloma; y vino una voz del Cielo: TÚ eres mi HIJO, Yo hoy te he engendrado” (v.21b-22). La oración de JESÚS habla de su íntima relación con el PADRE. San Lucas señalará otras ocasiones en las que JESÚS se dispone en actitud orante o busca la soledad para dedicarse al trato a solas con el PADRE. En medio de la gente, JESÚS ora, y de nuevo señalamos que su encuentro con la multitud no es para tocar tambores de guerra, sino para sumergirse en la corriente del Jordán, que esta simbolizando el caudal del pecado que anega al mundo. En ese punto se encuentra el MESÍAS por designio del PADRE para cargar con ese caudal de pecado, expiarlo y crear para el hombre un verdadero espacio de libertad, en el que pueda tomar opciones dirigidas en dirección a la casa del PADRE. El HIJO en absoluta obediencia a la voz del PADRE entra en el Jordán para hacerse el CORDERO expiatorio por los pecados del mundo. El HIJO acaba de poner en activo la parte que le correspondía, y seguidamente el PADRE lo justifica: “TÚ eres mi HIJO, YO te he engendrado hoy” . Este verso del Salmo segundo (Cf. Slm 2,7) es uno de esos puntos fuerte que empiezan a iluminar y dar vida en el momento oportuno. Hasta que JESÚS nos revela que DIOS es TRINIDAD ese verso del Salmo segundo estaba en absoluta penumbra. Resulta que el HIJO está siendo permanentemente engendrado por el PADRE desde toda la eternidad, en un presente sin comienzo ni término. Anticipando la Resurrección, el HIJO que ha cargado con el pecado de todos, sale de las aguas procelosas de este mundo para ascender al seno del PADRE donde estaba antes. Al Bautista se le concede asomarse a la extraordinaria manifestación de la TRINIDAD en aquel pariente suyo. Para san Lucas sobran las palabras entre Juan y JESÚS, y basta la revelación misma del MISTERIO. El RUAH poderoso que es capaz de infundir y ordenar la vida, viene ahora a modo de paloma pacífica para constituir al MESÍAS en el verdadero Príncipe de la Paz. El ESPÍRITU SANTO no desciende de forma impetuosa, sino que reposa suavemente sobre JESÚS al que se le concede un nuevo carácter para realizar la misión encomendada. Propiamente JESÚS es el CRISTO, porque está UNGIDO sin medida por el ESPÍRITU SANTO. Muchos otros a lo largo de los siglos podrán ser ungidos porque el ESPÍRITU SANTO junto con el VERBO también planta su tienda entre nosotros (Cf. Jn 1,14). A la luz de este texto entendemos mejor la profunda relación de JESÚS con el PADRE, el conocimiento del mismo y de sus designios para todos los hombres.
Hechos 10,34-38
Haciendo el centurión Cornelio la oración de nona con su familia, se le apareció un Ángel para indicarle que avisara a Pedro, que estaba en Joppe, en casa de Simón el Curtidor. El Ángel confirma a Cornelio, que sus limosnas y oraciones han sido escuchadas. Cornelio sigue hablando y dice: tú, Pedro, has hecho bien en venir; y ahora nosotros estamos bien dispuestos en la presencia de DIOS para escuchar todo lo que se te ha ordenado por el SEÑOR (Cf. Hch 10,32-33). Es una magnífica introducción que marca el itinerario catecumenal con el fin de ser un día bautizado. La limosna y la oración nos relacionan en la Caridad con el prójimo y con DIOS, y la conjunción de ambas incrementan su mutuo valor. DIOS responde personalmente a través de los Ángeles, que siguen siendo auxiliares invisibles de la evangelización (Hb 1,13). Aquella familia era merecedora de estar asistida por los celestiales servidores, que por otra parte saben muy bien cuál es su lugar exacto en todo el proceso evangelizador y catequético. El Ángel le dice que llame a Pedro como representante oficial de la Iglesia, para que les pueda bautizar, pero antes deben recibir la enseñanza canónica: las verdades fundamentales sobre las que descansa todo el edificio del Cristianismo. Cornelio le dice a Pedro, que él y su familia están bien dispuestos para recibir la Palabra: todo lo que él tenga a bien transmitirles de parte del SEÑOR. Esta última disposición representa de forma sumaria los rasgos esenciales de una familia dentro del camino cristiano. Una familia orante, en comunión de bienes, y abierta en todo momento a la Palabra.
La enseñanza de Pedro
En Joppe, Pedro tiene en éxtasis una visión por la que se desvanecen las resistencias o prejuicios religiosos frente a los que no eran de la religión judía. De hecho este capítulo del libro de los Hechos de los Apóstoles marca el momento de entrada de los gentiles a las filas cristianas, sin necesidad del cumplimiento previo de la ley judía. Este principio todavía sufrirá algún contratiempo, que precisará de la celebración de un concilio para resolverlo; concretamente, se tratará de este asunto en el primer Concilio de Jerusalén, en el año cuarenta y cinco. Ahora la casa de Cornelio, en la Cesarea marítima, se ha convertido de una casa romana pagana en una asamblea cristiana con Pedro a la cabeza, y a la espera de escuchar con profundo agradecimiento su magisterio.
