Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Queridos amigos, la repetición de su peregrinación aquí es un hermoso y alentador signo ecuménico. Les agradezco por esto. Vayamos adelante juntos en la búsqueda de Dios, con audacia y concreción. Mantengamos nuestra mirada fija en Jesús y mantengámonos unidos en la oración”, lo dijo el Papa Francisco en su discurso a los miembros de la Delegación Ecuménica de Finlandia, a quienes recibió en audiencia la mañana de este lunes, 17 de enero, con ocasión de su peregrinación anual a Roma, por la fiesta de San Enrique.
Cristianos libres y decididos en la búsqueda de la verdad
Al iniciar su discurso, el Santo Padre agradeció por el don que le llevaron y por las palabras sobre la humildad, el arrepentimiento y el perdón, que le dirigió el Obispo Keskitalo. “Es con especial alegría que les doy la bienvenida y saludo a los representantes Sami. Que Dios los acompañe en el camino de la reconciliación y de la sanación de la memoria, y haga a todos los cristianos libres y decididos en la búsqueda sincera de la verdad”. Asimismo, saludó al Obispo emérito, Teemu Sippo, que se ha recuperado de un grave accidente y al Metropolita Ortodoxo, Arseni de Kuopio y Carelia, que no ha podido acompañarlos.
Todo nace de la gracia de Dios que nos atrae
El Papa Francisco también resaltó que, su grata visita se da en vísperas de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. “El tema de este año está tomado del Evangelio de Mateo – precisó el Pontífice – es ‘En oriente vimos aparecer su estrella y vinimos a honrarlo’. Se refiere a los Reyes Magos que, tras un largo viaje, encuentran a Jesús y lo adoran. Los Reyes Magos llegan a su destino porque lo han buscado. Pero lo buscan porque el Señor primero, con la señal de la estrella, había salido en su búsqueda. Encuentran porque buscan, y buscan porque han sido buscados”.
Caminar juntos
El Santo Padre además les dijo que, los que han sido tocados por la gracia de Dios no pueden cerrarse y vivir en la autopreservación, siempre están en movimiento, siempre se esfuerzan por ir hacia adelante. “Su peregrinación aquí es un buen ejemplo de ello. La tradición de la Iglesia ha reconocido en los Reyes Magos a los representantes de las diferentes culturas y pueblos: también para nosotros, especialmente en estos tiempos, el reto es tomar de la mano a nuestros hermanos, con su historia concreta, para avanzar juntos”. Queridos amigos, alentó el Papa, estamos en camino guiados por la suave luz de Dios, que disipa la oscuridad de la división y dirige el camino hacia la unidad.
Avanzar con humilde paciencia y siempre juntos
El Obispo de Roma también recordó que, hay etapas en el camino que son más fáciles y en las que estamos llamados a proceder con rapidez y diligencia. Pienso, por ejemplo, en muchos recorridos de caridad que, a la vez que nos acercan al Señor, presente en los pobres y necesitados, nos unen entre nosotros. A veces, sin embargo, el camino es más cansado y, ante objetivos que aún parecen lejanos y difíciles de alcanzar, el cansancio puede aumentar y la tentación del desánimo puede aflorar. En este caso, recordemos que estamos en camino no como poseedores, sino como buscadores de Dios. Por eso debemos avanzar con humilde paciencia y siempre juntos, para apoyarnos mutuamente, porque ese es el deseo de Cristo.
Aniversario del Concilio de Nicea y Confesión de Augsburgo
Como buscadores de Dios en nuestro camino hacia la plena comunión con Él y con los demás, el Papa Francisco señaló que, tenemos dos importantes estaciones por delante. La primera se refiere a que, en 2025 celebraremos el 1700 aniversario del Concilio de Nicea. La confesión trinitaria y cristológica de este Concilio, que reconoce a Jesús como «Dios verdadero de Dios verdadero», «consustancial al Padre», nos une a todos los bautizados. Ante este gran aniversario, preparémonos con renovado entusiasmo para caminar juntos por el camino de Cristo, por el camino que es Cristo. Porque es de él, de su novedad, de su incomparable alegría de lo que tenemos necesidad.
500 aniversario de la Confesión de Augsburgo
La segunda estación que indicó el Santo Padre es que, en 2030 conmemoraremos el 500 aniversario de la Confesión de Augsburgo. En una época en la que los cristianos estaban a punto de separarse, esa Confesión trató de preservar la unidad. Sabemos que no consiguió evitar la división, pero el aniversario puede ser una ocasión fecunda para confirmarnos y fortalecernos en el camino de la comunión, para ser más dóciles a la voluntad de Dios y menos a la lógica humana, más dispuestos a anteponer el camino del cielo a las metas terrenales.
El encuentro concluyó con la oración del Padre Nuestro.