* Por primera vez, el ministerio ha mostrado en detalle los destinos preferidos por los contribuyentes: han elegido al «Estado» en vez de a la Iglesia.
* Además, los obispos tendrán que devolver 36.5 millones por el descenso en las aportaciones públicas a la Iglesia este año.
La tendencia en el horizonte no deja imaginar nada bueno para el futuro y parece que se avecinan años difíciles para la Iglesia italiana también desde el punto de vista económico.
Cada vez es menor la cantidad de los contribuyentes italianos que han optado por destinar el impuesto llamado «8 por mil» a la Iglesia católica a la hora de presentar sus declaraciones. Los datos provisionales relativos a las aportaciones fiscales de 2022 (ejercicio fiscal 2021), publicados por el Ministerio de Economía, muestran un descenso progresivo, equivalente a 205 mil firmas menos. Por el contrario, el Estado ha ganado 84.000.
Por primera vez, el ministerio también ha mostrado en detalle los destinos preferidos por los contribuyentes que han elegido el «Estado»: casi la mitad de las preferencias expresadas (49%) son edificios escolares, seguidos por desastres naturales (22%) y el hambre en el mundo. (13%), patrimonio cultural (12%) y asistencia a refugiados (4%).
El pasado mes de mayo, la Conferencia del Episcopado Italiano, al presentar el folleto relativo al reparto del «8 por mil», argumentaba que «los ingresos habían disminuido en 100 millones de euros» pero era para referirse al efecto covid. Monseñor Giuseppe Baturi, secretario general de la CEI, había precisado: «Los datos de este año se refieren a 2020, año de la explosión de la pandemia y del bloqueo de las actividades industriales, con evidentes repercusiones en los ingresos totales del Irpef. Si disminuye la recaudación total, disminuye también el ocho por mil, y por tanto la parte del ocho por mil destinada a la Iglesia Católica”. Sin añadir, eso sí, nada sobre el descenso real de personas que firman bajo el recuadro de la Iglesia Católica.
Este aspecto fue advertido y destacado por Roberto Grendene, secretario de la Unión de Racionalistas Ateos y Agnósticos (UAAR).
«Este es otro mal golpe para las arcas de la Iglesia, que ya había perdido 1,7 millones de preferencias en las declaraciones presentadas por los contribuyentes italianos en el trienio 2019-2021. De hecho, el número de contribuyentes que deciden destinar su 8 por mil a la Iglesia lleva varios años en descenso. Sin embargo, debido a ese perverso mecanismo por el cual las acciones no expresadas -las que no se asignan, porque el contribuyente no firma ni por el Estado ni por una de las confesiones religiosas que tiene acceso a los fondos- se distribuyen en todo caso en proporción a las firmas obtenido, con menos del 28 por ciento de contribuyentes que en 2022 optaron expresamente por la Iglesia Católica,
Otra mala noticia para la CEI viene de los datos definitivos de la dotación de 2023, que arrojan un fuerte ajuste de 36,5 millones que los obispos tendrán que devolver al Estado, consecuencia de un descenso mucho más fuerte de las aportaciones públicas a la Iglesia.
«Si en 2022 el desembolso de las arcas del Estado a las del CEI había sido de 1.111 millones, los datos finales que acaba de publicar Hacienda para la dotación de 2023 bajan la cifra a 1.200 millones. Sin embargo, la CEI -especifica Grendene- había achacado la disminución de 100 millones de la aportación a la disminución de los ingresos del Irpef, pero esto sería falso al leer los datos en la web del Departamento de Hacienda. De hecho, en 2022 se repartieron 1.434.336.721 euros frente a 1.412.556.164 euros en el dato definitivo del reparto de 2023. Una caída de sólo 22 millones. Lo cierto es que -aunque amparados por un mecanismo injusto y por un gobierno silencioso hasta el punto de no pedir a los contribuyentes que elijan el ‘Estado’ para obtener fondos para las poblaciones afectadas por las inundaciones- cada vez son menos los contribuyentes (menos del 28% ) consideran correcto financiar la Iglesia católica con fondos de los impuestos generales. Una señal alentadora de la que sólo podemos alegrarnos».
por Franca Giansoldati.
Sábado 15 de julio de 2023.
Il Messaggero.