El DIOS de Israel
“DIOS no hace acepción de personas, sino que en cualquier nación el que practica la justicia le es grato” (v.34-35). Aunque las fuerzas universales de la religión de la Biblia están manifiestas, sin embargo las instituciones judías habían acentuado un nacionalismo que reducía notablemente sus márgenes y cercenaba su auténtica vocación. El Cristianismo, si quería sobrevivir a todas las presiones ambientales y de forma especial a la reclusión involucionista de los judaizantes, tenía que marcar con decisión su carácter de religión universal, abierta a los hombres de cualquier nación dispuestos a recibir el Mensaje de Salvación. Se estaba poniendo en movimiento la religión de la Gracia o del don, para el que el hombre sólo tenía que aceptarlo por Fe, sin más ofrendas ni sacrificios rituales. El hombre justo de cualquier nación, que vive de acuerdo con la Ley Natural está en condiciones de reconocer la religión de la Gracia, porque la sola Ley Natural no da la Salvación que viene por el SALVADOR. El Don del ESPÍRITU SANTO no viene por el cumplimiento de la Ley Natural, sino por la Fe en JESUCRISTO, como san Pablo tuvo que recordarles a los Gálatas (Cf. Gal 3,2). En nuestros tiempos el cumplimiento y reconocimiento de la Ley Natural supone un alto grado de compromiso ético. DIOS no hace acepción de personas, pero las encontramos a una mejor preparadas que a otras para recibir el Mensaje, aunque DIOS quiera llegar a todas por igual.
Los herederos de los profetas
“El SEÑOR ha enviado su PALABRA a los hijos de Israel, anunciándoles la Buena Nueva de JESUCRISTO que es el SEÑOR de todos” (v.36) La singularidad de la elección por parte de DIOS tiene como finalidad de extender el Mensaje monoteísta a todas las naciones, pero esto se cumplirá a través del Cristianismo, incluso con la particularidad de dar a conocer formas religiosas judías que fueron incorporadas a la liturgia cristiana. Pero la Paz que Israel debe transmitir al mundo le ha venido a través de JESUCRISTO. El Mensaje lleva en sí mismo el don de la Paz gracias a la poderosa acción del ESPÍRITU SANTO transformador de los corazones. Es el corazón humano renovado el transmisor de la Paz mesiánica, que nunca vendrá verdaderamente por la violencia del poder. Esta dimensión mesiánica está llevando mucho tiempo en ser entendida, pero en la humanidad no habrá Paz, si ésta no es dada por DIOS y recibida por el hombre con gratitud.
La cosa empezó en Galilea
“Vosotros sabéis lo que ocurrió en toda Judea cuando Juan bautizaba, aunque la cosa empezó en Galilea” (v.37). Sin duda, en más de una ocasión, el centurión Cornelio cruzó su mirada con JESÚS y vio a las multitudes que seguían al MAESTRO de Galilea. Esta región fue privilegiada con la presencia amable del MESÍAS que recorrió sus caminos, se encontró con sus gentes, habló al corazón a muchas personas, curó a muchos enfermos, liberó a muchas personas de opresiones psíquicas y demoniacas, presentó un programa de vida para el mundo y devolvió la Esperanza a la humanidad. Por eso cuando el RESUCITADO se aparece, según el evangelio de san Mateo, encarga a las mujeres que digan a sus discípulos, que vayan a Galilea, y allí lo verán (Cf. Mt 28,10). Lo ocurrido en Judea fue el rechazo y el desenlace trágico del ofrecimiento mesiánico: “vino a su casa, y los suyos no lo recibieron” (Cf. Jn 1,11). Pese a todo, la Misericordia Divina fue más fuerte que el odio de los hombres y este Mensaje prevalecerá eternamente.
Pedro habla de JESÚS
Para evangelizar de verdad hay que hablar de JESÚS. ÉL prometió estar en el centro cuando dos o más personas se reúnen recordando o invocando su Nombre (Cf. Mt 18,20). Pedro, por distintas razones, no podía dejar de evocar al MAESTRO, “al que DIOS ungió con el ESPÍRITU SANTO y con poder; y pasó haciendo el bien, curando a todos los oprimidos por el diablo, porque DIOS estaba con ÉL” (v.38). Pedro añadirá que de todo lo anterior, él y el resto de los Apóstoles son testigos cualificados, pues además “comieron y bebieron con ÉL después de resucitado (v.39). Pedro es un ejemplo singular de discípulo que vive distintos procesos de conversión, porque la condición humana no permite, en ocasiones, mantener una línea recta ascendente hacia DIOS. Pedro es testigo del RESUCITADO como el único SALVADOR y así lo anunciará .
El Bautismo omitido
Este episodio crucial para el Cristianismo en casa de Cornelio concluye con el Bautismo del centurión y los de su casa, pero el foco, como decíamos al comienzo, se centra hoy en la persona misma de JESÚS y su identidad.