Comunión de los Santos. -¿Cómo te lo diría? –¿Ves lo que son las transfusiones de sangre para el cuerpo? Pues así viene a ser la Comunión de los Santos para el alma. (Camino, 544)
Vivid una particular Comunión de los Santos: y cada uno sentirá, a la hora de la lucha interior, lo mismo que a la hora del trabajo profesional, la alegría y la fuerza de no estar solo. (Camino, 544)
Aquí estamos, consummati in unum! (Ioh XVII, 23.), en unidad de petición y de intenciones, dispuestos a comenzar este rato de conversación con el Señor, con el deseo renovado de ser instrumentos eficaces en sus manos. Ante Jesús Sacramentado –¡cómo me gusta hacer un acto de fe explícita en la presencia real del Señor en la Eucaristía!–, fomentad en vuestros corazones el afán de transmitir, con vuestra oración, un latido lleno de fortaleza que llegue a todos los lugares de la tierra, hasta el último rincón del planeta donde haya un hombre que gaste generosamente su existencia en servicio de Dios y de las almas. Porque, gracias a la inefable realidad de la Comunión de los Santos, somos solidarios –cooperadores, dice San Juan (3 Ioh, 8.)– en la tarea de difundir la verdad y la paz del Señor. (Amigos de Dios, 154).
Por SAN JOSEMARÍA.