Es un asunto aparentemente técnico y quizás por eso ha pasado desapercibido. Pero es seguro que marcará un antes y un después. La crisis del covid la hemos amortiguado gracias a los ‘escudos sociales’ de los que presume Sánchez. Pero los famosos ‘escudos’ hay que pagarlos. Y no había dinero para hacerlo. Así que emitíamos deuda y el BCE nos la compraba a precios baratos.
Y así un día y otro. Suma y sigue. Hasta superar el 100% de ratio de deuda sobre PIB. Es decir, tendríamos que estar todo el año trabajando sin gastar nada ni respirar para pagar lo que debemos. Imposible. Así que huida hacia adelante y pagamos los intereses con más deuda. El BCE nos seguía prestando. Y nosotros seguimos viviendo en la irresponsable mentira.
Pero este cuento de hadas se ha acabado. El BCE ya anunció hace meses que en julio dejaría de comprar deuda de los estados. ¿Y quien nos comprará nuestra deuda?, ¿quién confiará en nosotros como para prestarnos su dinero? El mercado es amplio. Pero mucho menos generoso que el BCE. Es seguro que los nuevos préstamos serán más caros. Se acabó la financiación cuasi-gratuita.
Pero aquí no acaba el frenazo. La autoridad monetaria europea también ha anunciado que va a comenzar a subir los tipos el 1 de julio para frenar la inflación. Estaba obligado porque de no hacerlo el dinero no sólo sería gratis sino un negocio; sería un error no endeudarse y estaría alimentando todavía más la burbuja inflacionista. Pero eso significa hipotecas más caras. Cerca de 3000€ más al año en una hipoteca media.
En este escenario de rentabilidad cero por el ahorro y de inflación casi en los dos dígitos, ¿dónde se va el ahorro? Algunos se han ido a las criptomonedas. Pero la volatilidad es bestial. Así que de nuevo han acudido al ladrillo como valor refugio. Porque no hay nada más necesario vitalmente que un techo. Voilá. El mercado recalentado.
Es verdad que hemos alcanzado los 20 millones de cotizantes. Y también es verdad que hay medio millón de cotizantes nuevos. Pero la mitad son empleos públicos. Otra vez el sector publico haciendo efecto expulsión. Porque el espacio es límitado. Si el gordo entra en la bañera, el agua rebosa. Igualmente si el sector público interviene, expulsa al sector privado: menos actividad eficiente, menos empleo privado, más gasto público y más deuda.
El problema, de nuevo, es que ya no tenemos el colchón del BCE para comprar nuestra deuda y financiar nuestra fiesta adolescente. Ahora toca madurar. Y eso siempre es doloroso.
El anzuelo del pescador
Sánchez y la foto. El presidente busca la foto con el presidenmte Zelenski en formato ‘casual’. Ya la tiene. Más instantáneas para su ‘book’. Pero también más explicaciones que deberá de dar.
Regreso del emérito. Es más que un jarrón chino. Moncloa parece haberle vetado en Zarzuela y ahora es duda su ubicación.
Igualada. El violador de Igualada había abusado de su hermana de 7 años y había sido denunciado por su propia madre. Además su ex pareja le había denunciado por malos tratos. ¿Por qué seguía en la calle amenazando la seguridad de las mujeres?
Correos se reinventa. Se ofrece a la banca para ser su oficina en la España vaciada. ¿Competirán contra su propia oferta financiera?, ¿meras gestorías?, ¿avance de tienda de barrio?