De Veracruz, la traición

Editorial ACN Nº131

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Se han escrito ríos de tinta sobre la traición cometida esta semana en el Senado de la República que inclinó la balanza en favor del gobierno de López Obrador y el duro golpe al sistema de gobierno republicano. ¿Los intereses? Mucho puede especularse, aquí y allá, opinólogos van y vienen con teorías de lo que está en juego. Desde la corrupción en el PAN, el nepotismo, la intencionalidad de que un clan familiar esté en una fórmula de representación, hasta el “borrón y cuenta nueva” de los presuntos delitos del clan familiar veracruzano que ahora goza de la simpatía del presidente y del desdén de la oposición.

En el pasado, ese clan sólo atajó a retar a López Obrador. Hoy conviven en un amancebamiento de corrupción. El padre hablando por el hijo y el hijo votando por el padre, por su salvación. Un voto como epitafio del sistema republicano y calificado de traición, palabra que ha dejado de tener un significado degradante, para convertirse en ejemplo de virtuoso testimonio y de congruencia de vocación política.

Tras este voto, este 15 de septiembre, en un singular espectáculo, el festín estará servido a López Obrador. ¿El platillo? El Poder Judicial entero… En 30 días, comenzará una convocatoria absurda para abrir las plazas escalonadas de jueces y magistrados para acomodar a advenedizos y convenientes aliados que según serán expertos en administrar la justicia. Gracias a un voto, el que cambió el destino del sistema de gobierno y de equilibrio del poder en los Estados Unidos Mexicanos.

Pero, en el fondo, esto también tiene un importante acuse de recibo. Ya no hay una oposición fuerte ni convencida de que su tarea, hoy, es la de ser eso, oposición. En cualquier momento, otro político, podrá pasar al sector oficialista para ofrecerse en sacrificio, mientras se enorgullecen de ocupar una curul o un escaño en el bloque contrario en el colmo del cinismo demostrando lo abyecto y soez que puede ser el discurso y la incongruencia de la conciencia.

En su doctrina sobre la Pasión de Cristo, el Doctor Angélico explica la naturaleza de la traición como un fenómeno de la voluntad que trae, irremediablemente, la condenación y acarrea consecuencias inimaginables para el destino del alma de quien traiciona, sea en esta vida o en la otra. Escribe el Aquinate: “¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso ciertamente que vengan los escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene! Y trata de la magnitud de la pena al decir ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!”

La traición es la muestra más rastrera de la maldad humana… El senador papá lo sabe bien y su mirada, esa mirada extraña y con señales preternaturales de que lo que se le abría en el Senado eran las mismas portae inferi, desencajada como sabiendo que rayaba los linderos del abismos de la perdición. Dante lo imaginó en su Divina Comedia, sólo tres recibieron la “exclusiva” de ser castigados por Lucifer: el Iscariote quien vendió el Maestro; Marco Junio Bruto quien suplicó por la clemencia de César y, después, lo asesinó y Cayo Casio Longino, otro senador, la mente articuló el asesinato de Julio César.

Para ese padre e hijo, titular y suplente en el Senado, las palmaditas de héroes en la espalda, del presidente saliente y su sucesora, fueron un tibio placebo que no ocultan lo que siempre ha sido este sistema político… De Veracruz salió la traición…

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