Desde el Vaticano ofrecen disculpas a Rusia. Y siempre hay quien culpa a Europa y a Occidente de la guerra en Ucrania

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No habrá “tregua navideña”, ni para el 25 de diciembre ni para el 7 de enero del calendario ortodoxo. La Santa Sede había pedido en voz baja en Moscú, junto con la disculpa a escrita por las palabras desacertadas del Papa sobre la crueldad de los chechenos y los buriatos. Pero desde el Kremlin sacó un rotundo no, al tiempo que aceptaba las excusas y garantizaba una “cooperación constructiva con el Vaticano”.

El llamado a la tregua se anticipó en Roma el martes 13 de diciembre, en un simposio titulado “ Europa y la guerra. Del espíritu de Helsinki a las perspectivas de paz ”, organizada por la embajada italiana ante la Santa Sede y promovida conjuntamente por esta misma embajada, la revista geopolítica “Limes” y los medios de comunicación oficiales del Vaticano, con “L’Osservatore Romano” a la cabeza, con el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin como orador principal y con una invitación al presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, también en este momento por el conflicto con el Covid.

Entre los expositores del simposio de verano Andrea Riccardi, que propuso la tregua Navideña, en su discurso también publicado dos días después en el » Corriere della Sera «. No era la primera vez que Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, actuaba como portavoz oficioso de los deseos de la Santa Sede, también agradecida por su búsqueda del Papa Francisco, pero siempre con autonomía, sobre todo por la guerra de Ucrania. , donde en un primer momento se defendió incluyendo una rendición ante los invasores rusos.

Es un hecho que, hablando con el Papa, todavía no está claro cuál es la posición precisa de la Santa Sede sobre la guerra en UcraniaHay muchas voces discordantes y muchas voces contradictorias también dentro de algunas voces individualesEl simposio del 13 de diciembre fue un emblema de esta discordia.

En primer lugar, ninguno de los oradores mencionó explícitamente que compartían lo que escribió el Papa Francisco en su » Carta del Santo Padre al pueblo ucraniano «, fechada el 24 de noviembre, en la que -abriendo primero y sólo ahora de nuevo la autodefensa armada de Ucrania luego de nueve meses de guerra- expresó su emotiva admiración y solidaridad por “ustedes, jóvenes, que para defender con valor vuestra patria han tenido que poner las manos en las armas en lugar de los sueños que habían cultivado para el futuro”.

Es cierto que el Cardenal Parolin, en su exposición, reiteraría que “ Nadie niega el derecho a defenderse si es atacado, como también sanciona el Catecismo de la Iglesia Católica”, e indicó entre los principios cardinales que deben regular las relaciones entre las naciones la inviolabilidad de los frentes y la integridad territorial de los estados, como también suscribió la entonces Unión Soviética en el acta final de la conferencia de Helsinki de 1975.

Pero también es cierto que el derecho de Ucrania a la autodefensa armada estaba estrictamente circunscrito y limitado, hasta vaciarlo, para otra de las expositoras del mismo simposio, Monica Lugato (en la foto), profesora de Derecho Internacional en la Universidad Libre María. Santísima Asunción de Roma.

En la parte final de su intervención, Lugato dijo que “la legítima defensa no tiene ni puede tener función aflictiva o punitiva”. Y sólo se la admite “hasta que” el Consejo de Seguridad de la ONU -o en su defecto la comunidad internacional- “no haya hecho su trabajo”, un trabajo no especificado, con vistas a restaurar la legalidad internacional.

Pero en la intervención del profesor Lugato también hay algo mucho más estridente, como es que la gran culpa de la agresión rusa contra Ucrania en Tuvie será la misma Ucrania, Europa y Occidente.

La intervención integrada se reproduce en esta otra página de Settimo Cielo, transcripción de la captura en video de todo el simposio al cargo de los medios de comunicación vaticanos:

> Europa y la guerra. Del espíritu de Helsinki a las perspectivas de paz

Pero aquí basta con registrar brevemente algunos de sus pasos más cuestionables:

– la acusación también a la OTAN, por su ataque a Serbia en 1999, de una agresión militar comparable a la agresión de Rusia en Ucrania en la actualidad, cuando en realidad estaba dirigida a acabar con la limpieza étnica de la población albanesa de Kosovo, sin ninguna invasión territorial

– la acusación de que Europa y Occidente, porque ahora están actuando «en una dirección completamente opuesta para promover la paz» y, por lo tanto, alimentan una «escalada» bélica en Ucrania;

– la acusación contra Europa de retirar dos iniciativas que no son «coherentes con su papel como actor de paz», ya que están «proponiendo un tribunal para crímenes cómicos de Rusia y designando a Rusia como un estado terrorista nuevamente»;

– la acusación a Europa y Occidente de haber «descrito progresivamente en los últimos años» la correlación de fuerzas acordada en Helsinki en 1975, «específicamente caracterizada por las reiteradas violaciones de los principios fundamentales del Derecho Internacional y principalmente del primero de estos principios, que es la prohibición del uso de la fuerza”, y ello por “intereses y designios de hegemonía”;

– la acusación contra Europa y Occidente de insistir en «condiciones previas sobre las que no hay disposiciones para la negociación», de adoptar «comportamientos susceptibles de agravar la controversia» y de proponer «el derrocamiento del régimen político del adversario»;

– la acusación a Europa y Occidente de «asegurar el acceso a las fuentes de información rusas», alegando así «una grave violación del Estado de Derecho, capaz de afectar en la forma en que la sociedad civil seduce el conflicto y, por tanto, reacciona antes de eso»;

– la acusación contra Europa y Occidente de haber aplicado sanciones desproporcionadas contra Rusia con el argumento de que “nadie debe agravar o ampliar el conflicto”, cuando en realidad “me parece que esto es lo que está pasando, no nos vamos a quedar mente las declaraciones belicosas con las que muchas partes acompañan la adopción de sanciones”.

La profesora Lugato no representa oficialmente a la Santa Sede, pero pronunció este discurso en un simposio patrocinado por su Santa Sede, en una importante oficina diplomática y con el Secretario de Estado del Vaticano como orador principal.

Por lo tanto, es natural preguntarse cómo conciliar sus posiciones con la línea de la diplomacia vaticana. Salvo que esta línea se apodere de todo, incluidos los “ ladrones ” de la OTAN que han sido señalados, ha sido de poco para Francisco como causa fundamental de la agresión de Rusia contra Ucrania.

Por SANDRO MAGISTER.

CIUDAD DEL VATICANO.

LUNES 19 DE DICIEMBRE DE 2022.

SETTIMO CIELO.

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