La Diócesis de Campeche contabilizó las innumerables veces que se ha pedido perdón por los abusos, crímenes y atropellos contra los pueblos originarios.
Tras recordar que el próximo año se cumplen 500 años de la Conquista, con datos bibliográficos, el portavoz de dicha Diócesis, Pbro. Gerardo Casillas González, exhibió la farsa de la misiva del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Comenzó por mencionar los tres Papas, quienes han pedido perdón por pecados contra los pueblos originarios: “lo hizo San Juan Pablo II en 1992, Benedicto XVI en 2007 y Papa Francisco en 2015 y 2016; la misma Conferencia del Episcopado Mexicano responde al vídeo difundido por Andrés Manuel López Obrador en sus mañaneras”.
“Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, arzobispo Emérito de San Cristóbal de las Casas, -amplió-, ha recordado que él Papa San Juan Pablo II, en República Dominicana el año de 1992, reconoció ‘con toda verdad los abusos cometidos debido a la falta de amor de aquellas personas que no supieron ver en los indígenas a hermanos e hijos del mismo Padre Dios’, pidiendo, ‘en nombre de Jesucristo, como Pastor de la Iglesia’, que ‘perdonen a quienes los han ofendido y a todos aquellos que durante estos quinientos años han sido causa de dolor y sufrimiento para sus antepasados y para ustedes’.
“También los obispos en Santo Domingo, afirmaron”: ‘Después de haber pedido perdón con el Papa a nuestros hermanos indígenas y afroamericanos ante la infinita santidad de Dios por todo lo que ha estado marcado por el pecado, la injusticia y la violencia, queremos desarrollar una evangelización inculturada y asumimos compromisos concretos’.
Puntualizó.
Mencionó también que “el Papa Benedicto XVI reconoció, de regreso de su Viaje Apostólico a Brasil durante la Audiencia General, que el recuerdo de un pasado glorioso no puede ignorar las sombras que acompañaron la obra de evangelización del continente latinoamericano: ‘no es posible -decía Benedicto-, olvidar los sufrimientos y las injusticias que infligieron los colonizadores a las poblaciones indígenas, a menudo pisoteadas en sus derechos humanos fundamentales”.
“Pero la obligatoria mención de esos crímenes injustificables, -por lo demás condenados ya entonces por misioneros como Bartolomé de las Casas y por teólogos como Francisco de Vitoria, de la Universidad de Salamanca-, no debe impedir reconocer con gratitud la admirable obra que ha llevado a cabo la gracia divina entre esas poblaciones a lo largo de estos siglos”.
Estableció.
Recordó que el Papa Francisco en 2015 pidió perdón en Bolivia: ‘Se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios. Lo han reconocido mis antecesores, lo ha dicho el Consejo Episcopal Latinoamericano, y también quiero decirlo, al igual que San Juan Pablo II, pido que la Iglesia, -y cito lo que dijo él-, ‘se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos’.
Resaltó que “ningún gobierno ha pedido perdón por lo acontecido en el siglo XIX y XX contra la Iglesia: el saqueo y la enajenación de bienes temporales como templos, universidades, colegios, orfanatos, hospitales, cementerios, entre otros, en tiempos de Benito Juárez, construidos con sacrificios y dinero del mismo pueblo católico”.
“Quien dijo el respeto al derecho ajeno es la paz, no respetó los bienes ajenos. Otro hecho histórico que no debemos dejar en el pasado es la persecución de Plutarco Elías Calles contra la Iglesia mexicana donde hubo derramamiento de sangre inocente: sacerdotes y laicos, simplemente porque la Iglesia no quiso someterse al régimen del gobierno en turno”,
determinó.
Refirió que “la Iglesia no espera que se le pida perdón para perdonar, ya ha perdonado”.
Citó al Papa san Pablo VI: “Tomar en serio la política por el bien de la ciudad, nación, y humanidad (…), pueden estar de acuerdo todos los políticos, de cualquier procedencia cultural, religiosa o ideologíca, que deseen trabajar juntos por el bien de la familia humana, practicando aquellas virtudes humanas que son la base de una buena política: la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad y la fidelidad.
Por último, resaltó lo que dijo el cardenal vietnamita, Siervo de Dios, François-Xavier Nguyễn Vãn Thuận: ‘Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés, permanece fielmente coherente, realiza la unidad y que sabe escuchar’.
Comunicado de la Diócesis d… by Agencia Católica de Noticias