“No somos como usted, señor Abascal”, le espetaba Pablo Casado al candidato, Santiago Abascal. Para muchos, el voto en contra del PP a la moción de censura al gobierno social-comunista, planteada por Vox, significa haber abandonado definitivamente los valores fundamentales que le definían anteriormente: la familia, la defensa de la vida y la libertad personal.
Casado y el Partido Popular se distancian definitivamente de los postulados firmes de VOX.
Muchos de los simpatizantes y amigos de acTÚa FAMILIA nos han expresado su malestar por la frontal oposición del PP al candidato Abascal, en la moción de censura votada el jueves pasado. Para éstos, significa que el partido de Casado ha abandonado definitivamente los valores que un día le definieron como partido.
Personalmente, me ha gustado muchísimo el discurso de Santiago Abascal el primer día, cuando se ofrecía como candidato, sobre todo el haber enmarcado en un contexto de poder mundialista la crisis que estamos padeciendo, a causa de la Pandemia de Covid. Sin duda, hace falta mucho valor para enfrentarse desde, una tribuna de un Parlamento europeo, al globalismo del socialismo globalista, al marxismo cultural.
Abascal se enfrentaba directamente a Soros, a los poderes financieros mundiales, al chavismo internacional, con el apoyo de millones de españoles detrás de él, pero ciertamente solo en la tribuna, con muchas cámaras apuntándole y muchas miradas fijas en él.
Pero vamos con el “extraño” voto de los diputados populares:
Casado y el Partido Popular tenían varias opciones: una, la de apoyar la moción de Vox, testimonialmente. No hubiera sido ninguna barbaridad, y podría haberse argumentado fácilmente, ya que no se iba a ganar de todas formas.
Otra, la de abstenerse para no dar la razón a Abascal, pero tampoco apoyar a Sánchez. Era la opción que muchos esperábamos, para salvar el “orgullo partidista” y no entrar en el apoyo, aunque fuese testimonial, a otro líder, pero tampoco afianzar al presidente responsable de sesenta mil muertes y la peor crisis institucional y económica que hemos conocido.
Y la tercera, la de votar “No” y distanciarse aún más de Vox, para así -siempre según ellos y la estrategia elegida- elevar el liderazgo de Casado como líder de la oposición. Reafirmando al mismo tiempo, pretendidamente, el liderazgo dentro de su propio partido.
Y han elegido el “No”. Han elegido romper definitivamente con Santiago Abascal, al que han atacado hasta dejarlo sin aliento por momentos. Y han elegido romper con el ideario que éste representa: defensa de España y sus valores, de la vida y la familia, del liberalismo económico. “No somos como Usted, señor Abascal” podría ser el titular del análisis que se haga de la intervención del líder popular.
Casado y el Partido Popular se distancian de los postulados firmes de VOX: la revisión del europeísmo, la emancipación del globalismo, una mirada preferente a las naciones hispanoamericanas -la “iberosfera”- o la revisión de las autonomías; y todo ello dentro de la Constitución del setenta y ocho.
Casado y el Partido Popular han relegando en todo momento el valor ético de una moción de censura testimonial, en unos momentos de máxima crisis institucional: se dilapida el régimen constitucional y las libertades mediante decretos leyes; se atenta de forma grave y decisiva contra el poder judicial; se ataca a la Monarquía por parte del gobierno.
Casado y el Partido Popular quedan para la nación española como el partido más cercano al PSOE por el centro, y próximo a los dictados mundialistas, pues no se han atrevido a hacerles frente. Y habrá que ver a qué órdenes obedece Casado con ese voto negativo…
Señor Casado: efectivamente, no somos como usted. La familia natural, la libertad religiosa, de pensamiento, de educación, la igualdad entre hombre y mujer y el antifeminismo de género, la vida desde su concepción hasta la muerte natural, la maternidad, la patria como realidad recibida de nuestros padres, y todos esos valores que el gobierno progre quiere combatir (incluido el respeto en la forma de vestir, como bien dijo Abascal), son verdades de sentido común que defenderemos siempre.
No hemos cambiado nosotros, señor Casado: ha cambiado el Partido Popular.