Fuertes tensiones entre cristianos y colonos israelíes en Jerusalén.
La guerra en Gaza es como si se hubiera descorchado una botella.
La alarma es la situación que se ha producido en el barrio armenio, dentro de la Ciudad Vieja, donde cada centímetro cuadrado de territorio siempre ha estado sujeto a limitaciones muy estrictas y efectivamente inmutables.
Todo comenzó silenciosamente el pasado 4 de noviembre cuando residentes armenios protestaron pacíficamente contra la construcción ilegal de estructuras no especificadas (probablemente destinadas a ser un hotel de lujo) dentro de su vecindario. El asunto se intensificó cuando aparecieron colonos armados exigiendo la intervención policial.
Ortodoxos, católicos, coptos y protestantes también salieron al campo en defensa de los armenios con una nota conjunta de solidaridad, con la esperanza de formar un muro y evitar la destrucción o la agitación de un lugar laico.
Mientras tanto, los colonos israelíes con topadoras y excavadorasSe ubicaron dentro del centenario Jardín de las Vacas, un área bastante grande dentro del barrio armenio, protegida por la UNESCO.
El barrio armenio, que por extensión representa una sexta parte de la ciudad antigua, ha estado habitado por armenios desde el siglo IV, durante el inicio de las peregrinaciones cristianas a Jerusalén. Para ellos, preservar este patrimonio no es sólo una cuestión de importancia local, sino que adquiere un significado global.
En el origen de esta crisis hay un acuerdo controvertido firmado hace años por el Patriarca armenio, a través de un sacerdote traficante que fue expulsado por este mismo motivo.
El contrato (se trataba de un contrato de arrendamiento de 99 años) fue impugnado e invalidado por el tribunal israelí este verano, sin embargo, el empresario australiano de origen judío (que había firmado el contrato) junto con un grupo de colonos israelíes (con los que estaba en negocios) todavía aparecieron con topadoras y otras máquinas exigiendo la expulsión de los armenios del Cow Garden.
El proyecto declarado consiste en construir un hotel de lujo en esta zona, lo que no sólo pondría en peligro varias casas armenias, sino que podría abolir un espacio de relevancia cristiana considerado «vital» por el patriarcado.La presencia de colonos armados en el barrio armenio ha intensificado las tensiones entre judíos y cristianos de extrema derecha.
Desde el año pasado hasta este año, antes de que estallara la guerra en Gaza, todos los cristianos (católicos, ortodoxos, coptos, armenios, protestantes) fueron sometidos a continuas y duras provocaciones, episodios agresivos, profanaciones de iglesias y daños a otros lugares sagrados.
Estatuas de Vírgenes destrozadas con palos, escupitajos e insultos a los sacerdotes que pasaban, obstáculos diversos y acoso constante.
En una nota conjunta los Patriarcados cristianos piden a las autoridades aclarar y restablecer la armonía ya que este conflicto pone en peligro la presencia física y espiritual del Patriarcado armenio y de la Comunidad Armenia de Jerusalén. Sin embargo, la policía de Jerusalén pidió a los armenios locales que abandonaran la zona.
Por Franca Giansoldati.
