* Reflexiones sobre la reciente Carta de Francisco a todos los Cardenales sobre cuestiones económicas
Algunas observaciones y preguntas.
a) ¿Por qué no convoca un consistorio?
No tenemos recuerdo de una carta similar del Santo Padre a los cardenales para tratar este tipo de cuestiones en público.
Si la situación fuera tan delicada, como se deduce de las palabras de Francisco, ¿por qué el Pontífice no convoca un consistorio ordinario, público o no público? El Papa Francisco nunca se ha reunido con todos los cardenales. Los únicos cardenales colaboradores cercanos al Pontífice (entre los más de 200 del Colegio Cardenalicio) son los del Consejo de los 9 y algunos otros. Entre ellos hay bastantes que fueron consultores cercanos pero luego se separaron (los llamados «asesores rotativos»).
b) ¿Cómo se gasta el dinero de los fieles?
En 2024, es decir, en el siglo XXI, el Papa y la Santa Sede ya no pueden limitarse a hablar de «Misión» en lo que respecta al presupuesto, los ingresos y los gastos.
“Misión” en este contexto es una palabra que puede decirlo todo pero también nada. Debe ser claro y cristalino. Gastar sin explicar de forma transparente cómo se utilizan los recursos de los fieles, ya no es aceptable.
Estas cuestiones se complican aún más si se tiene en cuenta que en este pontificado se han creado diversos organismos que no está claro cómo se mantienen, tales como: Scholas Occurrentes, Universidad del Sentido, diversas Fundaciones, la monstruosamente aumento de los gastos sinodales, la multiplicación de portavoces y salas de prensa, los goteos o pequeños feudos burocráticos de los nuevos Dicasterios, miles y miles de libros sin vender amontonados en los almacenes de la Editorial Vaticana, etc.
Cabe mencionar de paso una particularidad: en algunas oficinas donde se compran bienes materiales, sucede que estos quedan sin usar, a veces sin siquiera quitarles el embalaje. En resumen: corrupción y despilfarro.
Hay más: en numerosos dicasterios de la Santa Sede, antes y después del Praedicate Evangelium (nuevo organigrama de la Curia), se realizaron numerosas contrataciones de expertos y/o consultores con salarios o compensaciones bastante «fuera de lo normal» para utilizar un eufemismo.
c) Consultorías, auditorías y más.
Desde hace algunos años en el Vaticano proliferan enormemente las autorizaciones de servicios, obviamente remunerados, del tipo de consultoría, auditoría o elaboración de informes, encargados a empresas externas.
Una especie de externalización de numerosas tareas que podrían realizarse dentro del Vaticano con sus empleados altamente profesionales. Un caso sorprendente reciente es el que se vio en el Sínodo del año pasado y que probablemente se repetirá en breve. Este tipo de traslado, entre otras cosas, conlleva el riesgo de revelar o revelar información sensible de la Santa Sede. El coste de estas operaciones es muy elevado y parece que ya se han firmado otros nuevos servicios exteriores en el contexto del Jubileo de 2025.
d) Claridad sobre las reformas realizadas.
¿Cuáles son los primeros resultados? En esencia, el llamamiento del Papa a los cardenales es algo correcto y necesario y también debe ser apoyado con un euro donado en la misa dominical.
Sin embargo, la cuestión sobre la que vale la pena reflexionar detenida y honestamente es ésta: el santo Pueblo fiel de Dios del siglo XXI quiere saber cómo se gasta el dinero, dónde se invierte, de dónde viene y cómo se administra. dinero.
En este contexto, este santo y fiel Pueblo de Dios quiere saber cómo avanzan activamente las llamadas reformas de las que habla la carta del Pontífice a los cardenales.
Por LUIS BADILLA.
CIUDAD DEL VATICANO.
MARTES 24 DE SEPTIEMBRE DE 2024.
MIL.