Mediante un imprescindible podcast con Marcela Reigía, entrevistada por Pedro Mejías y Fuencisla Casanova, acTÚa FAMILIA analiza la política española, que vive uno de sus momentos más convulsos de los últimos años tras la dimisión de Santos Cerdán, hasta el pasado 12 de junio de 2025 secretario de Organización del PSOE, y la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sede de Ferraz. Este escándalo, destapado por un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, ha puesto en el centro de la tormenta al PSOE y al propio Sánchez, generando un torbellino de críticas y cuestionamientos sobre la transparencia y la confianza en las instituciones. Para analizar las implicaciones de esta crisis, contamos con la perspectiva de Marcela Reigía, abogada, analista política y habitual tertuliana en El Toro TV(El Gato al Agua), quien fue candidata de Vox en las elecciones europeas de 2024, ocupando el octavo puesto en la lista.
Un informe devastador y la caída de un pilar del PSOE
El 12 de junio de 2025, la dimisión de Santos Cerdán marcó un punto de inflexión en la crisis política que atraviesa el PSOE. El informe de la UCO, de 400 páginas y fechado el 5 de junio, señala a Cerdán como presunto gestor de una trama de comisiones ilegales por adjudicaciones de obras públicas, en la que también estarían implicados el exministro de Transportes José Luis Ábalos y su exasesor Koldo García. Según el documento, Cerdán habría gestionado pagos por valor de 620.000 euros, con otros 450.000 pendientes, relacionados con contratos de empresas como Acciona. Las grabaciones intervenidas revelan conversaciones entre Cerdán, Ábalos y García que apuntan a un sistema organizado de cobro de mordidas, con referencias explícitas a sumas millonarias y maniobras para influir en adjudicaciones públicas.
Además, el informe de la UCO ha destapado presuntas irregularidades en las primarias del PSOE de 2014, en las que Pedro Sánchez se alzó como secretario general. En un mensaje de texto, Cerdán instruyó a Koldo García para introducir «dos papeletas sin que te vea nadie» en una urna, un hecho que, aunque Sánchez asegura no afectó al resultado final por su amplio margen de victoria, ha avivado las sospechas de prácticas poco transparentes en el proceso interno del partido.
Marcela Reigía, en su análisis, subraya la gravedad de estas revelaciones: «Lo que estamos viendo no es un caso aislado, sino un reflejo de un problema estructural dentro del PSOE. Las grabaciones y el informe de la UCO apuntan a una red de influencias que lleva años operando, comprometiendo la credibilidad no solo del partido, sino de las instituciones públicas. Esto no es solo un ‘caso Koldo’ o ‘caso Cerdán’, como lo quiere pintar el gobierno; es un caso que salpica directamente a la cúpula socialista y pone en entredicho la legitimidad de su proyecto político.»
La respuesta de Sánchez: Disculpas, auditoría y resistencia
En su comparecencia del 12 de junio en Ferraz, la primera en la sede del PSOE desde 2018, Pedro Sánchez adoptó un tono de mea culpa, pidiendo disculpas hasta en ocho ocasiones a la ciudadanía y a los militantes socialistas por haber confiado en Cerdán y Ábalos. «Estaba convencido de la integridad de Santos Cerdán. Nunca debimos confiar en él», afirmó, visiblemente afectado. Anunció una auditoría externa de las cuentas del PSOE para disipar sospechas de financiación ilegal y una reestructuración de la Ejecutiva Federal, con una dirección colegiada liderada por Cristina Narbona hasta el Comité Federal del 5 de julio. Sin embargo, Sánchez descartó categóricamente adelantar las elecciones generales, previstas para 2027, argumentando que «esto no va de mí ni del PSOE» y que su gobierno seguirá adelante para evitar que «la derecha» tome el poder.
Esta postura ha generado reacciones dispares. Mientras algunos sectores del PSOE, como el presidente de la Generalitat catalana, Salvador Illa, han calificado las medidas de Sánchez como «contundentes, suficientes y en la buena dirección», voces críticas dentro del partido, como el exdiputado Odón Elorza, han pedido medidas más drásticas, incluso una cuestión de confianza que podría precipitar elecciones. Para Marcela Reigía, la respuesta de Sánchez es insuficiente: «Pedir perdón y anunciar auditorías es un gesto cosmético cuando el problema es sistémico. Sánchez se aferra al poder, pero su negativa a asumir responsabilidades políticas directas o a convocar elecciones solo agrava la percepción de opacidad. La auditoría externa puede ser un paso, pero sin una renovación profunda y una rendición de cuentas real, no restaurará la confianza perdida.»
