La mujer lleva cuatro meses hospitalizada; los médicos le han diagnosticado muerte cerebral. Sin embargo, Smith estaba embarazada. Lograron realizarle una cesárea y dio a luz a un niño.
El bebé nació en la semana 29 de embarazo. Los médicos dicen que, aunque pesa poco, probablemente estará sano.
Durante cuatro meses, Adriana Smith estuvo conectada a un equipo de soporte vital.
La mujer había trabajado como enfermera. Si seguimos la narrativa de algunos profesionales de la salud, debería haber sido desconectada de las máquinas hace mucho tiempo, deberían haberle extirpado los órganos y el niño debería haber sido sacrificado.
A esto se reduce cada vez más la «medicina» en los países occidentales. Afortunadamente, en el caso de la paciente de Georgia, esto no ocurrió.
Curiosamente, el lobby abortista… protestó contra la idea de mantener con vida a una mujer.
Los abortistas argumentaron que el hospital no debía decidir su destino y que se debía hacer lo que la familia dictara, incluso si eso implicaba matar tanto a la mujer como a su hijo.
Incluso la abuela de la niña habló al respecto. En una de las grabaciones, afirma que es la familia la que debe «decidir»: quizás mantendrían con vida a la mujer y a su hijo, o quizás no. «Deberíamos tener una opción», dijo. Anteriormente, admitió que los médicos la llamaron y le preguntaron si debían practicarle un aborto para «reducir» el peso de la paciente, a lo que ella accedió. Sin embargo, los médicos concluyeron que no podían hacerlo.
Mientras tanto, en el estado de Georgia hay leyes que prohíben el asesinato de bebés tan pronto como se puedan detectar sus latidos cardíacos, alrededor de la sexta semana de embarazo.
El reglamento no menciona una situación como la de Adriana Smith, pero el centro decidió no asesinar al feto. Si el reglamento hubiera sido diferente, lo más probable es que nunca hubiera nacido…
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