Chile nos sorprende. A la reciente victoria en las elecciones de un candidato de tan sólo 35 años, ahora se suma la carta de fuerte contenido político que un obispo católico quiso dedicarle a Gabriel Boric, un mandatario electo sin fe, que no solo irrumpe en el status quo del país andino, sino en el de toda la región.
Con fecha 27 de diciembre, Alejandro Goić Karmelić escribe su misiva con cercanía y sensibilidad, dirigiendo hacia su interlocutor un respetuoso tratamiento de estimado y coterráneo. Es que tanto el monseñor emérito (jubilado) como el electo presidente son nacidos en Punta Arenas, en la llamada «Patagonia chilena» que funciona como virtual puerta de entrada mundial al continente antártico.
Más allá de esta coincidencia, el obispo y el presidente no se conocen personalmente. Sin embargo, el religioso revela que está al tanto de detalles mínimos de la vida del mandatario electo. Se trata de una historia en común, en la que comparten no sólo la ciudad de nacimiento, sino también la de sus ancestros. Es que ambos tienen orígenes familiares en la lejana Croacia.
“Te felicito muy sinceramente por tu elección. Ha sido un triunfo espectacular, no sólo por la enorme cantidad de votantes que te han dado su confianza (4.620.671 de personas, la elección con mayor participación desde la opcionalidad a partir del año 2012, por lo que participó un 55 por ciento de las personas con derecho al voto), sino por las esperanzas que has despertado en el pueblo chileno”, escribió el obispo dos veces presidente de la Conferencia Episcopal chilena (2004 a 2010).
En otro párrafo de la carta, el religioso de casi 82 años hace un recuento de su cercanía con la familia Boric Crnosija, por la amistad con un obispo, Vladimiro, la monja, Sor María, y una laica, Paulina. Tras revelarle varios detalles sobre Croacia, le confiesa al joven presidente que ve en él la expresión de una maravillosa herencia de valores. “Despertaste ideales, sueños de un país más justo, más humano y digno para todos especialmente los más pobres y vulnerables”, destaca.
Luego, el veterano obispo le tiende una mano fraternal cuando reconoce que, pese a no profesar la misma fe, ambos están unidos en la honestidad del “sueño de un país mejor para todos”.
Continuando con la misiva, Goić Karmelić califica como “hermosas” las palabras de Boric en la noche que se confirmó su victoria electoral. Y destaca que el pueblo chileno lo votó porque reconoció en él no una ideología sino cierta “sensibilidad social”. “Vieron en ti – agrega – una respuesta a las demandas más profundas, salarios éticos, justos y dignos; salud al alcance de todos; educación en calidad para todos; reconocimiento y derechos a los pueblos originarios; paz y seguridad para todos los ciudadanos; respecto y dignidad para todos”.
El monseñor tiene una extensa trayectoria en crisis de la vida religiosa y en conflictos de poder político. Presidió el Consejo nacional para la Prevención de Abusos contra Menores y Acompañamiento de Víctimas, dependiente de la Conferencia Episcopal de Chile; se involucró en la defensa de los trabajadores tanto en plena dictadura militar como en tiempos de democracia.
A partir de toda esa experiencia de vida, anticipa a su coterráneo que la tarea no será fácil. “Recibirás muchas presiones”, profetiza. Al referirse a aquellos que seguramente le pedirán acelerar algunos procesos, monseñor le confiesa que coincide con sus palabras de “llegar a acuerdos amplios para lograr avances sólidos”.
El veterano obispo le ofrece a Boric tres encíclicas del Papa Francisco: “Laudato Si”, socio-ambiental, “Fratelli Tutti”, la fraternidad humana, y “Amoris Laetitia” sobre el amor humanos.
Para el final le deja como reflexión la historia bíblica del Rey Salomón, que inicia: “El rey es joven, debe gobernar a un pueblo numeroso, diverso, complejo, con conflictos”.
“Me llamó por teléfono y me agradeció la carta. Fue muy atento, cordial y cercano en su conversación. Para mí resultó muy grata su llamada”, reveló el monseñor.
“Me aceptó los libros que le ofrecí en mi carta y se los hice llegar”, agregó. La respuesta quizás sea una señal, una premonición sobre la posible visita del joven presidente al Sucesor de Pedro en el Vaticano.
Por POR LUCAS SCHAERER.
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