La oposición aprieta: PP y Vox exigen elecciones
La oposición, liderada por el PP y Vox, ha aprovechado el escándalo para redoblar sus críticas al gobierno. Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, ha acusado directamente a Sánchez de estar en el «epicentro» de la trama, calificándola como «el caso Sánchez» y exigiendo su dimisión y elecciones anticipadas. «No voy a ser cómplice para ratificar al presidente», afirmó, mientras que el PP ha anunciado que mantendrá abierta la comisión de investigación del caso Koldo en el Senado durante el verano. Por su parte, Vox, a través de su líder Santiago Abascal, ha reclamado un cálculo de «lo que han robado las tramas» y ha instado al PP a presentar una moción de censura, aunque los populares no descartan esta opción en el futuro.
Reigía, desde su experiencia como candidata de Vox, apunta al impacto político de estas demandas: «El PP y Vox están capitalizando esta crisis para deslegitimar al gobierno, pero también están obligados a ofrecer una alternativa creíble. La presión para elecciones anticipadas es comprensible, pero el riesgo es que se perciba como oportunismo político si no se acompaña de propuestas concretas para combatir la corrupción. Vox, en particular, ha sido claro en su mensaje de ‘tolerancia cero’, pero debe evitar caer en una retórica puramente confrontacional.»
Implicaciones para la estabilidad política y las instituciones
El escándalo plantea preguntas fundamentales sobre la transparencia y la confianza en las instituciones españolas. ¿Es este un caso aislado o evidencia de problemas sistémicos? Las grabaciones de la UCO, que incluyen referencias a maniobras para colocar a personas de confianza en empresas públicas y a comportamientos machistas de Ábalos y García, han generado indignación no solo por las implicaciones corruptas, sino también por el daño a la imagen de un partido que se presenta como defensor del feminismo. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha calificado a ambos como «tipos indeseables», reflejando el malestar interno en el PSOE.
Para Reigía, el impacto va más allá del PSOE: «La corrupción no es exclusiva de un partido, pero cuando afecta a figuras tan cercanas al presidente, mina la confianza en todo el sistema político. La percepción de que las instituciones han sido utilizadas para intereses particulares es devastadora. La sociedad española merece un debate serio sobre cómo fortalecer los mecanismos de control y sanción, desde la eliminación de aforamientos hasta sanciones más duras para las empresas implicadas en tramas corruptas.»
Un futuro incierto para el PSOE y Sánchez
Con Cerdán fuera del partido y del Congreso tras renunciar a su acta de diputado el 16 de junio, y con Ábalos y García enfrentándose a citaciones judiciales el 23 y 25 de junio, el caso Koldo promete seguir marcando la agenda política. Los socios del gobierno, como Sumar, ERC y BNG, han exigido explicaciones y medidas contundentes, mientras que algunos, como Yolanda Díaz, han pedido eliminar aforamientos y vetar a empresas que paguen mordidas. Sin embargo, Sánchez insiste en mantener la legislatura hasta 2027, lo que podría tensar aún más las relaciones con sus aliados.
Marcela Reigía concluye con una reflexión sobre el camino a seguir: «El PSOE está en una encrucijada. Sánchez puede intentar capear el temporal con gestos como la auditoría, pero sin un cambio profundo en la cultura política del partido, la sombra de la corrupción seguirá persiguiéndolo. La oposición debe aprovechar esta crisis para proponer reformas estructurales, no solo para ganar votos, sino para devolver la confianza a los ciudadanos. España necesita un liderazgo que priorice la ética y la transparencia, y eso empieza por asumir responsabilidades, no por esquivarlas.»
La crisis del PSOE, con el caso Koldo-Ábalos-Cerdán en su epicentro, no solo pone en jaque al gobierno de Sánchez, sino que reabre el debate sobre la regeneración democrática en España. Mientras la justicia avanza y la presión política crece, el futuro del PSOE y de la legislatura pende de un hilo.