Córdoba. El P. Óscar: la estola morada que sucumbe entre fuego y sangre

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Doña Dolores hizo su apostolado, con todo el amor y ternura lavó en innumerables ocasiones aquella estola con manchas de sangre: eran las huellas de batalla; mientras lo hacía, rezaba con ahínco a los muertitos. Era mi madre, falleció el pasado 4 de junio.

Así abrió la entrevista el sacerdote-bombero, Óscar Fabricio Martínez Limón, quien reside en Córdoba, Veracruz. Agencia Católica de Noticias conversó con él, quien se niega a definirse como héroe; sin embargo, para muchas personas con y sin fe católica, de alguna forma, lo es.

También lo conocen celebridades del nivel de Alex Lora, rockero; entre otros artistas. Le llueven dedicatorias y saludos con dedicatoria en su Facebook.

Aquella estola sagrada de la que hace alusión con gran sentimiento por el amor que le tuvo a su progenitora, aún reluce en cada rescate y la porta orgulloso debajo de su equipo del Honorable Cuerpo de Bomberos cuando entra en acción; ahí mismo: entre fierros retorcidos de autos que cobran víctimas mortales, atropellados, incendios por tomas clandestinas de proporciones bárbaras y desmembrados por accidentes vehiculares; entre otros accidentes fatales.

En medio de cada evento trágico da la bendición, después de actuar en la emergencia.

Se define como “alguien que trata de ser feliz y de vivir la paz y la alegría”; aunque también es cierto; tanto clérigos como fieles y laicos le han llamado “rebelde” e incluso “loco”, “lo considero ‘motes’ porque exacerban mis cualidades y defectos; lo tomo como apodos que no me quedan, prefiero cuando me dicen: “Padre alivianado”; “con ese calificativo no pierdo mi esencia”.

Narró que tampoco ha sido fácil intercalar las dos actividades: sacerdote y bombero, pues por parte de los clérigos hubo muchos ataques; “ahorita como que ya se resignaron”, dijo en tono pomposo.

Y es que permeaba un ambiente de rechazo: “A mí directamente no me los decían, pero escuchaba por voces de las personas y de los mismos presbíteros, y me fui moviendo en ese ambiente y aprendí a tolerar.

Entre sus anécdotas más representativas platicó cuando llegó a dar misa con su uniforme de bombero; “era tarde para cambiarme y ofrecí la ceremonia con mi uniforme”.

Asimismo, “se hizo mediático que en la comitiva del Papa Francisco, -cuando visitó México-, lo acompañaba un bombero desde el Vaticano”.

“La gente comenzó a decir: ‘¡Bien por ti!’, ‘¡Échale ganas’!, ¡Es un Padre bombero el que acompaña al sumo pontífice (…)!’,

recordó.

Incluso se sumó otro episodio que ayudó a que se dejara de estigmatizar mi labor como bombero y padre; “aquél día en que el obispo de Roma, dio discurso con casco de bombero puesto, esto cobró muchas reacciones positivas entre los cordobeses, entre ellas”: ‘si el Papa lo hace, qué le vamos a criticar o decir al P. Óscar’.

Para el P. Óscar ese momento “fue providencial, ya estaba en la lona por mi lucha para que se me reconociera, matemáticamente estaba derrotado, estaba esperando que me dijera Mons. Eduardo Patiño Leal”: ‘hasta aquí llegaste como bombero y si no te suspendo; ahí estaba derrotado; sin embargo, -expresó con alegría-, nunca sucedió’.

Subrayó que entre el seminario y sus actividades pastorales pasó 8 años en Xalapa, 2 en Veracruz y uno en Orizaba. “Cuando salí del seminario, permanecí en la Diócesis de Córdoba, me tocó su erección para convertirse en Arquidiócesis, permanecí en diversas parroquias”.

A la pregunta de cómo logra organizar sus tiempos para combinar su trabajo pastoral con el de Bombero, sostuvo: “cuando se quiere, se puede”. “Tengo 14 años de padrecito”, remató.

Enfatizó que descubrió que tolera situaciones traumatizantes para la persona promedio, “y ahí fue cuando me di cuenta que Dios algo me estaba pidiendo”.

Sobre sus otras ilusiones, platicó que “tenía la inquietud de estudiar alguna carrera, curso o especialidad en Roma, en la Universidad Gregoriana, o en la Universidad Pontificia de México, de pérdida”, pero nunca fue propuesto para esa encomienda por ninguna autoridad de la Iglesia.

Dijo que sólo una vez estuvo a cargo de una parroquia, cuando fungió como párroco interino, durante 4 años y medio.

Mencionó que actualmente labora en la parroquia de San José Omealca, en Córdoba, Ver., como vicario parroquial.

Sus dos grandes inspiraciones son: P. Francisco J. Krill Horback, párroco de la parroquia de la inmaculada en Córdoba, hoy catedral, quien fundó el H. Cuerpo de Bomberos en Córdoba. Diseñó la primera red de hidrantes en México, trazó calles, así como parques y un sistema de drenaje con agua potable en la misma ciudad. Su nombre está en letras doradas en el salón principal del palacio municipal.

Se suma a su otro héroe a seguir sus pasos, el P. Mychal Judge, quien falleció el 11 de septiembre de 2001, en el Word Trade Center en New York, quien formó parte de los 343 bomberos muertos ese día de los atentados a las hoy extintas Torres Gemelas.

El Dato:

A nivel nacional, sólo hay 2 sacerdotes bomberos certificados para combatir incendios. El P. óscar es uno de ellos.

Los otros clérigos que realizan esta actividad de alto riesgo, pero no cuentan con dicha certificación, alcanzan quizás los 7 o 10 como máximo. Algunos se ubican en San Luis Potosí; Chihuahua, Guadalajara, Chiapas, Toluca y los Cabos, Baja California Sur.

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