¿Creo en el poder que Dios me dió para sanar a mis hijos? ¿Cómo orar por las heridas de mis hijos?

Psic. Octavio Escobar
Psic. Octavio Escobar

La historia de nuestra iglesia católica, la cual precede en gran parte de la tradición judía, está fuertemente ligada al cumplimiento de la ley del pueblo de Dios y sus mandamientos. Sin embargo, la venida de Jesús, cambia el paradigma de la ley y los sacrificios y pone el centro en la caridad y en el amor.

Esta ruptura conceptual hace foco en la expresión de los sentimientos hacia el prójimo, y no en el cumplimiento de normas, que permitían dejar morir a un hermano si era día de reposo. Fue así como nuestro señor partió la historia en dos, dándonos a conocer el nuevo mensaje: (Juan 13:34). “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”.

 

¿El amor es entonces la medida de nuestra fe?

San Pablo dice en Corintios 12, 31: “Aunque yo tuviera el don de profecía y penetrara todos los misterios, aunque yo poseyera en grado sublime el don de ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor, nada soy”.

Pareciera que según San Pablo, ni siquiera el amor es la medida de nuestra fe. Pero nos da una pista de qué es lo importante.

Recordemos nuevamente el nuevo mensaje de Jesús, “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”. ¿Y hasta qué punto nos amó Jesús? Todos sabemos que hasta la muerte. Sin embargo, Jesús habla de la muerte como amar al extremo, lo que no quiere decir que la muerte sea la única forma en que podemos expresar el verdadero amor. Por el contrario, entregar nuestra vida al prójimo día a día, siendo lo más preciado que tenemos, puede ser la mayor prueba de amor que existe.

Por ejemplo, cuando un padre o una madre resigna sus propios intereses para trabajar un turno extra y darle lo mejor a sus hijos, encontramos una prueba de amor genuino. Sin embargo, esto también nos dice que puede haber amor sin fe, lo cual nos deja desamparados a nuestra suerte ya que no tenemos ese recurso infinito del amor de Dios.

Por eso, a los padres que son parte del Programa de Sanación de sus Hijos, les enseño a profundizar en su fe para que además del gran amor que tienen por sus pequeños, puedan ser partícipes de grandes milagros con el poder y la autoridad que Dios les ha dado. Pareciera poco lo que comprendemos que puede hacer la combinación de amor y fe y es por eso que hago tanto énfasis en conocer lo que Dios nos promete en el evangelio para sanar a nuestros hijos y a nuestras familias.

En conclusión, el amor es clave y necesario para vivir como Cristo nos propone. Entre más amemos, no solo a nuestros hijos sino al mundo entero, más conectados estaremos con Dios. Además del amor, es necesario que pidamos el don de la fe, porque ahí es donde Dios actúa. Por eso hermano o hermana que lees estas palabras, te invito a que profundices en tu fe y aproveches el amor que sientes por tus hijos para que Dios logre grandes obras en ellos y eso te permita expandir el amor a tu prójimo.

Si quieres conocer más sobre el programa de sanación de tus hijos, envíame tu mensaje por WhatsApp al +571 580 6849 y conoce cómo la fe y el amor pueden salvar a tu familia entera.

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Psicólogo Clínico de Colombia