En sus saludos, después del rezo mariano, el Papa condenó el «cobarde secuestro de 317 niñas, sacadas de su escuela en Jangebe, Nigeria». Y se detuvo a rezar con los presentes un Ave María, pidiendo para que vuelvan pronto a sus hogares, que la Virgen las proteja.
“Uno mi voz a la de los obispos de Nigeria para condenar el cobarde secuestro de 317 niñas, sacadas de su escuela en Jangebe, en el noroeste del país. Recemos por estas chicas, para que vuelvan pronto a casa. Estoy cerca de sus familias y de ellos. Recemos juntos. Recemos a la Virgen para que los proteja. Ave María…”
Mientras, crece la preocupación por el secuestro de las colegialas desde el pasado jueves. La ONU y la Unión Europea piden la «liberación inmediata e incondicional» de las jóvenes.
La Unión Europea pide la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes, incluidos los estudiantes secuestrados hace más de una semana en otra escuela. Así lo afirmó en una declaración el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, añadiendo que los niños «no deben sufrir las consecuencias de los conflictos».
A él se unió el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, que pidió la liberación de las niñas, subrayando que «las escuelas deben seguir siendo un espacio seguro para el aprendizaje sin miedo a la violencia».
Por su parte, el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, asegura que el gobierno «no cederá al chantaje» de los bandidos que «tienen como objetivo a alumnos inocentes, esperando el pago de grandes rescates». Unicef expresa su gran preocupación y define el secuestro de las escolares, en el noroeste de Nigeria, como «una grave violación de los derechos de los niños y una experiencia horrible», que podría «tener efectos duraderos en su salud mental y su bienestar».
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano.