Al contrario de lo que había sucedido en Kiev, donde el cardenal Matteo Zuppi había sido recibido en los más altos niveles comenzando por el presidente Zelensky, en Rusia el emisario del Papa tuvo confirmación: le había designado a un oficial para entrevistarse con él en el Kremlin y así sucedió. Ni el Ministro de Relaciones Exteriores ni el Presidente Putin.
Quien lo recibió -evidentemente en señal de cortesía hacia el pontífice- es el asesor de política exterior del Kremlin, Yuri Ushakov. Esto así lo había anunciado el portavoz Dmitry Peskov, y agregó que los temas centrales de la reunión se refirieron al conflicto en Ucrania.
“En general, ya hemos manifestado varias veces que apreciamos mucho los esfuerzos e iniciativas del Vaticano para encontrar una salida pacífica a la crisis y saludamos esta voluntad del Papa de ayudar a poner fin al conflicto armado en Ucrania”, declaró el portavoz de la Kremlin.
Una vez más, el presidente Putin parecería así despreciar al Pontífice, exactamente como había sucedido al comienzo de la guerra, cuando Bergoglio -convencido de que podía ejercer la persuasión moral hacia el presidente ruso- había ido a la embajada rusa en via della Conciliation para hablar con el embajador ante la Santa Sede, con la esperanza de poder hablar por teléfono con el zar.
La Santa Sede explicó ayer que la misión de Zuppi no es -técnicamente hablando- una misión de paz, dado que no hay un plan propuesto por el Vaticano, sino más bien un intento de esperanza, de crear ese clima que puede llevar mañana a la tensión entre las partes y comenzar las primeras negociaciones.
Zuppi fue elegido por el Papa para esta misión por varias de sus características: es un hombre extraordinariamente empático, por su naturaleza inclinado a resolver disputas, capaz de encontrar una cara amable en cualquier interlocutor. Lo demostró como párroco en Trastevere, en los suburbios romanos, como negociador de paz en Mozambique, en la difícil diócesis de Bolonia y ahora también en la pendenciera conferencia episcopal italiana.
El enviado papal presidió esta tarde una misa en la catedral católica de Moscú. Las reuniones con el patriarca Kirill deberían tener lugar mañana por la mañana. Las reuniones en el Kremlin servirán sobre todo para desenredar la madeja enredada de los veinte mil niños ucranianos deportados a Rusia por soldados rusos para ser adoptados o rusificados. Al mismo tiempo, el tema de los prisioneros (POW) permanece sobre la mesa.
Sin embargo, Rusia ha vuelto a rechazar las acusaciones ucranianas de querer trasladar a 300 niños del territorio ocupado de la región de Zaporizhzhia a la región rusa de Chuvashia. Dmitry Peskov dijo que las afirmaciones no son ciertas:
«Nuestro ejército, arriesgando sus propias vidas, tomó repetidamente medidas para rescatar a los niños evacuándolos de los sitios de bombardeo que, entre otras cosas, las Fuerzas Armadas de Ucrania llevaron a cabo contra la infraestructura civil».
MOSCÚ, RUSIA.
MIÉRCOLES 28 DE JUNIO DE 2023.
IL MESSAGGERO.