Las fuerzas de seguridad israelíes mataron, detuvieron y torturaron deliberadamente a personal médico y atacaron deliberadamente vehículos médicos, al tiempo que intensificaban el asedio de Gaza y restringían el permiso para salir del territorio para recibir tratamiento. Estas acciones constituyen crímenes de guerra de homicidio intencional y malos tratos y destrucción de bienes civiles protegidos y el crimen de lesa humanidad de exterminio, se lee en las conclusiones del informe de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU sobre el Territorio Palestino Ocupado, incluido el Este. Jerusalén e Israel.
El asunto lo anunció en X el especialista en Oriente Medio, el Dr. Wojciech Szewko. Según la comisión, la destrucción de la infraestructura sanitaria en la Franja de Gaza ha tenido «un grave impacto negativo en la disponibilidad y calidad de los servicios de atención sanitaria, aumentando drásticamente la mortalidad y la morbilidad y violando el derecho a la salud física y mental, que es inextricable vinculado al derecho a la vida.»
Como se señaló, los ataques contra centros de salud han empeorado una situación ya desastrosa con un aumento en el número de pacientes gravemente heridos, aumentando el número de pacientes no tratados que padecen enfermedades crónicas o que requieren atención especializada.
En cuanto a los ataques a los hospitales Nasr, Shifa’, Awdah y Turquía, la comisión concluyó que las fuerzas de seguridad israelíes «no respetaron los principios de precaución, distinción y proporcionalidad, que constituyen crímenes de guerra de asesinatos intencionales y ataques a instalaciones protegidas».
El comando de las FDI defendió la necesidad de bombardear hospitales como infraestructura utilizada por los terroristas de Hamás. Sin embargo, la Comisión «no pudo verificar de forma independiente estas afirmaciones». Además, no se encontraron pruebas de actividad militar por parte de grupos armados palestinos
en Awdah ni en el hospital turco en el momento en que fueron atacados. La comisión confirmó la presencia de un túnel y un pozo en las instalaciones del hospital Shifa, pero no pudo verificar si se utilizaban con fines militares.
La comisión concluyó que los niños también eran víctimas. Cientos de menores de la Franja de Gaza y Cisjordania fueron detenidos. Los niños detenidos fueron sometidos a «violencia extrema» durante el arresto y el interrogatorio. Por ejemplo, a los niños se les pidió que mantuvieran las manos en alto durante horas y se les privó de atención médica. Los niños estaban recluidos en pabellones juveniles superpoblados en prisiones israelíes, principalmente en Megiddo y Ofer. Las autoridades israelíes los sometieron a las mismas restricciones que se aplicaban a los adultos.
El informe también encontró que el abuso institucionalizado de los prisioneros palestinos ocurrió bajo órdenes directas del ministro israelí a cargo del sistema penitenciario, Itamar Ben-Gvir, y fue alimentado por declaraciones del gobierno israelí que incitaban a la violencia y las represalias.
NACIONES UNIDAS.
VIERNES 11 DE OCTUBRE DE 2024.
X/documents.un.org/pch24.