Del Diálogo Nacional por la Paz: «Teuchitlán, de la indignación a la acción por la paz»

Guillermo Gazanini Espinoza

Estamos conociendo la etapa más oscura de nuestro país. Sabíamos de estos campos de adiestramiento clandestino, pero no conocíamos los testimonios tan desgarradores como ahora lo tenemos. Hoy sabemos hasta dónde llega la maldad, el deseo insaciable de poder y las complicidades que desprecian la vida humana.

Hoy nos movilizamos para dar un mensaje de esperanza a las madres buscadoras y a todos los colectivos que encabezan el esfuerzo por la justicia en México. Es increíble que un grupo de mujeres ayuden a comprender la dinámica delictiva y los daños cometidos a nuestros jóvenes más que las propias instituciones de justicia.

No podemos quedarnos callados ante tanta crueldad, cada zapato es una historia de dolor y una vida frustrada por la maldad, cada hueso es un llamado a transformar este país de cementerios clandestinos, y cada vela que vamos a encender es un compromiso por la paz y la justicia, por la seguridad y la comunidad.

Por eso, en memoria de los jóvenes y las jóvenes que fueron torturadas, asesinadas por fallar o comidas por los cerdos, en memoria de los que fueron exterminados en Teuchitlán y en tantos centros de adiestramiento que existen en el país, en memoria de los jóvenes que quisieron despedirse y no pudieron, en memoria de todos ellos y ellas confirmamos nuestra lucha por abrir los espacios de diálogo que permitan construir los acuerdos para avanzar en la paz.

Recuperar la paz del país requiere de: 1) Solidaridad con las víctimas de la violencia, 2) Reconstruir la institucionalidad local, y 3) Reconstruir a la comunidad. Desde el Diálogo Nacional por la Paz seguiremos trabajando y colaborando para lograr el México que soñamos, y exigimos el compromiso de las autoridades municipales, estatales y federales para localizar y desmantelar los centros de entrenamiento y exterminio. Hoy se juega el futuro de nuestra juventud, no los podemos dejar a expensas del crimen organizado.

Cada desaparecido, cada asesinato y cada feminicidio es un llamado a defender la vida. Un llamado a unirnos para reconstruir este país. La experiencia muestra que los municipios donde se ha reducido el índice delictivo se deben a la participación ciudadana. Las soluciones que hoy necesitamos surgirán desde abajo y articulando todos los actores de buena voluntad que hoy dicen ¡no más violencia!.

Somos muchos los que deseamos la paz, somos muchos los que estamos dispuestos a reconstruir la comunidad, somos muchos los que deseamos colaborar para sacar adelante a nuestro querido México. Somos muchos los que conocimos la paz y deseamos recuperarla.

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