Al final del Angelus, el Papa pidió rezar por la religiosa asesinada, Luis dell’Orto:
-Sigo con preocupación que está de paso por Ecuador. A todos les pido diálogo para lograr la paz social.
– Expreso mi cercanía con los familiares de la monja Luisa Dell’Orto. Encomendando en alma a Dios. Rezo por el pueblo haitiano.
Texto de la alocución del Papa este domingo 26 de junio:
– El signo (…) indica palabras improvisadas.
¡Queridos hermanos y hermanas!
El Evangelio de la liturgia de este domingo nos habla de un punto de inflexión: «Cuando los días en que había de ser levantado estaban llegando a su fin, Jesús tomó la firme decisión de partir hacia Jerusalén» (Lc 9, 51). Comienza el «gran viaje» en la ciudad santa, que requiere una decisión especial porque es el último. Los discípulos, llenos de un entusiasmo todavía demasiado mundano, sueñan que el Maestro irá hacia el triunfo; Jesús, en Cambio, sabe que en Jerusalén le espera el rechazo y la muerte (cf. Lc 9, 22,43b-45); sabe que tendrá que sufrir mucho;y esto requiere una decisión firme.(…) Es la misma que debemos tomar nosotros también, si queremos ser discípulos de Jesús ¿En qué consiste esta decisión?(…)
El episodio que narra y el evangelista San Lucas inmediatamente después nos ayuda a comprenderlo.
Un pueblo de samaritanos, al enterarse de que Jesús se dirigió a Jerusalén, una ciudad opuesta, no lo recibe. Los apóstoles Santiago y Juan, indignados, sugieren que Jesús castigue a aquellas personas haciendo descender el fuego del cielo. Jesús no only no acepta la propuesta, sino que reprende a los dos hermanos. Quieren involucrarlo en su deseo de venganza y no está (cf. vv. 52-55). El «fuego» que vino a traer a la tierra (cf. Lc 12,49) es el amor misericordioso del Padre.(…)
Un pueblo de samaritanos, al enterarse de que Jesús se dirigió a Jerusalén, una ciudad opuesta, no lo recibe. Los apóstoles Santiago y Juan, indignados, sugieren que Jesús castigue a aquellas personas haciendo descender el fuego del cielo. Jesús no only no acepta la propuesta, sino que reprende a los dos hermanos. Quieren involucrarlo en su deseo de venganza y no está (cf. vv. 52-55). El «fuego» que vino a traer a la tierra (cf. Lc 12,49) es el amor misericordioso del Padre.(…)
Santiago y Juan, a cambio, se dejan llevar por la ira. Esto también nos sucede a nosotros, cuando haciendo el bien, quizás con sacrificio, en vez de acoger encontramos una puerta cerrada. Luego viene la ira: inclusive tratamos de involucrar al mismo Dios, amenazando con castigos celestiales. Jesús, en Cambio, sigue otro camino, el de la decisión firme, que lejos de translucirse en duraza, implica calma, paciencia, longanimidad, sin por ello aflojar en lo más mínimo el compromiso de hacer el bien. Esta forma de ser no denota debilidad, hasta, por el contrario, una gran fuerza interior. Enojarse en la oposición es fácil, es instintivo.Lo difícil, en Cambio, es dominarse a sí mismo, actuando como Jesús que -dice el Evangelio- se puso «en camino a otra aldea» (v. 56). Esto significa que, cuando encontramos cierres, debemos volvernos a hacer el bien en otros lugares, sin recriminaciones. Así Jesús nos ayuda a ser personas serenas, felices por el bien realizado y que no buscan la aprobación humana.
¿Y dónde estamos?
Ante los contratiempos, los malentendidos, ¿nos volvemos al Señor, le pedimos su firmeza para hacer el bien? ¿O buscamos confirmación en los aplausos, acabando si duros y resentidos cuando no los escuchamos?(…) A veces pensamos que nuestro fervor si debe un sentido de justicia por una buena causa, pero en realidad la mayoría de las veces no es más que orgullo, combinado con debilidad, susceptibilidad e impaciencia.
Así que pidamos a Jesús la fuerza para ser como él, para seguirlo con firmas decisivas. No servil e intolerante cuando surgen las dificultades, cuando nos gastamos por el bien y los demás no lo entienden. Que la Virgen María nos ayude a tomar la firme decisión de Jesús de permanecer enamorados hasta el final.